Muchas hemos escuchado que existe en el país, una justicia para ricos y otra para pobres. Como tenemos el concepto de que la justicia es una sola, no nos cerraba la afirmación por ninguna parte.
Hoy entendemos a que se refiere la afirmación. Sucede que quien tiene los medios suficientes como para contratar defensores prestigiosos, de renombre, así sea acusado o acusador tiene mucho más chance de salir airoso.
Sucede que hemos corroborado fehacientemente que esto sucede muchas veces y cuando un juez se encuentra ante uno de estos abogados penalista que frecuentemente han sido su docente en la universidad donde se formaron, saben que enfrentan a una de las personas que más conoce de leyes y de los artilugios de éstas.
Para contratar un especialista de estos basta con tener dinero para pagarlo, pues nos hemos encontrado con que el concepto que generalmente se maneja, nos guste o no, es el de aplicar las leyes vigentes hasta en los más mínimos detalles.
Si así no lo hicieran estarían burlando su propia formación y sus conocimientos. Sucede que en nuestro país el sistema no siempre es manejado por jueces o fiscales óptimamente formados y por lo tanto resultan fácil presa para quienes dominan las leyes al punto de conocerlas en su más mínimo detalle.
No admitimos que haya una justicia para ricos y otra para pobres, pero la realidad indica que el sistema es bastante parecido a esto. Sabemos de casos de delitos aberrantes ya sea contra el Estado o contra terceros cuyos autores han resultado casi ilesos porque han contratado a uno de estos especialistas.
Nuestro mayor temor es que se acuse a personas inocentes y como generalmente estas son pobres y no tienen poder alguno, resultan culpabilizados sin que se pruebe fehacientemente el delito del que se los acusa.
Párrafo aparte merecen los abogados defensores. Atiborrados de trabajo y sin posibilidades de estudiar y conocer debidamente cada caso que les llega, frecuentemente se manejan por la “versión oficial”, que no siempre detalla las cosas como se han registrado.
Conocemos casos de gente acusada que ha logrado demostrar su inocencia en virtud de la labor de la defensa de oficio, pero son las excepciones. A lo sumo puede lograr un arreglo favorable cuyo alcance nunca se conoce debidamente.
No aceptamos que haya una justicia para ricos y otra para pobres, aunque de no corregir viejos vicios del sistema actual los ricos y poderosos, sea de donde sea que han obtenido estos elementos, seguirán teniendo mayores posibilidades de servirse de ella.
A.R.D.
La justicia debe ser una sola e igual para todos
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