“No puedes subir la escalera del éxito vestido con el traje del fracaso”
Zig Ziglar (escritor estadounidense)
Estos días he observado y pensado bastante en la imagen de los políticos, en la imagen que nos llega a nosotros, los ciudadanos: desde cómo se visten, cómo hablan, qué gestos hacen al momento de exponerse en público… Y realmente es impresionante cómo influye todo eso al momento de votar.
Quiero aclarar, ante todo, que para mí la imagen que da un político en la vestimenta por ejemplo, durante una campaña electoral, no se corresponde directamente con que vaya a ser un buen o mal gobernante después, si llega a ganar la elección, eso es otra cosa y quiero dejarlo bien en claro. Pero que influye al momento de votar, sin dudas, y mucho.

Claro, todo esto es permanentemente estudiado por politólogos, asesores de imagen, especialistas en marketing, etc., etc. (ellos son los que asesoran que al subir a un estrado a dar un discurso se use preferentemente camisa lisa y nunca rayada, de modo de resaltar más; que en las fotos se vean las manos abiertas, porque da idea de generosidad y entrega; que las fotos de cuerpo entero sean en lo posible tomadas desde un ángulo de más abajo hacia arriba, para dar imagen de grandeza, etc. etc.) Nosotros, en cambio, no somos especialistas en nada de eso, lo que comentaremos a continuación, lo hacemos como simples observadores.
Hay quienes pueden estar pensando: “se viste bien, anda con buen perfume, habla lindo, capta más votos”. No crea, no crea que es tan así. Eso hasta puede jugarle en contra. Es tan compleja la política… ¿Usted cree que si José Mujica siempre hubiera andado de saco y corbata y con un discurso fino, y con un buen auto en vez del Volkswagen viejito o la motoneta y el buzo jogging azul con que asistía al Parlamento siendo Diputado, hubiera sido Presidente de la República? Yo tengo mis dudas. Y lo tomo a él como mero ejemplo por ser uno de los casos más claros.
Ese ejemplo demuestra que desde hace ya unos cuántos años, parece que habitualmente hay que andar más “con los pies en el barro” para caerle mejor a la gente, ¿se entiende?
Y ahora le propongo trasladar todo esto a Salto.
Yo veo a un Andrés Lima de pantalón vaquero, remera, championes… Y la gente lo sigue, lo acompaña, ha sido Diputado cuando quiso serlo y ha ganado las elecciones a la Intendencia cuando quiso ganarlas, dos veces seguidas, no cualquiera lo logra. Lo logra sí un Eduardo Malaquina, y tres veces todavía. Pero, ¿por qué? Porque Malaquina, entre otras tantas cosas, aunque era un profesional universitario andaba arremangado, tratando de “che y vos” a todo el mundo, con aire “campechano”, y llegaba a una reunión y saludaba uno por uno a todos los presentes, y se acercaba a un frankfurtero que estaba en un acto político y le pedía un pancho y lo comía ahí mismo (como tantas veces lo vimos). Ahora bien, ¿eso quiere decir que Malaquina y Lima fueran, por ese motivo, grandes gobernantes? No, o mejor dicho, cada uno tendrá su opinión, pero no es de eso de lo que estoy hablando hoy, estoy hablando de cómo ese estilo le llega a la gente, cala hondo, eso le gusta a la gente, eso atrae, convoca, la gente siente al político como un semejante, como un igual, y lo acompaña, esto es: le da su confianza y lo vota.
¿Se acuerda de Andrés Lima cuando empezó en su carrera política? Siempre a pie, con mochila al hombro y caminando y caminando….Y así le ha ido bien, y seguro será Senador de la República, no tenga dudas, y quizás llegue incluso a más, es joven, con ganas. Insisto (sigo insistiendo para que no haya malentendidos): no estoy diciendo que eso esté bien o que esté mal, estoy haciendo solo una observación.
En cambio, uno ve otros dirigentes políticos (muchos de ellos, por ejemplo, hoy tirados para atrás en cómodos sillones de la CTM de Salto Grande), a los que solo se los ve en tremendas camionetas, camisa y pantalón y zapatos de las marcas más caras, lentes que parecen de montura de oro y finísimo cristal, perfume de esos que cuestan más de 5.000 pesos…¿En serio creen que algún día la gente los va a acompañar con su voto? O tal vez no tengan esa aspiración. Capaz no lo quieren, capaz su idea es solo disfrutar a su manera de este momento en que están allá arriba, disponiendo de los dineros del pueblo a su antojo, y punto. Y bueno, no es nada ilegal, son opciones válidas, se compartan o no.
Es más, capaz alguien me puede decir: “son auténticos, no fingen nada, no se hacen los pobres, y esa autenticidad es algo a valorar”. Puede ser, no estamos diciendo que no. Tampoco digo que si un día llegan a un cargo alto elegido por el pueblo (aunque díficil la veo) vayan a ser malos gobernantes, como ya lo aclaré.
Pero sinceramente hay cosas que a mí no me cierran… Porque hay aquí en Salto, hombres que han pretendido alcanzar el cargo de Intendente (o de Diputado también en algún caso), y que estoy seguro van a seguir intentando, que no sé quién los asesora…No me explico… El peor enemigo parece que los asesorara.
Hay un (ex y seguramente futuro) candidato a Intendente que cada vez que sube fotos a las redes sociales (ámbito de gran importancia actualmente como vidriera), son fotos en los lugares más lujosos y caros del país: atrás se ven yates, canchas de golf, piscinas de las mejores…¿Así quieren “llegarle” al pueblo?
Imagínese que voy a hacer el lanzamiento de un grupo político y quiero que me acompañe mucha gente. Yo lo haría en el medio del barrio Malvasio, del Nuevo Uruguay, de Salto Nuevo, de Ceibal… o de tantos otros populosos rincones que hay en Salto. Sin embargo algunos optan por hacerlo en el salón más pomposo del hotel más lujoso de Salto… Repito: ¿quién los asesora? ¿un enemigo?… O en el espacio más pomposo de un club ya de por sí identificado con «niños bien», como suele decirse popularmente en Salto. O en los salones de fiestas más caros y lujosos, y de yapa se sirve whisky etiqueta negra a discreción, etc. etc. Yo no entiendo. Bueno… Así también les ha ido a esos aspirantes a Diputado o Intendente, y por supuesto que le hablo de candidatos de distintos partidos.
Todos esos políticos, ¿no ven que al lado de ellos va marchando un tal Álvaro Lima que va, como su hermano: a pie, hablando bajo, mochila al hombro…y que va captando votos por todos lados? Cada uno juzgará si es auténtico o no es más que una falsa pose. Eso es otra cosa. Pero que da resultados electorales, delo por hecho que da.
¿No les falta más “calle”, más “mostrador”, más inteligencia a muchos de los políticos que nos rodean? Creo que sí.
Porque la imagen no es todo, es cierto, pero cómo ayuda!
CONTRATAPA POR: JORGE PIGNATARO