En el corazón del barrio Salto Nuevo, donde las historias se entrelazan con el esfuerzo, la solidaridad y la pasión por lo que se hace, encontramos a José Luis Gómez, un vecino muy querido que ha sabido ganarse el cariño de toda la comunidad.
Su historia está marcada por el trabajo, la perseverancia y un profundo amor por su gente y su barrio. Desde hace más de cuatro décadas, José Luis vive en la misma esquina —en Larrañaga y Patulé—, un rincón que hoy se ha convertido en sinónimo de buena comida, encuentro y tradición gracias a su emblemática parrilla.
Lo que comenzó como un proyecto solidario para sostener económicamente al Club de Ciclismo de Salto Nuevo, del cual fue presidente, cocinero y tesorero, terminó transformándose en una fuente de trabajo y un punto de referencia para vecinos y visitantes.
En aquellos primeros años, la parrilla nació con un fin noble: recaudar fondos para el equipo que llegó a participar en competencias de gran nivel, como la Rutas de América, la Vuelta del Uruguay y la Vuelta Chaná. Sin embargo, la llegada de la pandemia cambió los planes y obligó a José Luis a reinventarse, encontrando en la parrilla no solo un sustento, sino también una forma de seguir conectado con su comunidad.
Con la humildad y el compromiso que lo caracterizan, José Luis recuerda con emoción aquel primer día bajo la lluvia en que, junto a su amigo Marcelo —quien falleció—, encendieron el fuego por primera vez sin imaginar el éxito que tendrían.
Desde entonces, la parrilla se convirtió en un espacio donde el buen sabor se combina con la calidez humana, donde cada domingo los vecinos se acercan no solo a comer, sino también a compartir una charla, una sonrisa o una anécdota.
Hoy, la parrilla de José Luis Gómez sigue creciendo, adaptándose a los tiempos difíciles, pero sin perder su esencia solidaria. Es más que un emprendimiento: es un símbolo de trabajo, compromiso y amor por el barrio. Un lugar donde la lluvia, lejos de ser obstáculo, se vuelve aliada; donde el humo del asado se mezcla con las risas de los vecinos; y donde cada porción servida lleva consigo una historia de esfuerzo y gratitud.
Salto Nuevo, su barrio de toda la vida, no solo es el escenario de esta historia: es su motor y su inspiración. Allí, José Luis ha construido no solo una parrilla, sino también un legado de trabajo comunitario y afecto sincero hacia todos los que, domingo a domingo, eligen compartir un almuerzo “hecho con el corazón”.
Por tal motivo, el protagonista de la historia de vida de hoy es José Luis Gómez. “Mi familia es muy poca, actualmente soy yo y mi hija.”
¿Qué te motivó a comenzar con la parrilla?
“La parrilla se formó hace ya unos cuantos años. Era para solventar el gasto del club de ciclismo que había de Salto Nuevo. Estuvimos tres años, y toda la ganancia de la parrilla era para eso.”
¿Cómo era lo del Club de Ciclismo? ¿Qué papel ocupabas vos?
“Era el presidente, era el cocinero, era el tesorero, hacía de todo ahí. Salto Nuevo participó dos veces en Rutas de América, dos veces en la Vuelta del Uruguay, Vuelta Chaná, calendario nacional… Y cuando llegó la pandemia se desarmó el club. Se cortó por dos años, creo que fue porque no hubo ciclismo, no hubo actividad, y ahí agarré el mando para mí de la parrilla.”
¿Cómo fue el primer día en la parrilla, cuando encendiste el fuego? ¿Cómo fue ese primer día?
“Fue un día de lluvia, con mucho miedo prendimos, y con Marcelo —quien falleció— empezamos con él. Él empezó dándonos una mano, y con mucho miedo ese día de lluvia, pero Dios nos ayudó y se vendió todo. El barrio colaboró.”
El barrio, una parte importante para la parrilla.
“Sí, el noventa por ciento casi, porque el barrio apoya mucho a la parrilla. Viste que nosotros siempre hacemos eventos para colaborar con distintos casos de vida también, y el barrio siempre apoya.”
Además de la parrilla, hacen buseca.
“Sí, la clásica y muy nombrada buseca, sale rica.”
Ese primer día en la parrilla nos comentabas que vendiste todo, ¿alrededor de cuánto? “Empezamos con medio poco, porque nada que ver ahora comercialmente. Se vende, pero ponele que empezamos con tres fundas de pollo, 100 kilos de asado —asado sí, siempre pusimos cantidad—, chorizo y un parrillero grande igual cuando empezamos. Pero se vendió todo ese día, increíble, todo se vendió bajo agua.”
¿Cómo es el trato con la gente?
“Es bueno. Yo me siento ahora, no trabajo tanto, pero más bien me siento a conversar con la gente, a saludar a los vecinos, a los clientes. Y eso es lo lindo, el saludo con los vecinos, eso es muy lindo.”
¿Alguna anécdota que recuerdes con cariño de la parrilla?
“Y siempre los dichos que teníamos con Marcelo, esas cosas que teníamos con él. De mañana nos reíamos, a las seis de la mañana prendiendo el fuego. Siempre teníamos nuestras anécdotas. Marcelo me dejó muchas enseñanzas a mí.”
¿Los días de lluvia se complica un poco?
“Actualmente estamos muy bien organizados y, en cuestión del primer día, ahora esperamos que llueva porque estamos preparados para eso.”
“Decimos: ‘Hoy hay lluvia, bueno, hoy vienen todos para acá, nadie cocina y vienen todos para acá’. Y así es, los días de lluvia nos va mejor que los días de sol.”
Varios momentos lindos te ha dejado la parrilla.
“Sí, y más bien el trato con todos los vecinos, y gente de otros barrios que vienen también. Eso es lo lindo, el trato con la gente.”
La parrilla, la cual está ubicada en Larrañaga y Patulé, en el barrio Salto Nuevo.
¿Qué es Salto Nuevo para vos?
“Salto Nuevo es mi vida, porque yo nací en este barrio. Estuve pocos años fuera de él, en mi niñez nomás, y después en esta esquina estoy hace —este año— ya hace 40 años justito que estoy en esta esquina. Toda mi vida acá.”
Comentan que sos un gran colaborador con los de formativas de Salto Nuevo. “Hay que devolver un poco lo que el barrio le da a uno. Uno tiene que devolvérselo, y es bueno apoyar a la juventud. Siempre estuve con el tema del Codecam, del ciclismo, con el baby, con todos he colaborado, y la juventud hay que apoyarla.”
“La parrilla es casi el setenta por ciento de mi ingreso de vida, es mi sustento.”
A futuro, ¿cómo ves la parrilla?
“Y ahora estos últimos meses veo que está difícil, la gente no tiene muchos recursos económicos, pero igualmente bien, y nos vamos amoldando a la situación.”
En la parrilla van anexando cosas nuevas, como el sorteo de milhojas todos los domingos. “Nosotros tenemos un eslogan acá: ‘Ustedes ponen el almuerzo y nosotros el postre’, porque todos los domingos tenemos cuatro. Eso sí, desde el arranque de la parrilla, todos los domingos sorteamos cuatro postres milhojas. Los clientes, cada uno, tiene un cupón cuando compra, y ahí se hace el sorteo. Siempre tratamos de devolverle algo al cliente por lo que colabora con nosotros.”
Para culminar la nota, ¿qué le podés decir tanto al barrio como a los clientes que vienen de varios lugares, no solo de Salto Nuevo?
“Que sigan colaborando, porque es una fuente de trabajo que hay más acá en el barrio, y nada más que agradecerles. Agradecerles por su preferencia todos los domingos. Es algo que lo hacemos de corazón y también por necesidad, pero realmente lo hacemos con ganas al trabajo.”









