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jueves, marzo 13, 2025
Columnas De Opinión
Ignacio Supparo
Ignacio Supparo
Ignacio Supparo Teixeira nace en Salto, URUGUAY, en 1979. Se graduó en la carrera de Ciencias Sociales y Derecho (abogado) en el año 2005 en la Universidad de la República. Sus experiencias personales y profesionales han influido profundamente en su obra, y esto se refleja en el análisis crítico de las cuestiones diarias, con un enfoque particular en el Estado y en el sistema político en general, como forma de tener una mejor sociedad.

LA GRAN MENTIRA TRANSGÉNERO: EL DAÑO IRREVERSIBLE DE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO A NIÑOS Y JOVENES

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Estamos permitiendo que los niños que ni siquiera han alcanzado la madurez emocional o cognitiva tomen decisiones que afectarán el curso de sus vidas de manera irreversible.

Abigail Shrier

Introducción: Un fenómeno sin precedentes y un debate silenciado

En la última década, el número de adolescentes que se identifican como transgénero ha crecido exponencialmente. En países como Estados Unidos, Reino Unido y España, se ha registrado un aumento del 4000% en el diagnóstico de disforia de género en niñas. Este fenómeno, que hasta hace poco era extremadamente raro y se presentaba mayoritariamente en varones desde la infancia, ahora afecta principalmente a adolescentes mujeres sin antecedentes de disforia.

Sin embargo, quienes intentan analizar críticamente este fenómeno enfrentan censura, cancelación y ataques ideológicos. Profesionales e investigadores de renombre y prestigio como José Errasti, Pablo Iturralde Muñoz, Abigail Shrier, Lisa Littman, Jordan Peterson y Dennis Moran, entre muchos otros, han alertado sobre los peligros de este movimiento, señalando que la llamada «ideología de género» ha reemplazado la evidencia científica por dogmas políticos. Pero sus advertencias han sido acalladas bajo la excusa de la «inclusión» y la “diversidad”.

Lo que está ocurriendo no es un avance en derechos, sino una manipulación ideológica que está llevando a miles de jóvenes a tomar decisiones irreversibles con consecuencias devastadoras.

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La legislación uruguaya y la imposición de la ideología de género

En Uruguay, la Ley N° 19.684, conocida como Ley Integral para Personas Trans, aprobada en 2018, ha consolidado la ideología de género en el sistema legal. Esta norma permite que menores de edad accedan a tratamientos hormonales y bloqueadores de la pubertad sin necesidad de consentimiento parental, e incluso habilita cirugías de reasignación de sexo financiadas por el Estado.

Además, establece cuotas laborales obligatorias para personas trans en el sector público y privado, otorga subsidios estatales, y permite que cualquier persona cambie su nombre y sexo en documentos oficiales sin requisitos médicos ni psicológicos.

Lejos de tratarse de una ley de «inclusión», esta normativa legisla sobre el sentimiento y la autopercepción, institucionalizando  la manipulación de jóvenes y la intervención del Estado en decisiones médicas que pueden tener consecuencias irreversibles. Mientras tanto, se silencia cualquier cuestionamiento científico o crítico, y quienes intentan advertir sobre los riesgos de esta ideología son acusados de «discurso de odio».

Lo que está ocurriendo en Uruguay no es una excepción. Es parte de una estrategia global que, bajo la bandera de los derechos humanos, está impulsando la medicalización de adolescentes sanos y la destrucción de la identidad biológica con fines políticos e ideológicos.

1. De la disforia de género a la moda transgénero

Hasta hace unos años, la disforia de género era un diagnóstico extremadamente raro. En 2013, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) aún consideraba la disforia de género como una condición médica que requería una evaluación psicológica rigurosa antes de cualquier intervención médica.

Pero hoy, cualquier adolescente que diga sentirse incómodo con su género es tratado como un “hombre o mujer atrapado en el cuerpo equivocado”. La pregunta es obvia: siendo que el cuerpo es un objeto inanimado, que no piensa ni se puede equivocar, no será que en realidad el problema está en la mente….¿no será un problema mental más que físico? 

A partir de la incomodad se concluye que se trata una patología de género, ignorándose por completo otros problemas psicológicos subyacentes como la depresión, ansiedad, abuso sexual, trastorno del espectro autista o problemas de identidad propios de la adolescencia.

Testimonio: Keira Bell, la joven que demandó a una clínica trans

Keira Bell, una británica que fue sometida a bloqueadores de la pubertad y tratamientos hormonales en la famosa clínica Tavistock, se convirtió en una de las voces más importantes en contra de este sistema. 

A los 16 años le recetaron testosterona sin una evaluación psicológica seria, y antes de los 18 años ya se había sometido a una mastectomía.

Hoy, Keira lamenta su transición y ha demandado a la clínica Tavistock, que en 2022 fue cerrada por violar estándares médicos básicos. “Me dijeron que mis problemas se resolverían si cambiaba de género, pero eso fue una mentira. Ahora tengo un cuerpo mutilado y daño irreversible”, declaró en un testimonio ante los tribunales británicos.

Su caso se replica en infinidades de jóvenes, pero esas noticias de arrepentimiento, sufrimiento y detransicion no salen en los medios.

2. El modelo afirmativo: ¿tratamiento o negligencia médica?

El llamado «modelo afirmativo» ha sido adoptado por muchas instituciones médicas bajo la presión de grupos activistas. Este modelo parte de la idea de que cualquier menor que se identifique como trans debe ser afirmado en su identidad sin cuestionamiento alguno.

Es decir, no se trata su disforia o patología, sino que se profundiza en la misma, con métodos afirmativos.

Esto ha llevado a que niños de tan solo 7 años sean sometidos a bloqueadores de la pubertad y adolescentes de 14 años reciban hormonas cruzadas, a pesar de que no existen estudios a largo plazo sobre los efectos de estos tratamientos.

Según un estudio publicado en 2020 en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, el uso de bloqueadores hormonales en menores puede provocar infertilidad permanente, disfunción sexual, osteoporosis y problemas cognitivos (ansiedad, depresión o estrés) y de control de impulsos y emociones.

 Los bloqueadores hormonales son a menudo solo una parte de un tratamiento más amplio para la disforia de género, que puede incluir el uso de hormonas sexuales cruzadas (estrógenos o testosterona). El uso simultáneo de bloqueadores hormonales y hormonas de transición puede generar riesgos adicionales, como problemas cardiovasculares, cambios en el metabolismo y riesgos para la salud a largo plazo. 

A pesar de estas evidencias, se siguen promoviendo estos tratamientos sin considerar las consecuencias irreversibles para los jóvenes.

Caso: Escocia permitirá cambios de género sin consentimiento parental

En Escocia, se aprobó una ley que permite a los menores de 16 años cambiar legalmente de género sin necesidad de autorización de sus padres. Esto significa que un adolescente puede iniciar un proceso de cambio de sexo sin que sus propios padres tengan derecho a intervenir.

¿Desde cuándo un menor es considerado lo suficientemente maduro para tomar una decisión que podría destruir su futuro?

Padres y madres han perdido la custodia a manos del Estado por oponerse a que se le cambie la identidad a su propio hijo. 

¿Existe atropello más grande por parte del Estado hacia la libertad, la patria potestad, la intimidad, el derecho de los padres a decidir lo que es mejor para sus hijos, y en contra de la familia?

Sepan que está sucediendo. La patria potestad de nuestros hijos está en riesgo.

3. El negocio detrás de la identidad de género

La transición médica se ha convertido en una industria multimillonaria. Clínicas privadas, farmacéuticas y cirujanos plásticos han encontrado en la moda trans una fuente inagotable de ingresos.

Los bloqueadores de la pubertad cuestan entre 1.200 y 1.500 dólares al mes.

Las cirugías de reasignación de sexo pueden costar entre 50.000 y 100.000 dólares.

Las hormonas cruzadas deben tomarse de por vida, lo que genera un ingreso constante para las farmacéuticas.

Las clínicas trans han pasado de ser instituciones médicas a negocios que venden una “solución instantánea” a jóvenes en crisis, sin importar los daños que puedan sufrir en el futuro.

4. La censura y el miedo a hablar

Médicos, psicólogos y académicos que han cuestionado la ideología de género han sido perseguidos, despedidos o censurados.

Ejemplo: El caso de Lisa Littman

Lisa Littman, investigadora de la Universidad de Brown, fue una de las primeras en documentar el fenómeno de la disforia de género de inicio rápido. Su estudio demostró que muchas adolescentes comenzaron a identificarse como trans después de estar expuestas a grupos de redes sociales y foros online, sin que antes mostraran ningun síntoma de tal disforia. La medica comprobó que la mayoría de los casos se trata de una moda, que se contagia en los adolescentes a través de las redes sociales, influencers como Chase Ross y un sin número de videos y material en la web que muestran que ser “trans” es “cool”.

Su investigación fue retirada temporalmente tras recibir ataques de activistas trans. A pesar de que luego fue reinstalada con correcciones menores, su reputación fue dañada y muchas instituciones evitaron trabajar con ella por miedo a represalias.

El mismo caso de persecución fue el que padeció el prestigioso Psicólogo Jordan Peterson, habiendo sido señalado, perseguido y castigado en el ámbito académico y profesional.

5. Conclusión: ¿un avance en derechos o un experimento social peligroso?

Lo que comenzó como una lucha por la aceptación y los derechos de las personas transgénero ha evolucionado en un experimento médico y social sin precedentes, donde menores de edad son sometidos a tratamientos irreversibles sin la supervisión adecuada y sin tener la madurez intelectual para decidir sobre estas cuestiones que hacen a la esencia de su vida y de su biología, y que le cambiaran la vida para siempre.

El debate no es sobre «derechos», sino sobre la manipulación de adolescentes vulnerables para alimentar una industria lucrativa y una agenda ideológica.

Mientras los gobiernos sigan imponiendo a fuerza del garrote legal una ideología sexista, antinatural, que no tiene ningún respaldo en la ciencia, y promoviendo la transición médica sin cuestionamientos y silenciando a quienes alertan sobre sus peligros, miles de jóvenes seguirán cayendo en una trampa de la que muchos no podrán escapar.

PROTEJA A SU FAMILIA Y A SUS HIJOS DE LA IDEOLOGIA DE GENERO.

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