La educación es el botín más preciado para cualquier ideología. Esto explica por qué los planes educativos son en cualquier sistema de gobierno uno de los puntos urticantes, de los más polémicos y centro de los mayores debates.
Es que cualquier sistema político piensa que “moldeando” a su manera de pensar a las futuras generaciones se asegura que habrán de aprobar sus ideas y por lo tanto serán sus seguidores. Esto rige para todas las ideologías, tanto de las llamadas derechas e izquierdas, como las religiosas y demás.
Nadie piensa verdaderamente en darles libertad de acción a las nuevas generaciones, aunque todas hablen de la libertad de expresión, como uno de los valores más preciados de cualquier sistema. Desde que tenemos uso de razón hemos asistido invariablemente a tremendas discusiones y a enfrentamientos muy severos por el rumbo de la educación. Siempre ha sido y será así, en las últimas décadas recordamos los planes del entonces ministro de educación y cultura, Dr. Julio María Sanguinetti, pasando por el Lic Germán Rama, y ni que hablar por otros planes totalmente opuestos en gobiernos de diferente extracción.
Por estos días los enfrentamientos subsisten, quienes defienden una y otra postura, tienen diferentes manifestaciones y también diferentes seguidores. Todos hacen hincapié en aspectos laterales, que la comida, que las vacaciones, que los días perdidos de clase para los jóvenes.
Nadie admite que lo que verdaderamente está en juego es el sistema educativo, vale decir si realmente queremos que las futuras generaciones aprendan a pensar, a hurgar, a profundizar. Que aprendan a distinguir entre una noticia verdadera y una “Fake News” (noticia falsa) o si sencillamente preferimos que sean útiles al sistema de gobierno y por lo tanto si piensan como nosotros mejor.
Recientemente, como todos los 22 de setiembre se festejó en nuestro país el Día del Maestro, elemento clave en cualquier sistema educativo, desde el momento que recibe a los niños más pequeños y les da las primeras pautas de honestidad, de sinceridad de justicia social.
Los maestros que cumplen a conciencia con su deber saben que el rol que juegan en la primera infancia es fundamental en la forma de pensar de los futuros jóvenes.
Hacia allí deben apuntarse todas medidas, los demás aspectos, como los zapallos en la carreta, se irán acomodando a medida que ésta se ponga en marcha.
A.R.D.
La educación o el botín más preciado
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