De acuerdo a la información proporcionada desde la misma empresa estatal, OSE pierde alrededor del 50 por ciento del agua potable que “produce”, por diferentes deficiencias de su red de distribución.
El costo de lasta ineficiencia en el servicio obviamente lo estamos pagando los consumidores, en cuanto la empresa debe estimar sus presupuestos teniendo en cuenta esta pérdida en el servicio que presta.
En Salto se sabe que aún quedan tramos de cañerías que datan de casi un siglo atrás, o más y lógicamente las fisuras y pérdidas por la propia corrosión de estas tuberías son muy importantes y causan frecuentemente los mayores problemas en el servicio.
Desde hace varios meses la empresa en Salto está abocada a realizar una serie de obras, instalación de más controles y formación de redes menores de distribución que le permitirá un mejor manejo del servicio además de mayores controles en referencia a la eficiencia en la distribución del agua.
Este es uno de los elementos básicos en el servicio de OSE. El agua dulce es uno de los elementos más preciados en nuestros días y de acuerdo a lo que se vaticina seguirá siéndolo, al punto que hay agoreros que señalan a este elemento vital para la vida, como la causa de las futuras guerras.
Uruguay, como país rico en agua dulce, tiene una enorme responsabilidad con el futuro, pero no hay futuro si no preservamos como corresponde el presente, el cuidado del agua en todas las etapas de su extracción y consumo debe ser objeto de una preocupación especial en la administración pública.
Por eso es oportuno que se adopten medidas como las que referimos, como también que se haga la anunciada obra de tratamiento de las aguas cloacales antes de ver devueltas al río Uruguay.
Uruguay, Argentina y Brasil tienen en este sentido una gran deuda ambiental. Centenares de poblaciones, algunas de gran porte que se ubican a lo largo del río y sus principales afluentes, al día de hoy vierten los residuos cloacales “en crudo” al río, provocando el daño que es de suponer.
Los mayores inconvenientes, estarían vinculados, fundamentalmente a los detergentes y otros productos químicos que van junto a las aguas residuales y su acumulación daña la calidad del agua.
Son estas algunas de las deudas que mantiene OSE desde hace muchos años, porque la desidia en la atención de estos temas nos ha llevado al borde la crisis, sin que le prestáramos mayor atención.
Es hora que cuidemos lo que tenemos o las generaciones futuras nos habrán de reclamar con justa razón, por haber destruido o dejado destruir los recursos naturales que les corresponden.
