
Esther Reinoso es una de las referentes más comprometidas de la Asociación de Ciegos de Salto. Desde hace más de dos décadas, esta organización sin fines de lucro trabaja para mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad visual.
En conferencia de prensa, acompañada por los integrantes de la comisión Daisy Cámpora y Carlos Artegoytia, Esther Reinoso manifestó la preocupación colectiva preocupación ante una amenaza urgente: el posible desalojo del local que han ocupado durante los últimos nueve años. En esta entrevista, Reinoso detalla la situación que atraviesan, repasa los logros alcanzados y realiza un llamado a la comunidad salteña para sostener un espacio que representa autonomía, inclusión y esperanza.
¿Cómo nace la Asociación y qué tareas realiza actualmente?
La Asociación de Ciegos existe hace 22 años y tiene personería jurídica. Nunca recibimos apoyo gubernamental sostenido. A veces la Intendencia nos ha ayudado, pero ya hace años que no recibimos nada. Durante la pandemia, Salto Grande fue clave para que pudiéramos seguir funcionando.
Nuestro objetivo es ayudar a las personas con discapacidad visual —ciegos o con baja visión— a tener una mejor calidad de vida. Enseñamos a usar el bastón blanco, lo que permite que muchas personas se desplacen solas por la ciudad. Además, ofrecemos talleres de informática y manejo de celulares con sistema hablado, braille, cocina, manualidades, tejido e hilado. Todo eso lo hacemos de forma honoraria, por convicción y amor a lo que hacemos.
¿Cómo llegaron al local actual y qué pasó recientemente?
Estamos acá desde hace nueve años. Siempre se nos aseguró que teníamos el comodato por muchos años, por eso invertimos en mejorar el lugar. Si ustedes ven, el salón está arreglado, salvo una pared que tiene humedad.
Lamentablemente, nos enteramos hace poco de que el local fue vendido. Nos avisaron después de que ya se había concretado la venta. Fue un golpe muy fuerte. No solo por lo económico, sino porque pusimos mucha ilusión en este espacio. Nos dieron un año para irnos, pero trasladar una asociación no es fácil. Un año pasa volando.
¿Qué opciones están manejando?
Queremos llegar a la comunidad salteña. Necesitamos conseguir un lugar: una casa, un terreno, algo que nos brinde estabilidad. Lo único que pedimos es que pasen varias líneas de ómnibus por la zona, como ocurre acá. Es fundamental para que las personas ciegas puedan llegar por sí solas.
Sabemos que BPS otorga una ayuda, pero no es suficiente. Si lográramos conseguir un terreno donado, quizás podríamos levantar algo con ayuda de BPS y otras colaboraciones. Ya estuvimos siete años en el Club de Leones, luego vinimos acá, y antes hacíamos reuniones en casas de familia. Pero con los talleres que tenemos ahora, necesitamos un lugar con espacio físico real.
¿Cuántas personas participan activamente en la Asociación?
Entre 30 y 40 personas vienen regularmente. Sabemos que hay muchas más, pero no se animan. . Tenemos el caso de Analia, una joven que quedó ciega a los 18. Estuvo encerrada en su casa hasta que una estudiante de facultad nos contactó. La visitamos, hablamos con ella, y un buen día vino con su abuela. Ahora Analia anda sola por la ciudad.
Pero el paso más difícil es empezar. A veces solo se necesita que alguien acompañe las primeras veces. Muchas personas ciegas están sin ninguna actividad en sus casas, no por falta de capacidad, sino por falta de contención.
¿Qué otros logros destacaría de los talleres?
Hoy en día, por ejemplo, gracias a las pequeñas computadoras que entrega Primaria —las «ceibalitas»— los chicos pueden estudiar con lectores de pantalla. Acá hay casos como Miguel Silveira o Javier Camiento, que terminaron el bachillerato en UTU gracias a ese acceso. La Escuela Nº 5 es la escuela inclusiva de Salto y tiene muchos niños con discapacidad visual que estudian y se desarrollan.
¿Qué puede hacer quien quiera colaborar con la Asociación?
Quienes deseen ayudar pueden acercarse a nuestro local en 8 de Octubre 2083, de 15 a 17 horas, todos los días salvo cuando llueve. También pueden llamar al teléfono fijo 473 20671, o comunicarse conmigo al celular 098 566 277. Otro contacto es el de Camito: 098 007 400.
Apelamos a todos: instituciones, autoridades, personas solidarias. Sabemos que en Salto hay gente que tiene propiedades y que muchas veces han donado terrenos o locales a asociaciones. Nuestra lucha es por un lugar estable, un espacio que asegure la continuidad de una tarea vital.
¿Algún mensaje final?
Sí. La Asociación de Ciegos no puede desaparecer. Es mucho más que un salón o unos talleres. Es un punto de encuentro, una oportunidad para aprender a vivir con autonomía, para dejar de depender totalmente de los demás. Todos podemos hacer algo. Salto no debe permitir que este espacio desaparezca.