Será un alto precio, sin lugar a duda. El pasar las denominadas fiestas tradicionales, separados, cuando se acostumbra hacerlo en reuniones familiares, cuando se trata de una de las fechas en las que tradicionalmente se producen los encuentros familiares, se disfruta y comparte será un verdadero desafío.
Lo ha sido y lo es también para quienes han tenido enfermos por este virus y no los pueden cuidar y visitar, sobre todo para los que han sufrido la pérdida de algún familiar y no lo pueden despedir como siempre han querido.
Sabemos de familias que pasan todo el año planificando estos encuentros e incluso esperando a quienes a veces ni siquiera están en el país y sólo en estas ocasiones se dan las condiciones para volver a encontrarse, pero bueno hay que entender que estamos en una situación anormal.
Esta pandemia exige que se actúe de acuerdo a los dictados de la cabeza, del cerebro y no del corazón, de las emociones. Los países han adoptado protocolos que van mucho más allá de los sentimientos. Es que si verdaderamente apreciamos la salud y las mejores condiciones de todos los seres que amamos, tenemos que asumir que en esta ocasión se impone la prudencia, se impone evitar los riesgos innecesarios y aguardar a que llegado el momento estemos todos sanos para encontrarnos.
Sabemos que no estamos ante una decisión fácil. No quisiéramos estar en los zapatos de quienes por provenir de otro departamento o de lugares con una mayor circulación del virus, contagian a sus familiares.
Sabemos que también hay personas que prefieren correr este riesgo y sabemos que muchas veces cada situación es diferente.
Evitar la venida, el encuentro tampoco los podrá salvo del riego de contraer la pandemia, pero al menos lo disminuye y si se enferman al menos no sentiremos culpa alguna, como podríamos dejarnos en caso contrario.
Es sin duda un precio caro, altísimo, el que hay que pagar, pero creemos que necesario. Tenemos que entender que muchas cosas han cambiado ya y esta es una de ellas. Ojalá tengamos nuevas oportunidades, nuevos encuentros y mayor integración, pero hoy las condiciones no están dadas para hacerlo.
Es hora de entenderlo y asumirlo como corresponde, debido a que el riesgo existe y lo prudente es cuidarnos, para cuidar al mismo tiempo a los demás.
A.R.D
Debe mandar la cabeza y no el corazón
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/l8me
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/l8me