Días atrás nos referíamos en estas columnas a la renuncia del Jefe de Policía de Montevideo, Erode Ruiz y hoy volveremos sobre el tema, porque ha tenido una gran repercusión, tal como era de esperar.
Lo que nos deja dudas y entendemos que sería lamentable es que la destitución (mediante el “agradecimiento por los servicios prestados”) hubiera tenido por origen salvaguardar un ego personal. En este caso el del ministro del interior, Dr. Jorge Larrañaga.
Como lo expresáramos por entonces, podemos entender perfectamente si la destitución se hace en virtud de la no aceptación del reproche, o por una reacción fuera de lugar, por haber tomado una iniciativa inconsulta. Por más que nos parezca exagerada entendemos que a este nivel rigen las jerarquías y la cadena de mando debe respetarse.
Ahora bien, lo hemos expresado también en estas columnas, la gravedad del hecho no daba para una destitución, aunque tampoco se trata de un simple “error” cometido por un novato, teniendo en cuenta que el destituido ya ha desempeñado el mismo cargo en varios departamentos.
Por lo tanto deberían de quedar suficientemente aclaradas las causas que llevaron a esta destitución. No creemos que respondan a otra cosa, como se pretendió señalar en principio, ni tampoco creemos que sea una revocación “graciosa”, desde que se le agradeció los servicios prestados.
En nuestra posición, entendemos que a alguien “se le haya ido la moto”, como suele decirse hoy y creemos que es lo más probable, una situación que no tiene “reversa”, pero preferimos quedar tranquilos que esta ha sido la situación y no que en su base estén presentes mezquinos intereses políticos que anteponen el “prestigio” personal al interés social.
Nuestro temor apunta a esto, que se haya antepuesto esto y en la situación creada quien o quienes salen ganando son precisamente los que se trató de frenar.
Esta es la situación que no queremos para el país, vale decir que no queremos que sea afectada la seguridad de la población por el “orgullo” o capricho de alguien que en estos momentos tiene poder.
La grandeza de los hombres se ve cuando son capaces de relegar sus propias ambiciones en beneficio de los intereses de la población.
No es lo que vemos precisamente y por lo tanto entendemos que aún falta mucha información sobre el particular y esperamos conocerla debidamente.
A.R.D
