Jugarla de “inocente” no aporta precisamente

Cuando recientemente escribimos sobre la radicalización que notamos en nuestros días, no tomamos parte por nadie, ni ninguna posición. Es por eso que entendemos necesario profundizar en lo que dijimos.
Cuando señalamos que vemos una radicalización irracional, que se basa más en el odio y el rencor, antes que en un sano juicio y una evaluación justa y consciente en cada situación.
No dejamos a nadie fuera de esta lógica, porque ya sea por acción o por inanición, todos tenemos al menos parte de la culpa. Sabemos que es muy diferente estar en primer plano que pecar por “dejar hacer”.
No ignoramos que muchas veces se trata de “embarrar” la cancha para acusar sin sentido a tiendas contrarias o a quien piensa diferente a nosotros.
No podemos ocultar por ejemplo la acusación de un obrero municipal montevideano, acusando a un policía de haberlo herido de un balazo en un operativo, cuando las filmaciones jamás mostraron eso. Puede decirse que se editó o manipuló la filmación de acuerdo a determinados intereses, pero no hay pruebas de ello y este dato es sustancial.
Puede señalarse que dicha filmación procede de gente interesada en mostrar solo la parte que los favorece. Puede…, puede, puede. Siempre habrá un pero que fomente dudas, pero la justicia, con todos sus errores y falencias, es lo que tenemos y lo que a nuestro entender, más se ajusta a la ley.
Tampoco podemos desconocer los hechos del departamento de Artigas, donde se acaba de matar a un policía a mansalva. Pero es también el Aras donde algunos policías – no todos – parecen obrar más por lo que se entiende y aconseja desde Itamaraty, que desde nuestro gobierno nacional.
No se puede ignorar que un joven murió baleado en la cabeza por un policía, cuando el vehículo en el que viajaba junto a otros no respetó un puesto de control policial. Estaba desarmado y su “pecado” era que llevaban bebidas alcohólicas en el vehículo.
Tampoco se puede ignorar el hecho sucedido en el mismo departamento, en el que un joven que viajaba junto a otro en una moto, con una oveja que habían robado y faenado, murió baleado de atrás por una bala policial cuando la moto se daba a la fuga.
El propio ministro del Interior que dejó un mensaje subliminal cuando expresó que es “hincha” de la buena policía.
Esto es reconocer que sabe que también hay de la otra policía. Nadie en su sano juicio puede estar en contra de una policía que obre correctamente, de acuerdo a la ley y a los derechos humanos, pero tampoco nadie puede ignorar que existen estos otros casos y nunca debieran llevarnos a pensar que todos somos iguales.
A.R.D