El cambio de locación marca una ruptura con la costumbre de la administración anterior, apostando por la zona portuaria como nuevo eje de las celebraciones y el inicio de la temporada estival.
El paisaje urbano de Salto comenzó a transformarse esta semana con un movimiento inusual en la zona portuaria. Lejos del cemento de la Plaza Treinta y Tres Orientales, que supo ser el hogar de la estructura navideña durante los mandatos del exintendente Andrés Lima, la nueva administración decidió dar un giro y reubicar el símbolo de las fiestas en la emblemática Plazoleta Roosevelt. Esta decisión busca revitalizar un punto neurálgico de la ciudad que conecta el centro con el río.
Personal de Servicios Públicos de la Intendencia de Salto desplegó sus equipos desde la semana pasada para iniciar las tareas preliminares. Los operarios delimitaron el perímetro de trabajo en un entorno que presenta desafíos técnicos muy distintos a los de la plaza principal. La elección de este lugar no fue al azar, sino que responde a una nueva mirada sobre la circulación y la visibilidad, entendiendo que el final de la calle Uruguay merece un cierre visual que dialogue directamente con la Costanera y el entorno natural.
Un cambio de escala y perspectiva
Si bien la estructura que se comenzó a montar presentará dimensiones más acotadas en comparación con su predecesora, la apuesta fuerte estuvo en el impacto escenográfico. El árbol de este año alcanzará los 12 metros de altura, tres menos que los 15 metros que ostentó la versión de 2024. Sin embargo, desde la comuna evaluaron que la altura no es el único factor determinante para la majestuosidad del símbolo. La ubicación en la Plazoleta Roosevelt, con su elevación natural y su apertura hacia el horizonte fluvial, compensará la diferencia de tamaño con una perspectiva mucho más limpia y panorámica.
La administración entendió que este es el espacio ideal para montarlo, priorizando la integración del árbol con el paisaje existente en lugar de imponer una estructura gigante en un espacio más cerrado. La reducción de la altura permite también una gestión más ágil de los recursos y una adaptación más armónica a la escala de la plazoleta, evitando que el monumento navideño compita agresivamente con la arquitectura circundante o con la propia vegetación del lugar, que es patrimonio de todos los salteños.
La estrategia visual: el remate de calle Uruguay
¿Por qué se eligió este punto específico? La respuesta tiene que ver con la dinámica del tránsito y el paseo de los ciudadanos. La visibilidad será total para quienes circulen por la Costanera Eduardo Malaquina, convirtiendo al árbol en un faro para el paseo costero. Asimismo, se pensó en el efecto óptico para quienes transiten por calle Uruguay en dirección al río: el final de la principal arteria comercial de la ciudad quedará marcado con la presencia de esta estructura iluminada, generando un atractivo que invita a descender hacia la zona del puerto.
Esta nueva disposición generará un «efecto de cierre» para el centro de la ciudad, conectando visualmente el ajetreo comercial con la calma del río Uruguay.
Desafío técnico: la fuente como base
Los trabajos de instalación presentan una particularidad técnica. La base de la estructura se diseñó para rodear la fuente de ese espacio público. Esta maniobra implica un cuidado especial para no dañar el patrimonio de la plazoleta y asegura que el árbol no sea un elemento aislado.
Desde la semana pasada, el personal de Servicios Públicos inició los trabajos de delimitación del lugar, asegurando la zona para permitir el tránsito peatonal seguro mientras duran las maniobras de montaje.
Una fecha cargada de simbolismo
El cronograma de la Intendencia no sufrió modificaciones respecto a la tradición. La inauguración está fijada para la fecha de siempre: el 8 de diciembre. El encendido de las luces coincidirá con el inicio oficial de la temporada de playas y piscinas, un momento clave para el turismo interno y la vida social de Salto.









