María José Semino, presidenta de la organización, confirmó a Diario El Pueblo que el convenio finalizó en junio y la comuna rechazó una solicitud de reunión. Unas 2.200 personas reciben alimentos de las 13 ollas y 11 merenderos que hoy se sostienen con aportes de INDA / MIDES y la solidaridad de sindicatos y particulares.
La Red de Ollas y Merenderos de Salto, uno de los pilares de la asistencia alimentaria en los barrios de la ciudad desde el inicio de la pandemia en 2020, atraviesa un momento de gran incertidumbre y tensión con el gobierno departamental. En diálogo con Diario El Pueblo, su presidenta, María José Semino, confirmó que actualmente no están recibiendo «ningún tipo de ayuda» de la Intendencia de Salto, tras la finalización del convenio que mantenían en el pasado mes de junio.
La situación se complica, según relató Semino, por la ruptura del diálogo. La organización social intentó proactivamente establecer un canal de comunicación con el Ejecutivo departamental para definir el futuro de la asistencia, pero se encontró con una negativa y un silencio total.
Previo al vencimiento del convenio, la Red recibía un aporte mensual de $U 250000 (doscientos cincuenta mil pesos uruguayos) de la Intendencia de Salto.
Dos meses de espera por una negativa
Semino detalló el esfuerzo que realizó la Red para mantener los puentes con las autoridades. Explicó que enviaron una carta formal en simultáneo a la Intendencia de Salto y a la Junta Departamental, dirigida específicamente a las bancadas de ambos partidos. El objetivo era saber qué iba a pasar con su situación tras el vencimiento del acuerdo.
La respuesta de la Intendencia, sin embargo, no fue la esperada. La comuna se tomó dos meses para contestar la misiva. «El 2 de octubre nos mandaron la respuesta«, contó Semino. Lo más grave, señaló, no fue solo el contenido de la carta, sino lo que omitió.
La respuesta oficial del gobierno departamental se limitó a comunicar que «no nos podían ayudar«, pero ignoró el punto central que la Red había planteado en su carta: la solicitud de una reunión para abordar sobre las situaciones sociales que atraviesan muchos vecinos de los distintos barrios, ya que ellos están en contacto directo con las familias y conocen de cerca cada realidad en particular. La presidenta lamentó que, tras cinco años de trabajo ininterrumpido en los barrios, la Intendencia ni siquiera considerara la instancia de diálogo. «Así que diálogo con la Intendencia, no tenemos ni se han puesto en contacto«, sentenció.
Un reclamo de diálogo social, no solo de ayuda
La presidenta de la Red fue enfática al aclarar que la intención de la carta iba mucho más allá de un simple pedido de insumos. Lo que se planteó fue la necesidad de “mantener el diálogo como organización social”. Semino reivindicó el rol que cumplen las ollas y merenderos como termómetros de la realidad barrial.
Sostuvo que, como referentes sociales y vecinos que asisten a otros vecinos, están «veinticuatro horas» en el territorio. Este conocimiento profundo de la realidad cotidiana, argumentó, les permite «saber mucho más» y «ayudar mucho más» en una variedad de situaciones que exceden lo puramente alimentario.
La intención de la reunión, explicó Semino, era poner ese conocimiento a disposición y ser un canal directo para hacer llegar las necesidades de la gente al gobierno departamental.
La red en cifras: 2.200 personas asistidas
A pesar de la falta de apoyo municipal, el trabajo de la organización no se detiene. Semino informó que actualmente hay 13 ollas y 11 merenderos funcionando activamente en distintos barrios de Salto, cubriendo una demanda que sigue siendo alta.
Reconoció que aún no han finalizado el relevamiento de datos posterior al invierno, una estación que siempre implica un aumento significativo en la cantidad de personas que se acercan a buscar un plato de comida o una copa de leche. El invierno, comentó, «movió mucho más gente«.
Si bien el relevamiento del Plan Invierno no está cerrado, la presidenta de la Red manejó cifras aproximadas que dan cuenta de la magnitud del trabajo solidario. Se estima que unas 2.200 personas reciben alimentos entre las ollas (platos de comida) y los merenderos (vasos de leche), una cifra que demuestra la importancia vital del servicio que prestan.
El MIDES como contraparte
Ante el portazo del gobierno departamental, la Red buscó alternativas en el gobierno nacional. Semino destacó un cambio significativo en la relación con el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES). «Abrimos diálogo con MIDES«, afirmó, algo que contrastó con la administración anterior, con la cual «en los cinco años anteriores […] no hemos podido tener diálogo«.
Este nuevo relacionamiento con el MIDES se tradujo en apoyo material concreto. «Al no tener nada, nos acercamos a ellos«, relató Semino. Producto de esas conversaciones, el INDA está proveyendo insumos secos a la organización.
Detalló que esta ayuda nacional es fundamental para el funcionamiento diario, especialmente de los merenderos. «Incluso la leche, el azúcar y la cocoa«, especificó, están llegando a través de esta vía.
Faltan frescos y se apela a la solidaridad
Si bien el aporte del MIDES es un alivio importante, no es suficiente para cubrir la totalidad de las necesidades de una olla popular. Semino fue clara al respecto: los insumos secos no resuelven la falta de productos frescos, como la carne y la verdura, esenciales para una comida nutritiva.
Para conseguir esos elementos vitales, la Red depende de la solidaridad de otros actores. Mencionó específicamente el apoyo constante del PIT-CNT, las donaciones particulares que recibe cada olla en su propio barrio, la colaboración de otros sindicatos y el trabajo de la Coordinadora Popular y Solidaria.La situación deja a las ollas y merenderos en una encrucijada: por un lado, cuentan con el respaldo del MIDES y la sociedad civil organizada; por otro, enfrentan la ausencia de apoyo y diálogo por parte de la Intendencia de Salto.









