Sí, recientemente han comenzado las deportaciones de inmigrantes en Estados Unidos bajo la administración del presidente Donald Trump. La Casa Blanca ha anunciado el inicio de vuelos de deportación utilizando aviones militares, y se han llevado a cabo redadas en varias ciudades importantes, resultando en la detención de más de 500 personas. Estas acciones forman parte de una política más estricta contra la inmigración ilegal, que incluye la aprobación de la Ley Laken Riley, la cual permite la detención y deportación de inmigrantes indocumentados acusados de ciertos delitos sin necesidad de condena. Estas medidas han generado divisiones políticas y preocupaciones sobre posibles violaciones de derechos constitucionales. Mientras que sus partidarios argumentan que estas políticas protegen la soberanía y la seguridad nacional, los críticos las consideran inhumanas y perjudiciales para los derechos de los inmigrantes.
VUELOS

Los primeros vuelos de deportación desde Estados Unidos han llegado a Guatemala. Dos aviones militares estadounidenses aterrizaron en la Ciudad de Guatemala, transportando a decenas de guatemaltecos deportados. El Instituto Guatemalteco de Migración confirmó que en estos vuelos llegaron 79 ciudadanos guatemaltecos.
Estas deportaciones forman parte de las recientes políticas migratorias implementadas por la administración del presidente Donald Trump, que incluyen el uso de aviones militares para acelerar el proceso de repatriación de inmigrantes indocumentados.
Recientemente, Estados Unidos y Colombia han enfrentado tensiones diplomáticas debido a las deportaciones de ciudadanos colombianos desde EE. UU. Inicialmente, el presidente colombiano, Gustavo Petro, rechazó la llegada de aviones militares estadounidenses con deportados, argumentando la necesidad de un trato digno para los migrantes. En respuesta, el presidente Donald Trump amenazó con imponer aranceles del 50% a productos colombianos y restricciones de visa para funcionarios del país. Tras negociaciones, Colombia aceptó recibir a sus ciudadanos deportados sin restricciones, incluyendo aquellos transportados en aviones militares estadounidenses. Como resultado, Estados Unidos suspendió las sanciones propuestas.
El 28 de enero de 2025, un avión de la Fuerza Aérea Colombiana aterrizó en Bogotá con 110 ciudadanos colombianos deportados desde San Diego, California. Se espera la llegada de otro vuelo con 95 deportados desde El Paso, Texas.
Este acuerdo busca garantizar una repatriación digna para los migrantes y evitar una crisis diplomática y comercial entre ambos países.
El gobierno de Brasil dijo este martes que trabajará con Estados Unidos para que las deportaciones de ciudadanos brasileños atiendan los «requisitos mínimos de dignidad», luego de haberse quejado por el trato dado por las autoridades estadounidenses a un contingente de 88 expulsados.
El primer grupo de migrantes brasileños deportados bajo la presidencia de Donald Trump arribó en un avión estadounidense la noche del 25 de enero a Manaos, capital del estado de Amazonas (norte).
Los repatriados se hallaban en Estados Unidos en situación irregular. Varios de ellos contaron a la AFP que no recibieron agua, fueron amarrados de pies y manos e impedidos de utilizar el baño durante el trayecto.
«Esa operación fue trágica», dijo a periodistas el ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, tras una reunión con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
«Y justamente nos hace ahora trabajar, junto con las autoridades estadounidenses, para buscar formas de que sea hecha de acuerdo a la legislación brasileña y también con las normas de seguridad y recibimiento dentro de una aeronave», agregó.
Vieira resaltó que Brasil instará a Estados Unidos a que los vuelos de deportación atiendan «los requisitos mínimos de dignidad, respeto a los derechos humanos y atención necesaria a los pasajeros».
Brasil descarta enviar aviones de su fuerza aérea a Estados Unidos para traer brasileños expulsados.
POLITICAS MIGRATORIAS DE TRUMP
Las políticas migratorias de Donald Trump, tanto en su primer mandato como en su reciente retorno al poder, han sido notablemente estrictas y enfocadas en la reducción de la inmigración ilegal. Estas son algunas de las principales medidas implementadas o promovidas:
Refuerzo de la seguridad fronteriza: Construcción y ampliación del muro fronterizo con México; incremento de la vigilancia en la frontera mediante tecnología, personal militar y agentes de la Patrulla Fronteriza; restricciones en las solicitudes de asilo, exigiendo que los solicitantes permanezcan en México u otros países antes de ingresar a EE.UU.
Deportaciones aceleradas: Uso de vuelos militares para deportar inmigrantes indocumentados; redadas masivas en comunidades inmigrantes, lugares de trabajo y ciudades santuario; endurecimiento de la política de «deportaciones exprés», lo que permite la expulsión de inmigrantes indocumentados sin procesos judiciales largos.
Política de Tolerancia Cero: Implementación de políticas como la separación de familias en la frontera, aunque posteriormente se detuvo tras recibir críticas nacionales e internacionales. Procesamiento penal para quienes cruzan ilegalmente la frontera.
Restricciones en visas y permisos de residencia: Limitación de las visas de trabajo, como las H-1B, y aumento de los requisitos para obtenerlas; cancelación de programas como DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), aunque enfrentó desafíos legales. Restricción de visas a países considerados de «alto riesgo» según criterios de seguridad nacional.
Acuerdos con países de la región: Presión a países como México, Guatemala, Honduras y El Salvador para aceptar acuerdos de tercer país seguro y recibir a solicitantes de asilo deportados desde EE.UU. Suspensión o reducción de ayudas económicas a países que no cooperan en temas migratorios. Cierre temporal de fronteras.
Durante la pandemia de COVID-19, se implementaron políticas para bloquear la entrada de inmigrantes, incluyendo el uso de la normativa de salud pública (Título 42).
Más allá del derecho que cada Nación tenga a guardarse el “derecho de admisión” de cualquier foráneo, existen derechos supranacionales que no pueden menoscabarse bajo ninguna consigna. Lo de Venezuela, Nicaragua y Cuba, está mal; tratar a los inmigrantes indignamente, también. Los Derechos Humanos cuentan en cualquier lugar y en cualquier momento, y deben ser defendidos sin importar quién los viola.