El creador de una fiesta que se transformó en celebración nacional uruguaya

«La Noche de la Nostalgia» nació en 1978. Ese 24 de agosto, su creador, Pablo Lecueder, jamás imaginó que una idea aparentemente sencilla —invitar a escuchar música anglo de décadas pasadas— se convertiría en uno de los eventos más esperados por miles de personas cada año.
Desde niño, Lecueder disfrutaba escuchando a los Beatles, los Rolling Stones o Simon and Garfunkel, aunque trabajar en radio nunca estuvo en sus planes.
A los 16 años, una casualidad lo llevó a visitar a un amigo que trabajaba en una emisora, y fue allí donde comenzó su camino en el mundo radial. Con el tiempo, se convirtió en el hombre detrás de La Noche de la Nostalgia, una celebración que ha trascendido fronteras y se ha consolidado como parte de la identidad uruguaya.
Actualmente, Pablo Lecueder dirige las radios locales Océano FM y Radiomundo AM, pero su nombre está inevitablemente ligado al festejo que cada año reúne a generaciones para revivir los clásicos musicales de épocas pasadas.
Esta icónica celebración se realiza cada 24 de agosto por la noche en Uruguay, cuando las emisoras vuelven a inundar el país con old hits de las décadas de 1960 y 1970. Durante esas horas, reaparecen en radios y televisión las imágenes de John Travolta y los Bee Gees, recordando la película Fiebre de sábado por la noche (1977) y otros grandes clásicos de la época.Con el paso del tiempo, la celebración ha ido incorporando canciones de décadas posteriores. Hoy, también se escuchan old hits de los años 1990 y 2000, como los Backstreet Boys, siempre manteniendo el espíritu original que dio origen a la Noche de la Nostalgia.
Noche de la Nostalgia
El 24 de agosto de 1978, Pablo Lecueder, propietario de CX-32 Radiomundo, organizó una fiesta con la temática de su programa radial Old Hits, denominada “Viejos éxitos de la Música”. Esta iniciativa buscaba rememorar y difundir los grandes éxitos musicales de décadas anteriores, y rápidamente tuvo una acogida notable entre el público.
A partir de ese año, todos los años utilizó la víspera del feriado del 25 de agosto, Declaratoria de la Independencia, para organizar esta celebración destinada a recordar y bailar los Old Hits. La denominación original, registrada como marca, mantuvo la esencia del evento, que pasó a conocerse nacionalmente como «La Noche de la Nostalgia».
Con los años, este singular festejo se trasladó hacia el interior del país, y Salto se sumó a la tradición, brindando a sus habitantes la oportunidad de revivir recuerdos musicales que marcaron distintas etapas de sus vidas. En esta fiesta, jóvenes y adultos pueden elegir el lugar que mejor se adapte a sus preferencias y rememorar momentos imborrables, muchos de ellos vinculados con la música que los acompañó en su juventud.
Música que perdura en el tiempo
El objetivo de estas primeras fiestas era bailar con la música de finales de los años 60 y comienzos de los 70, cuyo valor trasciende generaciones gracias a su vigencia, la popularidad de sus cantantes, la fuerza de sus letras y la manera en que fueron promovidas en su momento. Entre los temas más comunes en estas primeras ediciones se encuentran Queen, Simon and Garfunkel, Cat Stevens, Beatles, Dire Straits, Supertramp, Elvis Presley, Barry Manilow, Bee Gees y John Travolta. También se incluía música disco, new romantics y otros géneros que marcaron tendencia en la época.
Desde los primeros días de agosto, las radios comienzan a emitir estos clásicos, difundiendo la «vieja música» y recordando a aquellos grandes artistas. Con el correr de los años, se incorporaron también temas de los años 80 y 90, ampliando el abanico musical y adaptándose a nuevos públicos que también buscan rememorar su juventud. Este fenómeno ha consolidado la música retro como un eje central de la identidad cultural uruguaya, generando espacios de encuentro intergeneracional donde se comparte no solo música, sino también historias y recuerdos.
Expansión del fenómeno y crecimiento comercial
A medida que la Noche de la Nostalgia ganaba popularidad, varios empresarios del entretenimiento, amigos y familiares comenzaron a organizar otras fiestas con temáticas similares. La demanda creció rápidamente y se diversificaron las opciones: cenas shows, fiestas del reencuentro, celebraciones temáticas para distintos públicos y hasta fiestas de “anti-nostalgia” para quienes no se identifican con la temática original.
Hoy, la Noche de la Nostalgia representa un foco comercial importante, generando empleo y movimiento económico en diversos sectores: restaurantes, discotecas, DJs, mozos, empresas de catering, alquiler de infraestructuras para fiestas, servicios de seguridad, iluminación, amplificación, transporte y promotoras. La fecha se ha consolidado como una de las más importantes del calendario del entretenimiento, solo comparable con las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
Tradición familiar y relevancia social
La Noche de la Nostalgia se ha convertido en un evento que convoca a personas de todas las edades, superando incluso en asistencia a las fiestas de fin de año. La jornada es única porque permite la participación de toda la familia en un mismo lugar: jóvenes y adultos, casados y solteros, se reúnen para bailar y recordar momentos de su pasado. Esta oportunidad de compartir en familia es poco frecuente durante el resto del año, cuando las preferencias musicales y los hábitos sociales tienden a segmentarse según edades y gustos individuales.
Además, la celebración ha contribuido a fortalecer la identidad cultural uruguaya, convirtiéndose en un espacio donde la música, la memoria y la diversión se mezclan, creando un fenómeno social que refleja la nostalgia colectiva del pueblo.
Reconocimiento oficial y proyección turística
El área de turismo de Uruguay ha promovido la Noche de la Nostalgia como un atractivo cultural y turístico, invitando a periodistas nacionales y extranjeros a cubrir el evento. Esta difusión ha consolidado a la fiesta como un fenómeno con potencial internacional, capaz de atraer visitantes y poner en valor la oferta cultural y recreativa del país.
El 26 de agosto de 2004, mediante la Ley 17.825, la celebración fue declarada oficialmente como «Noche de la Nostalgia», reconociendo su relevancia cultural y su carácter emblemático dentro del calendario festivo uruguayo. Esta formalización también permitió una mayor organización y planificación de los eventos, asegurando que se mantuviera la calidad y seguridad de las celebraciones.
Visión internacional y análisis cultural
El año pasado, Subrayado entrevistó a la periodista suiza Teresa Delgado, quien viajó a Uruguay a estudiar e informar sobre este fenómeno social. Delgado, de padre español y madre suiza, destacó la singularidad de Uruguay como el país más laico de América y consideró que la Noche de la Nostalgia refleja aspectos profundos de la sociedad uruguaya, en particular su relación con la memoria y la cultura popular.
“Hablé con el creador de la Noche de la Nostalgia y me dice que los uruguayos son un pueblo con mucha nostalgia”, comentó Delgado. Señaló que un académico suizo fue quien acuñó por primera vez el término “nostalgia” en el siglo XVIII para describir la añoranza de los mercenarios suizos que peleaban fuera de su país, deseando regresar a su tierra.
“Ustedes inventaron esta fiesta de la nostalgia y los suizos inventamos la propia nostalgia”, concluyó Delgado, resaltando la capacidad de los uruguayos para transformar la memoria colectiva en una celebración que combina cultura, música y entretenimiento, con impacto social y económico.
Víctor Hugo Solís, comunicador, DJ nostálgico

“Tengo nostalgia de cuando nuestra ciudad estaba linda, a veces la comparaba con Punta del Este”
Escuchar su historia en la comunicación es adentrarnos en la nostalgia, por lo mucho que ha hecho y sigue haciendo, por lo mucho que ha cosechado. Así es Víctor Hugo Solís.
– Cuando hablamos de la nostalgia, ¿cuáles son tus primeros recuerdos?
– Año 1984 comenzamos en Radio Cultural, no existían las FM y ahí tuve el gusto de aprender con grandes locutores y conductores de aquella época, Quique Panizza, el Bomba Etcheverría, Falcón, Juan Rodríguez Cristaldo, Pereira, Berniz, que me enseñaron todo lo que era manejar la consola en aquel momento y el agradecimiento a don Ramón Vinci y a Pepe que me abrieron la puerta de la radio. Salíamos a la democracia y había posibilidad de trabajar en algún lugar, pero yo quería trabajar en la radio, esos fueron mis primeros pasos ahí. Comencé haciendo programas grabados, y después compré una hora y salí a vender, fue el comienzo de toda esta historia, Radio Cultural. Con un grupo de amigos creamos Estudiantina, y hacíamos baile en los liceos, elección de la reina en los liceos. No había los celulares como hoy, recibíamos entre tres y cuatro mil cartas por semana, pues dejábamos buzones en los liceos y en la fonoplatea de la radio, los abríamos los viernes, mandábamos saludos, dedicábamos temas. Esos fueron los comienzos de Papis en Chaná, en Estudiantina en Salto Uruguay de 1988 hasta el 93, realmente acaparó la atención de los estudiantes, que venían de todos los liceos.
– En aquella época cuando se hablaba de nostalgia, la música era de los 70, hoy cuando hablamos de nostalgia, ¿a qué música o a qué periodo de tiempo nos referimos?
– No, seguimos lo mismo, porque la nostalgia fue creada por Lecueder, Montevideo, para una generación de 30 en adelante, hizo un baile sobre la Rambla y fue un éxito total. Nostalgia se le llama a los finales de los 70, música con la que crecimos, la música disco, Donna Summer, Gloria Gaynor, y después el despegue de la discoteca en Uruguay se da a partir de la película Fiebre de Sábado a la Noche, donde se ve ahí a John Travolta haciendo de Tony Manero donde comenzó la era de la discoteca en Salto, primero fue en El CRES, El Peñón, La Bámbola, después en el centro estaba Ton Ton, que es donde hoy está el cine, volvió el cine, arriba había una cervecería abajo y arriba la discoteca para 200 personas, los bailes del Club Uruguay. Hoy cuando vas a un baile de tipo nostalgia, se escucha desde ese momento, finales de los 70, los 80, los 90, los 2000, incluso se bailaban lentos en aquel entonces. Hoy en nuestro baile ponemos media hora de lentos, y por más que alguno no vaya en pareja, va en barras grandes, igual es lindo recordar melodías que quedaron por siempre grabadas, pero el furor fue a partir de Fiebre de Sábado a la Noche y Banda de Sonido de los Bee Gees.
– Eso básicamente con las generaciones de los cuarentones y los cincuentones, pero la gurisada de hoy, ¿de qué tiene nostalgia?
– Mira, si el padre cuando lleva a los gurises a la escuela y va escuchando la radio, por ejemplo estamos nosotros al mediodía con clásicos, o va escuchando algún pendrive o CD que antes se grababa, van creciendo con esa música. También se ha dado que en España, Estados Unidos, incluso alguna chilena, han hecho para los jóvenes las nuevas series enfocadas en la actualidad, pero con música de los ochenta, entonces ha despertado un poco el interés. Después también tenemos las famosas fiestas electrónicas, que muchos DJ han agarrado versiones de Bee Gees, Sting, y la han hecho al estilo electrónico, y eso también un poco ha entrado, pero hoy. Pero de los últimos diez años para acá, es otra generación, cuando nos acordamos de la Bachata, se bailaba Juan Luis Guerra, Elvis Crespo, la música venía del Caribe, Brasil, bailábamos Menina Veneno con Ritchie, pero hoy la música es más descartable, dura meses un fenómeno, un año, pero no quedan. Dentro de 20 años no sé, si todo sigue así, no sé cuál será la nostalgia de ellos, o no sé si seguirá existiendo la noche de la nostalgia.
– ¿De qué tiene nostalgia Víctor Hugo Solís?
– Quizás de la generación de Estudiantina, donde se encontraban los amigos de la clase, armaban un grupo, salían temprano, 6 y media, 7, todos juntos, a veces con bombos, con redoblantes, venir a la Plaza 33 y esperar a las 7 que se abrieran las puertas, jugar arriba, divertirse, o ir a un boliche a las 10 y media, 11 de la noche, y a las 12 estaba completo. Nostalgia de que teníamos una generación, no sé si mejor o no que la actual, yo creo que sí, más sana en todo sentido, nostalgia que en la escuela yo lucía el brazalete de la Cruz Roja y era como que todos te miraban, en la Escuela 64, nostalgia de que va pasando el tiempo, y hemos marcado con un grupo de amigos una época muy linda, y que queda nostalgia de las carrosas en calle Uruguay con la Operación Primavera. Nostalgia de cuando nuestra ciudad estaba linda, venían de todos lados, yo incluso a veces la comparaba con Punta del Este, hoy veo que estamos a años luz. Nostalgia de que los padres estén más en la casa, que hable con los hijos, que se saque el celular. Nostalgia de los bailes, las elecciones de la reina. De Termas del Arapey cuando los estudiantes venían de todo el Uruguay y se pasaban una semana, son muchas nostalgias. Pero bueno, hoy estamos en 2025, y hay que vivirlo de esta manera.
– En materia de nostalgia, ¿qué ofrece este año en el Ayuí?
– Sí, en este caso en el Ayuí 21 horas abrimos, se están vendiendo las entradas 2 por 1, o sea, $ 600 y se llevan las dos entradas con un pendrive con 60 DJ, con los que me he conectado de toda América, de España, y les conté lo que es la nostalgia, y han grabado sets de 40 minutos, cada uno enganchando de esa época, porque cada uno tiene una manera diferente de enganchar, y hay románticos, todo, y con la entrada, te llevas un recuerdo de eso, un llaverito, y dos cupones, para los sorteos que hacemos antes toda la noche. El año pasado regalamos un viaje a Florianópolis, para toda una familia, que disfrutó. Este año tenemos estadías en Argentina, en Punta del Este. Un poquito devolver todo ese cariño de la gente, y esperarlos en el Complejo Ayuí temprano, con patio de comida, donde habrá una sorpresa.
José Pedro Bortagaray, empresario gastronómico

“Cuando paso por el Peñón los domingos ahora hay dos casas de familia, eso me da nostalgia”
Marcó historia con La Farola, en la esquina de Julio Delgado y Uruguay, pero antes estuvo El Peñón con noches de la nostalgia que comenzaron hace 42 años. Cuando fuimos a conversar con José Pedro Bortagaray a su empresa gastronómica en la esquina de Uruguay y Sarandí terminamos siendo recibidos por un John Travolta de tamaño natural con su traje y clásica pose que lo hizo famoso con Fiebre de Sábado a la Noche. Ya comienza a respirarse la nostalgia, y las historias fluyen con total naturalidad.
– Acercándonos a la Noche de la Nostalgia, ¿cómo se vivía esa noche en la época de El Peñón?
– Bueno, te cuento, mira, en el año 1983 el Peñón hacía por primera vez en Salto una noche de la nostalgia. Por supuesto que no la inventé yo, la hacía Lecueder, como ya todos ustedes saben, en Montevideo. Y bueno, me gustó la idea y la hicimos. Y se vivía con muchísima expectativa, muchos aprontes, hasta desde la decoración del salón, la vestimenta de los mozos, todo eso teníamos mucho cuidado en hacerlo. O sea, todo adecuado a la época, porque en el 82 no se ponía música de los 80, se ponía música de los 70. Por eso era la nostalgia y concurría muchísima gente. Mucha, mucha gente, tengo algunas fotos todavía de esos momentos.
– Los cuarentones y los cincuentones tenemos nostalgia de la música de los 70 y de los 80. ¿De qué piensa se trata la nostalgia en estas nuevas generaciones?
– Mirá, yo creo que las generaciones nuevas no tienen nostalgia. Sabés que no conocen ni les interesa mucho. En el caso de mis hijos particularmente si porque lo mamaron en casa, entonces conocen desde la época de Leonardo Fabio, te voy a decir, hasta el rock argentino, de la época de Soda Stereo, hasta los Beatles. Pero en general, la música de ahora considero que es pésima. La gran mayoría, no toda, pero en eso sí, la verdad, no es que lo de antes era todo mejor, pero en la música sí. Y para mí no lo viven, inclusive se llegó a hacer un baile anti-nostalgia.
– El antecedente del presente que hoy vive, pasó por una esquina privilegiada que se recuerda con algo de nostalgia, ¿cómo fue esa etapa de La Farola?
– Bueno, la etapa de La Farola fue hermosa. Aparte, fue bastante revolucionaria, porque en La Farola estuvo la primera rockcola que vino acá, la teníamos con discos de vinilo. Después nos trajeron otra con CD, ya era más avanzada. Y también impusimos la pizza americana a la piedra, la que hoy ya hacen varias pizzerías en Salto, la impusimos en La Farola. Teníamos un pizzero extraordinario, que era pizzero, repostero, hacía pastas, Luis Ramos, un capo el tipo. Y también tuvimos el primer servicio de delivery en Salto. Arrancamos con una bicicleta y después ya pasamos a una zanellita pocket, después teníamos cuatro motos, me acuerdo que compré cuatro de las Atala, aquellas italianas. Y bueno, impusimos el servicio a domicilio, el delivery de pizza en Salto que no existía. Además la esquina era hermosa, en verano te acordás que instalábamos mesas en la plaza. Todos los años festejábamos nuestro aniversario y yo traía grupos de Buenos Aires, de Rosario, Argentina, de Montevideo. Cortábamos calle Uruguay y poníamos mesas desde La Farola hasta Salto Uruguay. Poníamos cien mesas, trabajábamos con diez mozos y aquello era un éxito y era una multitud. Todo muy lindo, muy sano, todo eso hace que tengamos hermosos recuerdos de La Farola que impuso un estilo de pizza en Salto, fue una década hermosa.
– ¿De qué tiene nostalgia José Pedro Bortagaray?
– Bueno, mirá, lo que me da un poco de nostalgia es ver los edificios que fueron comercios antiguos o empresas que ahora son bancos o son financieras o son otra cosa. Eso me da un poco de nostalgia. Ahí en el caso de La Farola, por ejemplo, viste que hay un banco ahora y otros lugares también, donde era la Cervecería, ahora está El Revoltijo y así sucesivamente. Uno tiene vivencias en la parte de la discoteca, paso por el Peñón los domingos y ahora hay dos casas de familia. Bueno, es el cambio del tiempo normal, digo, pero causa nostalgia. Y los autos viejos también me dan un poco de nostalgia, sobre todo cuando ves un auto viejo que de repente perteneció a algún familiar o algo. Eso me da un poquito de nostalgia y por supuesto que la música.