“Para mí el fenómeno murgas es algo espectacular, grandioso, como fenómeno social”, comienza diciendo Tom Almeida al conversar con EL PUEBLO. ¿Por qué este diario fue en busca de su palabra? Porque en el año 1988, cuando nace la Vale 4, Tom era tal vez el mayor de esa “barra” y recuerda muchísimas cosas de aquellos inicios. Hasta el año mencionado, Tom no había integrado ninguna murga, pero sí participaba de importantes grupos teatrales (a modo de jemplo, alcanza con decir que fue dirigido por Margarita Muñoa y por Héctor Manuel Vidal, este último director de la Comedia Nacional)
Estar en una murga era un sueño: “iba a ver a Los Charoles, La gran pegada, Los Presidiarios, Ahí va la Bocha… Íbamos al parque y a mí me encantaba ese estilo y los imitaba, porque a mí siempre me gustó bailar de todo tipo de géneros… Nací bailando, soy de una familia de músicos de tango. Me deslumbraba mirando los espectáculos que traían Araca la Cana o Reina de la Teja…A las murgas las miraba de afuera, pero saltaba y bailaba como loco mirando Falta la Papa o Punto y Coma…”. Luego va hacia atrás en el tiempo y recuerda: “Una vez, en la Asociación Magisterial, durante el ensayo de una murga que todavía no tenía nombre, y que iba a ser después Falta la Papa, me invitan a integrarla, el “Tachuela” García me invita; se lo comento a mi señora y ella me dice: bueno pero ya llevate la cama, porque pasás horas con el teatro ¡y le vas a sumar la murga!”.
Lo cierto es que la primera murga que integró Almeida fue Vale 4: “Un día, en el Parque Harriague, voy a la cantina y me encuentro con Julio Rapetti, te estoy hablando del año 87, y me dice: Tom, mirá que voy a sacar una murga. Le digo: me encanta, y ya me invitaron para una pero no me dejaron, y le hago seña para el lado de mi señora. Ella estaba ahí y entonces Julio le dice: ¿y Teresa, lo dejás salir?… Y sí, que salga, dijo ella”. El primer ensayo de Vale 4 se realizó en el garage de Agraciada 1173, la casa de Ruben Ferreira, “pero quedó chico el lugar y nos fuimos para el Club Defensor, que después siempre siguió siendo nuestra sede”, dice Almeida. Al hablar de Ruben Ferreira, se acuerda que él guarda fragmentos del repertorio que no llegaron a usarse pues “era una murga bastante intelectual, con un contenido riquísimo pero a veces se volvía medio denso y había que recortarlo”. Por otra parte, consultado Carlos Ma. Cattani sobre qué recuerda de Vale 4, comenta: “Aparece en el furor de las murgas, 1988, dirigida por Julio Rapetti, profesor, músico, cantante, y autor de varias letras del cancionero popular, excelente guitarrista, un gran director. Ensayaba en Defensor. Pero la Vale 4 fue esencialmente una murga de amigos, lo que hizo Julio principalmente fue juntar a un grupo de amigos suyos y sacar una murga adelante. Priorizó eso, la amistad, antes que conseguir voces de primer nivel. Ahí estuvo Ramón Soto, el “Conejo” Libardi, el “Rambo” Silva, una barra grande de amigos fundamentalmente, que nunca priorizaron los premios, salían por diversión y por dejar un mensaje claro y profundo con las letras de Julio. Quizás faltaban mejores voces, arreglos y ese tipo de cosas, pero dentro de la esencia de lo que ellos querían ser como murga, salió algo muy bueno. Estaba además Rosario Noriega, que fue de las primeras mujeres que salió en murgas aquí en Salto, igual que las Cardozo en Diabla Compañera. Rosario lo que agregaba también es que era muy buena cupletera y hacía muy buenos personajes en los cuplés. Creo que fue una murga distinta por lo que señalaba al principio, eso de priorizar la amistad por sobre lo artístico. Igualmente, siempre mostraba un buen nivel de letras y de cuplés, incluso una vez llegaron hasta lo que se llamaba la Liguilla, en la noche final, y anduvieron bastante bien”.


Con las expresiones de Cattani, en general Almeida coincide aunque aclara que “salíamos con todo, poníamos mucha pasión y no nos olvidábamos que estábamos concursando, entonces más allá de un grupo de amigos que salíamos a divertirnos, en mi caso personal yo salía “a reventar”, por eso trabajaba el año ensayando. Salíamos a ganar. Arriba del escenario nos jugábamos la ropa y que saliera lo más afinado posible, cuidando además, por ejemplo algo que me parece muy importante y es no desafinar bailando, moverse con cadencia al compás de la batería, no ser una estaca”. En cuanto al Director, dice Almeida: “Todos tienen su estilo; Julio como director era muy bueno, pero un hombre que también mostraba su temperamento, porque como director había que arreglar, ordenar, corregir las cuerdas del coro…Pienso que no estábamos a la altura quizás de las que arrancaron primero como Punto y Coma, Falta la Papa o Los Presidiarios… ¡Pero ojo! había 18 murgas y Vale 4 resultó en el sexto lugar, así que no anduvo nada mal. Por supuesto es de destacar que la Vale 4 forma parte de ese furor o de esa efervescencia post dictadura, y las letras de Julio tenían una altura impresionante, en lo jocoso, en la sátira, en la crítica, porque las murgas son así, pero Julio lo hacía con gran profundidad y altura”.
Al consurtársele sobre qué compañeros recuerda como integrantes de Vale 4, menciona (aclarando que puede estar olvidándose involuntariamente de alguno) a: Julio Rapetti, José Mendizábal, Fernando Lorenzelli, Tubido, Ruben y Daniel Torres, “Chino” Martínez, Luis “Mono” Genta, Valdez, Ruben Ferreira, Rosario Noriega, Fernando “Conejo” Lombardi, Ramón Soto, Álvaro “Huevo” Izaguirre…En la batería Eduardo “Rambo” Silva (Bombo), “Mono” Silva (Platillos), “Chacho” (Redoblante)…
Finalmente, dice que “esta murga fue mi corazón, la que me abrió las puertas y me permitió cumplir mi sueño de salir en una murga”, algo que siempre valorará mucho, más allá que luego haya integrado otras murgas, como Jaque Mate y La Parentela. También, como no podía ser de otra manera, EL PUEBLO buscó la palabra de esa mujer pionera, y esto decía Rosario Noriega: “Para mí fue una experiencia hermosa, yo era bastante gurisa, diría que fue una experiencia formidable porque además no se estilaba murgas con mujeres, había mucha discriminación hacia la mujer, había mucho machismo…En mi murga por suerte eso no se sentía, éramos todos uno, el grupo era Vale 4, no eran 17 y una mujer. Como anécdota te puedo contar el primer cuplé que hice, que fue “El bichito del Sida”, en aquella época el parque estaba de bote a bote, era hermoso; y con los nervios no me puse el calzado, usábamos las cholitas El Cuyanito, y salí descalza (risas), así que la primera actuación que hice en el escenario Víctor Lima la hice descalza. Otra anécdota, otro año en el Cuplé del Borracho, en Círculo Sportivo hicieron un tablado y al escenario le dejaron como un hueco y caí, desaparecí, me tragó el escenario (risas)…pero son cosas lindas, no fue nada de lamentar. Destaco otra cosa y es que se cumplía como horario de ensayo las 8, ahora no lo veo, ahora me parece que no pasa y es una falta de respeto con el tiempo de los demás, antes se decía: ensayamos a las 8; y creo que 7 y media ya estábamos todos, había sed de eso. Ensayábamos en Defensor; Punto y Coma en Fénix, era toda una familia murguera pero no importaba el premio”.