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Hoy: Los Presidiarios

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Diario EL PUEBLO digital
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Hay quienes recuerdan a Los Presidiarios en aquel auge de las murgas en Salto, años 86 y sobre todo 87, en el retorno de la democracia, junto a Falta la Papa o Punto y Coma. Y es verdad que fue protagonista de ese tiempo. Pero también es verdad que hay que remontarse a 1937 (sí, comienzos de siglo prácticamente) para encontrar el origen de Los Presidiarios. Claro, luego no salieron por muchos años y volvieron a fines de los 80, ya con Gabriel “Yoyo” Rodríguez como director, cupletero y letrista.
En esa apertura democrática y de furor carnavalero, de murgas y tablados por aquí y por allá, a Los Presidiarios la dirigía Yony Rodríguez (de cuyo fallecimiento ayer se cumplió un año), hijo de “Yoyo”. Ensayaban en el Club Bancarios. Igualmente, ese año (1987) la letra fue escrita por “Yoyo”.
“El espectáculo representaba una cárcel en alusión a la salida a la Democracia. Fue un espectáculo unitario. En aquel momento el reglamento era distinto, el espectáculo así con una temática única de principio a fin estaba muy bueno, pero no ganaron porque el reglamento de ese momento decía que los parlamentos tenían que servir de pie para lo cantado, y ellos pasaban como 15 minutos hablando, entonces perdieron puntos por eso. Ese año ganó Falta la Papa, que igualmente tenía sobrados elementos para ganar. Pero que el repertorio de Los Presidiarios estaba bueno…¡estaba bueno!”, recuerda Carlos Ma. Cattani. En tanto Alberto Chiriff afirma que «descubrir a Los Presidiarios en el Carnaval del 87 fue como descubrir un pedazo de tiempo pasado insertado en el presente. En el año 87…con los tiempos, con la letra, con el encare, todo de décadas anteriores puestas en los finales de los 80; cantando muy bien, fue el mejor coro del 87, y fue una maravilla eso, ese pedazo del pasado puesto en el presente, una imagen dialéctica total».


Así que en 1987 salen Los Presidiarios con varios jóvenes (algunos por primera vez en murgas) y otros veteranos como “Yoyo” Rodríguez y Félix Cervetti. Este último tenía la gran responsabilidad de abrir el espectáculo con un recitado realizado en décimas, que duraba aproximadamente tres minutos en su arranque, personificando a un militar (todo un compromiso asumido a la perfección), comenzando de esta manera:
“Otro día de tareas/ agotadora por cierto/ duermo con un ojo abierto/ y siento gritos en sueños/ pero por más que me empeño/ y aunque tome la pastilla/ vuelven esas pesadillas/ de gritos y sufrimientos/ de castigos y tormentos/ que hacen de mi sueño astillas…”
Era un repertorio que se desarrollaba todo dentro de una cárcel. Desde las letras de “Yoyo” y los arreglos corales de Yony se planteaban situaciones de presos políticos esperando la tan deseada Democracia (personaje que personificaba Ricardo Carpanessi) y la aprobación de la amnistía. Carpanessi arrancaba su personificación de “Doña Democracia” escuchando al coro que cantaba:
“Qué alegría tenerla/ con toda su gracia/ Doña Democracia/ por fin se acordó/ de venir a vernos/ para consolarnos/ y así olvidarnos/ de lo que pasó…”.
También resulta inolvidable para muchos un popurrí, “A revolver la olla”, que denunciaba situaciones sociales en el plano departamental y nacional:
“Aquí están, ello son/ estos pobres Presidiarios/ que le quieren transmitir/ los más nuevos comentarios/ A poner atención/ que se viene la tramoya/ del pueblo es el cucharón/ para revolver la olla…”
Para muchos salteños consultados por este diario, murgueros y no murgueros, realmente fue un año muy especial, y un gran desafío que a dos años del retorno de la democracia, una murga saliera a decir tantas cosas directamente asociadas al horror de lo que había pasado en los años anteriores. Sin dudas que Los Presidiarios fue una de las murgas que marcó un comienzo de toda una movida que se plasma luego en las 18 murgas que salieron en el año 1988.

AQUELLA PRIMERA REUNIÓN
Uno de sus integrantes, José Luis Martignone, recuerda que “teníamos un compañero que trabajaba en una tienda, era de Montevideo pero salió con nosotros; y además estaban Cervetti; Farfalla; Arturo Braceiro y su hermano; “Cacaia” Martínez; Ricardo Carpanessi; Yony Rodríguez y su papá “Yoyo”, que era mi tío; Russo, que le decían “Rusito” y jugaba en Chaná; los hermanos Niz en la batería…y por supuesto otros que ahora escapan a mi memoria”. Pero resulta muy interesante este dato que aporta Martignone: “La primera reunión oficial que se hizo para darle forma y nacimiento a Los Presidiarios se realizó en el Club Centenario, con 10 o 12 personas más o menos. Después, de esas personas no todas salieron pero ayudaban en otras cosas. Se ensayó un par de noches allí y después no recuerdo por qué motivo cambiamos para el Club Bancarios, que ahí sí se hizo toda la temporada. Yo salí solo en el año 87 y tengo un recuerdo fabuloso, hermoso. Ese año Los Presidiarios cantaban muy bien, llevaban multitudes de gente, hasta se comentó mucho que ese año merecía primer premio, pero bueno, sujeto a jurado como están las murgas, no se dio».

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CUANDO CAYERON DEL ESCENARIO Y OTRAS ANÉCDOTAS
La caída (literal) que sufrió parte de la murga en un escenario colocado muy improvisadamente en el Club Progreso, es una de las anécdotas más recordadas por varios de estos murgueros. Miguel «Zazá» Castro, que salió 5 años en la murga y destaca que fue “una experiencia muy linda donde hice muchas amistades”, cuenta: “Un día estábamos cantando en Progreso, ya cantando la Retirada, y cuando decimos “pueblo mííí…”, no llegamos a decir “pueblo mío” y se cae el escenario, porque en el medio no tenía tanques y caímos todos al suelo, aquello fue una risa general…”. Además de cupletero, Miguel era, como decía Yony, “el comodín de la murga”, el que se adaptaba a lo que hubiera que hacer, como una vez que sustituyó a “Nito” Repetti porque este no pudo hacer un cuplé.
En tanto Julio “Cacaia” Martínez, que hizo en Los Presidiarios partes de solista, partes del popurri y del cuplé, también recuerda esa caída: “…compañeros estaban caídos como 4 metros más abajo; algunos con machucones, nada grave. Pero sí, quedamos 4 o 5 arriba y los demás todos caídos allá abajo, menos mal que no pasó a mayores, porque podía haber sido un tremendo accidente”. Otra anécdota que aporta Julio: “Farfalla tenía una inclinación política diferente a la de la mayoría de los que estábamos ahí. Yony se enojaba porque por ejemplo había una parte donde todos teníamos que girar a la izquierda, pero él hacía el giro hacia la derecha, porque la izquierda no era su opción política (risas).. Era mortal esa parte coreográfica porque él no giraba y no giraba para la izquierda, no había forma de convencerlo”. Entre los compañeros que recuerda, menciona, además del “Chivo” Farfalla y los Rodríguez (padre e hijo), “a Martignone; Denis Dutra; un muchacho de apellido Paredes, que era de Montevideo y era gerente de la tienda La Perfección; Arturo Braceiro; los hermanos Niz; Ricardo Carpanessi…”. También cuenta Martínez que “Ruben Milans me decía: en el 87 tenían que haber ganado ustedes, por todo el despliegue, por toda la impronta, por tener toda la actuación rimada, la escenografía, la temática…”.

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