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jueves, 26 de diciembre de 2024
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Historias de Vida: Ernesto Lasiu 

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Me siento muy halagado por la nota, porque se lo visto que es, entonces es un honor para mi estar en esta página digital». Así comienza una charla amena con Ernesto, quien nos contaba, «El domingo cumplí 54 años de vida trabajando y por supuesto hice un poco de familia y un poco trabajando con algo que realmente me gusta.

Ernesto Lasiu

«Mi familia está compuesta por mi esposa, Sandra Rodríguez, y familiar directo tengo solamente mi hermano, Julio Lasiu.»

Ernesto, vamos a encarar un tema tan sensible como lo es la pandemia, que si bien nos afectó a todos, a vos te afectó bastante. «A la pandemia yo la tomé como una enseñanza de vida, realmente fue así. Estuve internado más o menos 40 días. De entrada pasé en el hospital, pasé por el amarillo, después por el naranja y después por el rojo, después volví, hice rojo, naranja y amarillo, y estuve más o menos 35, 40 días, después volví por una infección urinaria, para después volver otra vez por insuficiencia renal, que ahí se se me complicó realmente porque estuve en CTI.»

¿Cómo eran esos días? «Yo la catalogué como ‘la enfermedad de la soledad’, por lo menos desde mi vivencia, que charlaba unos pocos minutos con los doctores, enfermeros y con las muchachas de limpieza, en total más o menos 15 minutos en 24 horas, por eso yo digo que fue la enfermedad de la soledad, porque estuve 35 días sin poder comunicarme, sin el celular y cero comunicación con mi gente.»

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¿Qué es lo que pensabas en esos 40 días que estuviste internado y en los que seguramente observaste muchas cosas? «Pensé muy poco con referente al tema del covid, por supuesto pensaba en mi familia, pero principalmente que me iba a recuperar, mi pensamiento siempre fue muy positivo y me aferré mucho a Dios. Además, quería sacar una lanza por la gente que me atendió en el Hospital. En esos tiempos decían que te dejaban morir, en mi caso me atendieron muy bien, los enfermeros, enfermeras, la gente de limpieza y principalmente los doctores. Una doctora, a la que le voy a agradecer por el resto de mi vida, que es de apellido Palladino, fue la que me atendió antes, durante y después de la enfermedad, realmente es una doctora que lleva bien puesto el título.»

Le preguntamos a Ernesto sobre como era el día a día, qué era lo que veía. «El día a día fue muy complicado, estoy con un tratamiento psicólogico todavía, porque cuando terminó toda esa aventura de la enfermedad pedí un psicólogo porque fue realmente muy traumático, vi mucha gente morirse al lado mio, se morían y agarré como una fobia al ruidito del cierre de la bolsa cuando te ponen el cadáver ahí, vi mucha muerte, vi muchas cosas feas y principalmente gente muy joven que se moría que realmente fue muy chocante para mi». 

¿Se podían comunicar entre un paciente y otro? «No, porque yo estaba en un lugar que había para dos pacientes y estábamos separados por un biombo, porque podía ser una paciente femenina y paciente masculino, entonces no veía quien era y entonces, te digo, fue una enfermedad de la soledad.»

Le preguntamos a Ernesto si recuerda el día que le dieron de alta y éste respondía «Si, me acuerdo, fue uno de los dias más felices de mi vida, pero ya te digo, como fui un paciente el cual hacía caso a todo lo que le decían, cuando me informaron que me iba a casa era un día muy feliz para mi, pero lamentablemente a los 3 o 4 días volví a estar internado porque contraje una infección urinaria y cuando salí del tratamiento de la infección urinaria volví a estar internado por insuficiencia renal, y una de las anécdotas que te cuento es que entré pesando unos 135 kilos y salí pensando 80 kilos».

«Perdí 50 kilos, perdí toda la masa muscular, aprendí a caminar de nuevo, a dar mis primeros pasos, pero por suerte Dios me puso en el camino una mujer que está actualmente conmigo, Sandra Rodríguez, que a la que no me dará mi vida para agradecer, pero también lo tomé como una vivencia.» 

¿Algún día tuviste miedo? «Vos sabés que no, nunca le tuve miedo a la muerte, estaba la muerte ahí, a la vuelta, pero nunca la miré a los ojos». Expresaba Ernesto. 

«Simplemente la dejaba que estuviera ahí, pero no le daba la importancia que tenía, porque si no tenía mucho tiempo pars pensar entonces mis pensamientos eran totalmente positivos, nunca pensé estar al lado de la muerte, la miraba de lejos nomás.»

«La enseñanza que me quedó es que a pesar de todas las cosas malas que me pasaron aprendí a darle la trascendencia que tienen realmente las cosas, entonces cuando empieza mi día agradezco a Dios por estar vivo y darle la importancia que tienen las cosas, dejar las cosas negativa para un costado y pensar por supuesto las cosas positivas que me van a pasar ese día.» 

¿Cómo fue ese día en el que te dijeron ‘Lasiú, ahora sí puede irse a su casa que ya termino toda esa  pesadilla’? 

«Fue un día muy lindo, llegué a la una de la mañana a casa y cuando me dijeron ‘miré Lasiu que usted se va en el correr de la tarde’, me lo avisaron de mañana y no veía la hora, cada vez que  entraba una enfermera le decía ‘ya me voy, ya me voy’, ‘no, tenés que esperar a que te vengan a buscar’ me decían, y cuando llegó el momento nos vinimos con mi compañera, y ahí empezó otra historia.» 

«Es fundamental darle la importancia que tiene la vida como primera cosa, buscarle los pequeños detalles y después superarme, porque aprendí a caminar de nuevo, aprendí a vivir sin oxígeno, yo dependía mucho del oxígeno y de a poquito me lo fueron sacando.» 

«Me costó unos seis meses para tener una vida, entre comillas normal.» 

«Me dejó una gran enseñanza.»

«Tenía un enfermero que entraba a los gritos y me decía ‘dormí gordo, dormí gordo’, y yo dormía muy poco y comía muy poco, por eso perdí 50 kilos.» 

«Cuando llegué a casa fue que me costó, era una terapia de sueño porque me costaba dormir, pero de a poquito lo fui superando y tuve mucha fuerza de voluntad.»

«Quiero agradecer a toda la gente que me ayudó, estuve casi un año sin trabajar y bueno, el Club Chaná en donde yo trabajo me pagaba el sueldo igual, a los vecinos, mis amigos, la gente de carnaval, la gente de la política, a la lista 2316, voy a estar eternamente agradecido porque realmente en esos momentos se ven quienes verdaderamente están.»

«Te cuento una anécdota, me hacían un surtido, una canasta y la gente que tenía 2 kilos de arroz me daba 1k de arroz para mí, ya con eso estoy eternamente agradecido.»

«Fue una enseñanza de vida, así lo tomo yo y realmente sacar un mito también de que en el hospital me atendieron de primera cuando tuve covid.»

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