Se libro orden para cotejar ADN
En las últimas horas se encontraron restos óseos en la zona de Salto donde fue visto por última vez Gonzalo Barboza, el joven que desapareció el 28 de noviembre de 2022 cuando intentaba regresar a su hogar para visitar a su madre, Andrea Sisnández.
La aparición movilizó de inmediato a familiares, allegados y a la Fiscalía de Paysandú, que lleva adelante la causa.
María Luisa Nogueira, amiga cercana de Andrea y acompañante permanente en la búsqueda, relató que “apenas se conoció el hallazgo, recurrimos al fiscal de la causa, el doctor Mota. Él actuó de inmediato, incluso durante el fin de semana, y libró la orden para realizar el cotejo de ADN con los restos encontrados”.
La zona coincide con el lugar donde Gonzalo fue visto por última vez, lo que reavivó la esperanza ,mezclada con dolor, de poder cerrar una etapa marcada por la incertidumbre.
Nogueira destaca el trabajo del fiscal y su compromiso humano. “Es una persona con una sensibilidad enorme. Contiene a Andrea y lleva adelante los trámites con rapidez y empatía, algo que realmente nos da esperanza”. Según explicó, en el grupo de WhatsApp llamado El caso de Gonzalo, donde están Andrea, el fiscal y ella, la comunicación ha sido inmediata. “Apenas le planteamos la situación, tomó cartas en el asunto y dio las órdenes necesarias. Eso fue fundamental”, agregó.
Procedimiento largo
El procedimiento, sin embargo, no es rápido. Tras la intervención fiscal, los restos deben ser trasladados al Instituto Técnico Forense (ITF) de Montevideo, donde se realiza el cotejo genético. “El ITF está saturado de trabajo y eso puede demorar meses”, advirtió Nogueira. “Conocemos casos, como uno en Artigas, en los que el resultado tardó más de un año. Pero la salud emocional de Andrea no resiste tanta espera,, necesita saber, sea cual sea el resultado”.
El protocolo del Ministerio del Interior establece que, ante una desaparición, se toma una muestra de ADN del familiar más cercano a los 90 días del registro. En el caso de Gonzalo, ese procedimiento se realizó en tiempo y forma, por lo que el ADN de su madre ya está disponible para la comparación. “Eso acelera el proceso, porque ya no hay que hacer nuevas extracciones”, explicó Nogueira.
El último rastro de Gonzalo se registró en las inmediaciones del vertedero municipal más precisamente en la zona donde finaliza la calle Rodó. “Ese día, una de las personas que colaboró en la búsqueda, el señor Menoni, dijo haberlo visto en su chacra, que está más adelante de la última cámara de seguridad donde se lo registró”, recordó. A partir de ese punto, la pista se perdió por completo.
El hallazgo de los restos abre una puerta incierta. “Son sentimientos muy ambiguos”, reflexiona María Luisa. “Por un lado, está el deseo de que no sea Gonzalo, pero por otro, la necesidad de terminar con esta espera. Vivir en el limbo es desgarrador”. Nogueira mantiene contacto permanente con otras familias que atraviesan procesos similares, como Alejandra Rodríguez, madre de Ignacio Susaeta. “Conversamos mucho. Yo la acompaño, pero en realidad aprendo de ella y de su esposo. Todas compartimos ese dolor que no se puede explicar”.
En Salto, además de Gonzalo, permanece desaparecido Ballista desde abril o mayo de 2023. Ambos casos figuran en el Registro Nacional de Personas Ausentes, y hasta el momento no se ha obtenido información definitiva sobre su paradero.
Mientras tanto, Andrea continúa con fortaleza, sostenida por su entorno. “Ella es fuerte, pero la procesión va por dentro. Nadie puede imaginar lo que siente una madre en esa situación”, dice Nogueira, conmovida. “Ahora solo queda esperar el resultado del cotejo de ADN»
La comunidad de Salto sigue de cerca el avance del caso, acompañando en silencio y con respeto a una madre que no ha dejado de buscar. Como repite María Luisa, “la duda no puede quedarse. Hay que descartarlo. Y solo la verdad, aunque duela, puede traer un poco de paz”.









