-Segunda Parte-
Si usted nos sigue lunes a lunes en esta página, seguro podrá recordar que hace una semana hablábamos sobre lo que el Diccionario de la Real Academia Española dice como significado de la palabra “Joda”. En síntesis, la define por un lado como “molestia” (es una “joda” o “molestia” tener que hacer tal cosa), y por otro lado como “chiste o broma” (algo parece una “joda”, “parece una “broma”). Y decíamos que hay tantas cosas en este país que parecen una joda… ¿se acuerda? Principalmente hablábamos de hechos de corrupción, pero no solo de ahora, sino de siempre diría yo, sin importar el gobierno de turno. Porque corrupción ha habido en todos los gobiernos, y que yo sepa nadie tiene un aparato llamado “corruptómetro para medir cuál gobierno es más corrupto que cuál…
Hablábamos en especial del caso Astesiano, tan tristemente de moda por estos días. De casos de espionaje, de corrupción en altas esferas policiales, etc., etc. Y de repente alguno de ustedes podrá haber pensado: “Ah… este periodista debe ser anti Lacalle Pou, debe ser anti coalición multicolor, etc.”. Primero, ustedes saben, si nos leen habitualmente, que acá no tenemos puesta la camiseta de ningún partido. Y por otra parte, quiero complementar mis palabras del lunes pasado, pero no con palabras mías, sino con palabras de gente del Partido Colorado (partido que -es bueno recordarlo si hay algún distraído- también forma parte del Gobierno Nacional). Palabras publicadas en varios medios de prensa capitalinos, en una extensa nota, de la que extraigo hoy algunos pasajes. Por ejemplo empiezan diciendo: «Los abajo firmantes, colorados y batllistas, identificados con los valores republicanos y liberales de Rivera, Suárez, Brum y los cuatro presidentes Batlle, manifestamos nuestra honda preocupación por sucesivos hechos de la vida pública que entendemos significan un retroceso institucional de nuestra República».
Más adelante dicen:«los actos delictivos llevados a cabo por el jefe de custodia presidencial parecen ir ampliándose a situaciones alarmantes de creciente gravedad, debido al daño institucional que ocasionan, por lo que entendemos que su investigación debe llevarse a cabo sin ninguna limitación ni injerencia política de ninguna clase. Los errores cometidos en la contratación del ex jefe de custodia conllevan responsabilidades que no pueden reducirse mediante el argumento de resguardar temas personales. En principio, las conversaciones del Presidente con su jefe de custodios deben referir a cuestiones del trabajo (esa debería ser la regla). Por tanto, la Fiscalía debe conocerlas, analizarlas y calificarlas, y, luego de eso, resolver cuáles de ellas deberán mantenerse en reserva, por ser ajenas a los hechos que se investigan».
Muy interesante resulta también cuando agregan, y estoy totalmente de acuerdo: “La preocupación por la presunta utilización de herramientas del Estado para violar los derechos de no se sabe cuántos ciudadanos, en tanto resulta violatoria de la Constitución y las leyes, no puede ser desestimada calificándola como “manija”. Y resulta inaceptable que permanezcan en sus puestos los jerarcas policiales que habrían habilitado el acceso a esas herramientas en forma absolutamente ilegal: sin autorización judicial, sin que existiera ninguna investigación oficial y a personas ajenas al ámbito estatal».
Quiero decir, estimados lectores, que estamos hablando de situaciones muy graves de corrupción, pero insisto, no son de ahora. La semana pasada les decía, con pruebas, con documentos, que el tema de los pasaportes falsos por ejemplo, el tema de pasaportes rusos, y todo ese asunto tan resonado ahora, había empezado por lo menos en 2013, y sin embargo el gobierno era otro, no era este que tenemos ahora.
Y quiero agregar hoy un caso más, que tiene que ver con la esfera militar y que tampoco es de ahora, sino que es del gobierno pasado: ¿Se enteró usted que durante años, un grupo de oficiales militares enviaron a su personal subalterno (soldados) a realizar trabajos para una empresa privada? En el año 2014, un funcionario denunció los hechos a la administración de ese momento. ¿Cuál fue el resultado? Que el denunciante fue perseguido y nunca más logró ascender, mientras que los responsables de la maniobra ilegal fueron sobreseídos el penúltimo día de gobierno frenteamplista, cuando el caso fue archivado, sin sanciones y sin pasar a la Justicia, pese a que se comprobaron todas (sí, ¡todas!) las irregularidades denunciadas. El Ministro encargado de dar por finalizado el caso, Bayardi, ahora dice que no se acuerda de eso. ¿Amnesia?
En 2014, durante el gobierno de Mujica, el Teniente Primero Nelson Duarte, denunció este y otros hechos delictivos ante las autoridades del Ministerio de Defensa. De acuerdo a lo que narra el periodista Leonardo Haberkorn en El Observador hace unos días, en base a las múltiples investigaciones del caso ocurridas entre 2014 y 2020, todas las denuncias realizadas por Duarte resultaron ciertas: «cuadrillas de soldados trabajaban para un particular instalando piscinas, militares traían whisky de contrabando del Chuy en vehículos del Ejército y en un cuartel se hacían trabajos de carpintería para la empresa de un coronel». Se explica además que «salvo una sanción menor a un oficial por traer whisky de la frontera y otros dos castigos menores por temas colaterales, los responsables de estas irregularidades no fueron penados de ninguna manera. Tampoco se investigó a fondo, ni se llevó el caso a la Justicia. En cambio, el teniente Duarte (o sea el que denunció todo lo que terminó comprobándose de cabo a rabo) padeció numerosas sanciones, traslados y nunca más logró un ascenso».
Entonces uno se pregunta, ¿vamos a pretender que un policía, o que un soldado, un mando medio cualquiera, o que alguien cercano al gobierno denuncie cuando se entera de cosas de este tipo? Y no, si sabe que lo van a castigar a él, en vez de felicitarlo por combatir la delincuencia interna que hay en determinados organismos; lo van a sancionar a él, lo van perseguir a él, le van a buscar a él hasta la más mínima falta para tratar hasta de destituirlo, y por supuesto que deberá olvidarse de ascender. Todo se maneja en las altas esferas, ahí se corta el queso, se hace y se deshace, se corta y se reparte la torta.
Así que a esta nota de contratapa que amablemente usted acaba de leer, bien le podríamos llamar “Por lo que dice la Real Academia Española, ¿Uruguay es una joda’” – Segunda Parte.
Lamentablemente, en casos como los que estamos comentando y en muchísimos otros, es así la cosa, así nomás.