Agustín Moreira y Lucía Caputto inauguraron en Salto Granja Mola, un emprendimiento que combina tradición artesanal, productos uruguayos de calidad y la calidez de un proyecto familiar.
Muy contento de estar dando esta inauguración a nuestro local, a nuestro proyecto junto con Lucía. Queremos que quienes vengan se lleven una experiencia muy linda.
— Agustín Moreira
El sábado 8 de noviembre se inauguró Granja Mola, un emprendimiento familiar que une la dedicación artesanal con la pasión por crear algo propio. Sus fundadores, Agustín Moreira y Lucía Caputto, decidieron dejar atrás sus rutinas laborales para embarcarse en una aventura que representa, para ambos, mucho más que un negocio: una nueva forma de vida.
Agustín, con 18 años dedicados al ciclismo profesional y experiencia en el rubro de los lácteos, y Lucía, maestra de vocación que decidió poner una pausa a las aulas, unieron fuerzas para dar forma a este proyecto que combina trabajo, afecto y calidad. “Muy contento de estar dando esta inauguración a nuestro local, a nuestro proyecto junto con Lucía”, expresó Moreira con visible emoción durante la apertura.
Soy maestra, pero puse una pausa para dedicarme a este proyecto de vida.
— Lucía Caputto
El nombre “Granja Mola” encierra la esencia del emprendimiento. “Mola” surge de la combinación de sus nombres —MO de Moreira, L de Lucía y A de Agustín—, pero también tiene un significado especial en español: algo que gusta, que resulta agradable. “Cuando en España te dicen que algo mola, es porque es lindo. Y eso es lo que queremos ofrecer: que quienes vengan se lleven una experiencia muy linda”, contó Agustín.
Lucía, por su parte, agregó que si bien esta es su primera experiencia en el comercio, “la chispa viene de familia”. “Mis papás, mis tíos, mis abuelos trabajaron en el comercio. Yo siempre fui maestra, pero ese espíritu emprendedor estaba ahí, esperando su momento”, señaló.
El local ofrece productos artesanales seleccionados provenientes de Colonia y Malvinas, reconocidos por su tradición y calidad. En las góndolas de Granja Mola se pueden encontrar quesos colonia y parmesano, mermeladas, dulces de leche, embutidos y chacinados Venturini, todos elaborados con recetas tradicionales y procesos cuidadosos.
Además, el emprendimiento suma un valor diferencial: un servicio de viandas diarias con opciones caseras y accesibles. “A partir del lunes 10 de noviembre abrimos al público con todos los productos y las viandas”, anunció Lucía. “Cada día habrá dos menús diferentes y un tercero fijo, siempre con milanesa, para quienes prefieren algo clásico. También vamos a ofrecer postres variados, desde arroz con leche hasta mousse de dulce de leche”.
El horario de atención será de 8:30 a 13:30, retomando por la tarde de 17:00 a 20:30 durante el verano, con una posible reducción en invierno. “Estamos ajustando los detalles, pero lo importante es que la gente sepa que siempre va a encontrar una propuesta fresca, casera y con buena atención”, explicó Agustín.
La pareja reconoce que iniciar un emprendimiento implica desafíos, pero también una enorme satisfacción. “Obviamente están las incertidumbres, algunos miedos, pero las ganas están. Tenemos fe en nuestro proyecto, mucha voluntad y esperamos que el público de Salto nos acompañe”, expresó Lucía con entusiasmo.
El espacio, cálido y cuidadosamente ambientado, refleja el espíritu de sus creadores: una propuesta cercana, artesanal y familiar, donde cada producto cuenta una historia. “Granja Mola no es solo un comercio, es el resultado de un sueño compartido. Queremos que cada persona que entre se sienta bienvenida y viva una experiencia auténtica”, resumió Agustín.
Con esta nueva apertura, Salto suma una opción que combina sabor, identidad y trabajo genuino. En tiempos donde los proyectos personales florecen desde la pasión y el esfuerzo, Granja Mola se presenta como un ejemplo de cómo el cambio puede comenzar con una simple decisión: atreverse a hacer realidad los sueños.











