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miércoles, 4 de junio de 2025
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De política y periodismo (Segunda Parte)

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Diario EL PUEBLO digital
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Insistimos con el tema, de ahí que sin haberlo imaginado hasta hace dos o tres días, hoy volvemos con una segunda parte, una continuación de la columna del pasado lunes.

Hace una semana contaba que había tenido una charla con un amigo, casualmente, en plena calle Uruguay, charla que para mí al menos, había dejado en evidencia la contradicción que existe en quienes acusan a «los medios de comunicación» (dicho habitualmente así, con una gran generalización) de defender al gobierno ocultando información sobre delitos que se cometen en Uruguay y, al mismo tiempo, sostienen que la delincuencia se ve continuamente y la gente que quiera verla puede hacerlo consumiendo precisamente esos mismos medios de comunicación.

Hoy insistimos con el tema. Porque resulta que se han sumado otros varios hechos que se asocian a la cuestión, y además, seguimos escuchando y leyendo un sinfín de contradicciones.
Partamos de la base que desde algunos sectores se dice que al asumir el actual gobierno mejoró la seguridad pública, y desde la oposición se afirma que no solo no mejoró sino que hasta puede haber empeorado. Digamos ante todo, como tantas veces en los últimos meses, que la delincuencia no ha cesado, lejos está de eso. Y si hay variantes en relación a antes de 2020, son mínimas.

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Pero nos interesa marcar algunas contradicciones o incoherencias de las que «rompen los ojos» y que involucran a los medios de comunicación. Es importante reflexionar sobre ello.

Quienes afirman que la delincuencia actualmente es «escandalosa» y que los medios de comunicación lo ocultan, a su vez dicen que «las crónicas policiales son terribles». ¿Cómo? ¿Acaso no escuchan, leen o ven esas crónicas en los medios de comunicación? De ahí lo que decíamos al comienzo, y en la columna del lunes pasado también.

Quienes reconocen, en cambio, que la delincuencia es menor que años antes, pero (¡cuidado!) que eso no se debe a una mejor gestión de las autoridades sino a una mayor quietud social impuesta por la pandemia, al mismo tiempo critican que haya informativos que dedican menos tiempo a la crónica policial. ¿Cómo? ¿No hay que reducir el espacio de informar sobre delitos si la pandemia redujo los delitos?

Así, como en tantas cosas, lo que parece faltar es un manejo más racional de los argumentos pero, principalmente, de los criterios para defender determinadas posturas.

Estamos a muy poco de una instancia electoral importante para el país, un Referéndum que pone en juego la vigencia o no de 135 artículos (nada menos que esa cantidad) de una Ley de Urgente Consideración. También pensando en eso es importante exigir más criterios al momento de informar y opinar.
Pero, ¿qué hechos nuevos han surgido que aportan a esta reflexión? Por ejemplo que una radio capitalina fue allanada por la Policía tras la difusión de audios que hizo el periodista Ignacio Álvarez. Apenas Álvarez difundió el material, hubo quienes dijeron que por más que no estuviera bien lo que hizo, a él nada le pasaría porque era «un hombre de derecha», «un defensor de este gobierno», «un periodista comprado por Lacalle»… y no faltaron por supuesto los epítetos despectivos de «facho», «oligarca derechista», etc., etc. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario, el proceder de las autoridades fue hasta desmedido (a nuestro entender), actuando casi que con saña contra el periodista.

No queremos dejar pasar la ocasión para decir, a modo de opinión personal, que no compartimos lo hecho por Álvarez, pero por una cuestión más de ética que jurídica. El periodista tiene derecho, por ley, a reservar la fuente de sus materiales. Debió, creemos, a lo sumo haber informado en su programa del material que poseía y haberlo ofrecido, en todo caso, a la Justicia, no primero a la audiencia; reiteramos: por una cuestión ética frente a los involucrados.

Pero volvamos a lo que muchos supusieron. Pensaron muchos que la Justicia no lo tocaría por ser periodista y tener tal o cual pensamiento o ideología. Y esto, lamentablemente, se dio porque muchas veces la Justicia deja dudas, o directamente no la entendemos. No es que descreamos, pero cuesta entenderla, y cuando se toca en algún punto con cuestiones políticas, las dudas aumentan. Le doy un ejemplo bien cercano: mientras la Justicia actúa muy rápidamente contra Álvarez (hombre al que es fácil asociar con partidos «de derecha»), en Salto hace más de un año que sigue sometiendo a una niña de tres años a pericias tras pericias, dilatando el momento de juzgar o no, a su abuelo pedófilo o no (reconocido dirigente político de un partido «de izquierda»).

¿Tiene «derecha» o «izquierda» la Justicia en Uruguay y actúa en consecuencia? Queremos seguir creyendo que no.

Volvamos a los números de la delincuencia. Días pasados, por el centro de Montevideo, un grupo de jóvenes hacía campaña por la papeleta rosada del SI. Al momento de entrevistar a una de las jóvenes (Camila, si mal no recordamos el nombre) sostiene que «hay que derogar esos artículos porque con la LUC la delincuencia ha aumentado mucho». ¿En qué datos se basa? ¿Cómo los consiguió? ¿Son datos que arrojan qué mediciones? ¿Son datos que muestran los medios de comunicación? Volvemos a lo mismo: ¿entonces los medios no ocultan? Pero además, fueron varios los minutos que dedicó ese informativo al trabajo que estaban haciendo los jóvenes, de entregar volantes y conversar con la gente. ¿Y no es que los informativos están «comprados por el NO»? La cosa no termina ahí… Seguidamente, el informativo pasa a hablar de las fumigaciones contra mosquitos que se están haciendo en Montevideo, y se entrevista al Director de Medio Ambiente de aquella Intendencia: una entrevista de varios minutos exhibió de fondo un cartel rosado con la inscripción «Vota SI – En defensa propia». ¿Y entonces? ¿Vio que no es tan clara la relación política-periodismo? ¿Vio que al fin de cuentas todo depende del cristal con que se mire? ¿Vio que los periodistas son solo mensajeros con lo que muchos se enojan cuando en realidad les molesta el mensaje?

Que hay periodistas y medios de comunicación que cumplen una función tendenciosa, y quizás hasta con mala intención, o vaya uno a saber con qué intencionalidad oculta (seguramente dinero)…sí, claro que sí, por supuesto. Pero lo importante, y no nos cansaremos de decirlo, es no caer en la trampa de «meter todo en la misma bolsa», una clara metáfora para decir que las generalizaciones suelen ser malas… Y en política y periodismo, ¡ni que hablar!

Contratapa por Jorge Pignataro

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