Los hombres somos tercos y nada mejor para ejemplificarlo de lo que ha sucedido en la escuela militar de aviación. Algún necio entiende que esto está bien, que quien pretende hacerse militar en cualquiera que sea la rama elegida tiene que ser “duro”, porque la situación que habrá de encontrar en el desempeño de su profesión no será signada por la tolerancia, el diálogo o la comprensión precisamente.
Bajo este concepto se justifica primero este maltrato de palabra, como lo denunciado y con pequeñas humillaciones, pero mucho nos tememos que también después se termine justificando toda acción, hasta la tortura y la muerte injusta del que piensa o actúa diferente, sin escucharlo jamás y por el sólo hecho de pensar diferente.
Convendría preguntarse si hemos aprendido algo del pasado reciente y convendría también saber que piensan las nuevas generaciones de lo que es inculcar este concepto, estas ideas a todas luces injustas e ilegales en la formación de quienes teóricamente tienen la función de proteger al ciudadano uruguayo.
No creemos que el actual ministro de defensa, que proviene si mal no entendemos del sector wilsonista del Partido Nacional, comparta y apoye este tipo de apremios. Tampoco creemos que las restantes autoridades estén de acuerdo, pero la realidad indica que pese a todo es lo que se sigue practicando y lo que de alguna manera prevalece en la esfera militar.
Somos partidarios de tener hombres debidamente formados, valientes y capaces de defender el país hasta las últimas consecuencias, pero siempre dentro de la ley. No es lo que sucede actualmente, donde se prepara más que para defender a la patria, para castigar y torturar mediante los apremios más crueles a todo semejante.
Lo que se está preparando a nuestro entender son verdaderas máquinas de la tortura y el terror. ¿Será por eso que el periodismo dedicado a investigar y a chequear la acción de cada quien no informa mucho de la formación que se recibe en los cuarteles?
Aspiro a que un día tengamos en los militares a verdaderos amigos, los que realmente están formados para defender la verdad y la justicia, no para torturar y matar.
Con el actual razonamiento y la formación que se recibe, lo que más se logra es seres llenos de odio y rencor que buscarán venganza, motivados y guiados por “hacé la tuya”. No es lo que quiero para mi país.
Alberto Rodríguez Díaz
Formemos militares probos y justos, y no rencorosos y vengativos
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