Fiscalización de taxis en Salto: un antes y un después para el servicio

En una instancia que autoridades calificaron como “histórica”, la Intendencia de Salto, junto al LATU, puso en marcha un proceso de fiscalización integral del sistema de taxis. La medida responde al Decreto Departamental 6732/2014 y busca ordenar un sector que, durante años, funcionó con escaso control y con un alto nivel de informalidad.
La tarea comenzó con la verificación técnica de los relojes taxímetros —su homologación, funcionamiento y ajuste tarifario— pero se extenderá a otros aspectos claves del servicio: estado de los vehículos, presencia de la planilla tarifaria, ubicación real de las paradas y cantidad de unidades en actividad.
“Este es el comienzo del principio”, expresó Miguel Acosta, subjefe del Cuerpo Inspectivo, quien destacó que el contralor permitirá saber con precisión cuántos taxis operan, dónde trabajan y en qué condiciones se encuentran.
Control del taxímetro y tarifas

Desde el LATU explicaron que la verificación contempla pruebas de distancia, velocidad y tiempo para asegurar que la ficha caiga correctamente, de acuerdo con la tarifa oficial publicada en el Diario Oficial. Para el departamento de Salto, la bajada de bandera está fijada cada 250 metros y luego cada 100 metros se determina el valor de la ficha.
Los inspectores realizan las pruebas en pista marcada, donde se evalúa si el aparato coincide con la distancia recorrida y los montos establecidos.
Además, recordaron que el pasajero tiene derecho a conocer el costo del viaje, ya sea a través del aparato o de la planilla visible dentro del vehículo. También puede realizar denuncias formales en la página de Arlatu ante cualquier irregularidad.
Relojes no homologados y cambios obligatorios
Uno de los puntos más sensibles del proceso fue el cambio de los relojes argentinos, que antes se utilizaban en varios taxis de la ciudad. Esos aparatos no se pueden certificar en Uruguay, lo que meses atrás frenó la llegada del LATU a Salto. Se otorgó un plazo para regularizar y, tras esa ventana, el proceso de control finalmente avanzó.
Un sector con múltiples actores

El relevamiento permitió identificar cuatro grupos con realidades muy diferentes:
- Taxis formales con permiso y taxímetro.
- Vehículos “legales” con prácticas irregulares, vinculados a empresas con autos que no cumplen todos los requisitos.
- Conductores informales, conocidos como “taxistruchos”, unos 300 según estimaciones. Un 40% manifestó intención de formalizarse.
- Vecinos que realizan traslados como changa, sin seguros ni habilitación.
También se detectó un grupo que se presenta como “Uber”, aunque la aplicación no opera en Salto, ya que la ciudad no alcanza el mínimo de habitantes exigidos.
Ordenar este escenario, según las autoridades, es clave para recuperar la confianza de los usuarios, que hoy suben a un taxi “sin saber cuánto les van a cobrar”.
Voluntad de regularización
Pese a cierta resistencia inicial, la Intendencia informó que hubo buena respuesta tanto del sector formal como del informal. “A nadie le gusta que le digan que está mal, pero después de varias reuniones se llegó a un acuerdo para trabajar juntos”, señalaron. Los primeros en ser fiscalizados serán los taxis en regla, seguido por el resto de los actores.
La comuna recordó que existen 73 chapas vigentes, pero hay margen para otorgar entre 50 y 60 más, lo que permitiría absorber parte de la demanda del sector informal.
El objetivo final es claro: un sistema seguro, transparente y confiable para todos.






