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domingo, diciembre 21, 2025

Fin de año: rituales que cierran ciclos y la importancia del autocuidado

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Diario EL PUEBLO digital

La psicóloga Andrea Zunini reflexiona sobre el fin de año como un tiempo simbólico de cierre y transición emocional. Advierte sobre las presiones sociales asociadas a las fiestas, destaca el valor de los rituales cuando no se viven desde la obligación y subraya la importancia del autocuidado, la compasión y los límites para transitar estas fechas de forma más saludable.

Las Fiestas de Fin de Año suelen estar rodeadas de expectativas, balances y mandatos sociales que no siempre se dicen en voz alta. Para la psicóloga y licenciada en Ciencias de la Comunicación Andrea Zunini “más allá de los encuentros, los brindis y los rituales tradicionales, diciembre se convierte en un tiempo especialmente sensible desde el punto de vista psicológico”.

En diálogo con El Pueblo, Zunini nos invita a pensar estas fechas como rituales de cierre y transición, que movilizan emociones profundas y, muchas veces, contradictorias. “El fin de año no es solo una fecha en el almanaque; es un momento simbólico que nos enfrenta con lo vivido, con lo que no fue y con lo que deseamos que suceda en el año que está por llegar”, señaló.

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“Entiendo a las fiestas de fin de año como rituales muy arraigados a nuestra cultura. Un ritual sería una práctica simbólica, repetiday socialmente compartida. Desde la psicología, podemos decir que los rituales cumplen una función psíquica fundamental, porque otorgan cierto orden, ofrecen un marco de previsibilidad y contención ante la incertidumbre de la vida. Nos permiten organizar la experiencia emocional, dan sentido a los cambios y marcan transiciones significativas en la vida de las personas y de los grupos. En ese sentido, ayudan a tramitar los cierres de ciclos, a elaborar pérdidas, a celebrar comienzos. A través de ellos podemos expresar emociones que no son dichas a través de la palabra”, explicó Zunini. Por otro lado, la psicóloga señaló que cuando estos rituales se viven desde la obligación: “hay que estar bien”, “hay que festejar”, “hay que reunirse”, pueden transformarse en una fuente de malestar.

“Muchas personas llegan a estas fechas cansadas, emocionalmente sobrecargadas, atravesando duelos o simplemente preocupadas por los malestares de la vida cotidiana. En ese contexto, la exigencia de mostrarse felices puede implicar un gran esfuerzo psíquico, generar culpa, ansiedad o sensación de aislamiento, como desconectados del resto, incluso estando acompañados. Reconocer esto es el primer paso para habilitar una vivencia más saludable de las fiestas”.

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Autocuidado: una práctica necesaria

Estas fechas suelen reactivar historias familiares, vínculos difíciles o recuerdos dolorosos. Por eso, para la Ps. Andrea Zuninipracticar el autocuidado también implica anticiparse, reconocer qué situaciones resultan emocionalmente demandantes y pensar estrategias para transitarlas con mayor amabilidad hacia uno mismo.

“Como psicóloga vengo trabajando con mucho compromiso la difusión de prácticas de autocuidado, entendiéndolas como prácticas de prevención y de promoción salud, y en este contexto de fin de año es muy pertinente poder  reflexionar en ese sentido”, explicó. “Desde una perspectiva psicológica el autocuidado, implica escucharse, poner límites y validar lo que se siente, incluso, como en estas fechas, cuando eso no se encaja con el clima festivo que predomina a nuestro alrededor”, agregó.

“El autocuidado en esta época del año puede ser tan simple y tan complejo, como permitirse no cumplir con todas las expectativas externas. Elegir a qué encuentros asistir, cuánto tiempo quedarse, o incluso habilitar espacios de soledad, también son formas legítimas de cuidarse”, explicó. Al respecto agregó:

“Si alguien que nos está leyendo siente que no está llegando a las fiestas lo bien que quisiera, que le cuesta “estar bien”, debería permitirse no sostener una imagen de bienestar forzado que puede aumentar su malestar. Sabemos que es difícil cuando uno es parte de un núcleo familiar que está dispuesto a celebrar y espera lo mismo de nosotros, pero debería animarse a poder expresar cómo se siente y ver la forma de habilitar una vivencia más auténtica, más coherente entre lo que piensa, lo que siente y lo que hace”.

Cerrar el año sin exigencias

La idea del “balance de fin de año” puede ser útil para algunas personas, pero para otras se transforma en un tribunal interno donde solo se enumeran errores y pendientes. “No todos los cierres tienen que ser definitivos ni optimistas”, aclara. “A veces, cerrar un año es simplemente reconocer que se hizo lo que se pudo con las herramientas disponibles.En este sentido, la propuesta es correrse de los ideales de productividad emocional y habilitar una mirada más compasiva. Las fiestas pueden ser un momento para revisar deseos y expectativas, pero también para aceptar cansancios, ver la necesidad de poner límites y reconocer que hay procesos que siguen abiertos aunque lleguemos a diciembre”.

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