La fiesta fue el pasado viernes 10. Pero el centenario se palpitó todo el año. Se cumplieron 100 años desde que tomó posesión del cargo en Sopas, el 21 de octubre de 1921, la primera Directora, Ana Z. de Díaz (así registró su firma en el viejo Libro Diario). Cuenta en los documentos que dejó escritos, que el paraje era desolado y solo había una casa habitación en condiciones no muy buenas. “Uno se imagina lo que habrá sentido y todo lo que le habrá movilizado ese arribo”, reflexiona la actual Directora, Mtra. Stella Borghetti, y prosigue: “golpeó y esperó ser atendida por alguien sin recibir respuesta, hasta que entró por una de las puertas que se hallaba abierta. Luego cuenta que se acerca un vecino, el Sr. Nicola y en presencia de este se hace entonces cargo de la escuela”.

La primera Directora anotó además que “Debido al mal estado y falta de limpieza de la casa me tomaré unos días para poner en condiciones de abrir las clases”, e indica que el material escolar y demás existencias se encuentra todo o casi todo en estado deficiente. El lunes 31 de octubre comienzan las clases.
Así se enfrenta a otra problemática: la baja asistencia. Los pocos alumnos le explican que esto ocurre en período de esquila. En otras páginas del Libro Diario cuenta que hay alumnos que faltan por encontrarse “atareados marcando los animales”. Pero ese ausentismo tenía también otros orígenes, como enfermedades y epidemias. En diciembre de 1934 fueron clausuradas las clases para evitar la propagación de la Parálisis Infantil. En años posteriores hay casos de sarampión, rubeola, y otros inconvenientes como sequías o crecientes, como en el año 59. Por lluvias intensas, los alumnos no asistían, ya que los pasos estaban crecidos. “Los docentes desarrollaban entonces su labor adaptándose a esta realidad e intentando ser lo más flexibles posibles con el fin de poder conseguir adeptos para sus aulas. Las maestras directoras cuentan como salían a recorrer el lugar, las viviendas de sus alumnos exhortando a los padres a que envíen a sus hijos a la escuela”, dice Stella Borghetti.
En abril de 1942, la Directora recibe un telefonema donde se le ordena cerrar la escuela por mal estado del edificio. La escuela es trasladada a Valentín Grande. El Sr. Gil Rodríguez, considerado fundador de esta escuela, entrega las llaves del lugar a la Maestra Directora el 25 de junio de 1942. La inauguración oficial del edificio escolar se realiza el 19 de setiembre de ese año y el Inspector que concurre deja explicitado que el edificio fue construido “por aportes del Banco de Seguros, del Consejo de Enseñanza y de la contribución privada”. Otros datos pintorescos hallados en los viejos documentos son, por ejemplo, que “no se dictó clases el día que se dio finalización a la Guerra, año 1945. En abril de 1945 se suspenden las clases por el fallecimiento del excelentísimo presidente Roosevelt. El 2 de mayo de 1945 se declara feriado por la caída de Berlín en la Guerra. El 8 de mayo del mismo año se da otro día feriado por la finalización de la Guerra, victoria Aliada”.
En noviembre de 1950 se reúne Comisión Pro Fomento para tratar la organización de la Escuela Granja. A fines de noviembre se designa a un peón por parte del Departamento de Escuelas Granjas, el Sr. Amandio Vigánico, para desempeñar esas tareas: arado, siembra, mantenimiento y cosecha con los propios alumnos. Se plantaban muchos árboles: naranjos, perales, tipas, moras, fresnos, ciruelos, granados, manzanos, y más.
Otros datos que sobresalen en la historia: En 1952, época de sequías, se acarrea agua en barriles del arroyo Valentín. “El 9/04/1959, por Gran creciente del Valentín, la asistencia es nula. Los alumnos no pueden llegar a la escuela e incluso muchas de sus viviendas están inundadas”.
Reflexiona la Mtra. Borghetti: “Así transcurrieron los años, con épocas más felices que otras, pero siempre con el ojo del docente poniendo foco en el alumno y en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Como lo seguimos haciendo este año cuando iniciamos con una difícil situación de crisis sanitaria con la pandemia de Covid 19. Debimos repensar nuestros métodos, se instaló la enseñanza virtual, adaptándonos docentes, alumnos y padres a vincularnos a través de una pantalla e intentando sacar el mayor provecho posible de ello. Al regresar ya a la presencialidad retornamos alegres y ansiosos. Con muchas expectativas puestas en ese reencuentro”.
Lo cierto es que este 10 de diciembre de 2021, la comunidad educativa celebró el centenario de la escuela. Hubo reencuentros, recuerdos, nostalgia. Asistieron personas de diferentes puntos del país: Durazno, Montevideo, Paysandú, Tacuarembó, y de distintos puntos de nuestro departamento. Estuvieron ex-alumnos, ex docentes y autoridades (como el Inspector Departamental Óscar Pedrozo, el Secretario de CTM Carlos Silva, el Alférez del Batallón de Infantería N° 7, Zabala; el Alcalde de Valentín, Santiago Dalmao; todos señalaron la importancia de priorizar en sus agendas un evento de esta magnitud y acompañar a docentes, alumnos, padres y vecinos en un brindis por un pasado y un presente que, al decir de la actual Directora, “nos llena de orgullo”.
La jornada se inició con un desfile criollo organizado por el vecino Juan R. Fernández. Al llegar los jinetes dio comienzo un emotivo acto protocolar. Luego, con la conducción de Charles Blanché se continuó con palabras de exalumnos y se recibió una placa, obsequio de la Comunidad de Puntas de Valentín. Además se proyectó un video realizado por Marcelo Cattani, con colaboración de Pablo Malatesta (trabajo del Centro de Fotografía de la Intendencia de Salto). Hubo seguidamente actuaciones de los escolares: alumnos de 1er y 2do ciclo representaron el cuento “Gauchos eran los de antes”, del libro “Cuentos del Pedregal”, cuyo autor es Juan Echagüe, salteño -vive en Montevideo- que cursó gran parte de Primaria en la Escuela 54, cuando vivía con su familia en Puntas de Valentín. Echagüe tiene a su cargo la ONG “Puentes”, que realiza diferentes colaboraciones y ayuda a escuelas rurales, así como a estudiantes rurales que van a vivir a la capital. La adaptación del cuento estuvo a cargo de las dos maestras con que cuenta la escuela: Stella Borghetti y Gabriela Fernández, y recrea la historia de un gaucho que se resiste a los cambios de la modernidad. Los más pequeños, realizaron durante la obra una puesta en escena donde recrearon juegos tradicionales (con el tema “Transforma”, de Mariana Ingold, como fondo) que el gaucho Don Cantalicio no puede dejar de añorar. Finaliza la obra con una versión instrumental del Pericón de Julio Brum, lo que resultó cálidamente aplaudido por los presentes. Luego, los 24 alumnos de la escuela cantaron junto al ex maestro de esta institución, Diego Bracco, el tema “Glu glu glu”, de la banda uruguaya Cuatro Pesos de Propina. Cantaron acompañándose de panderetas y maracas.
A las maestras Stella y Gabriela, y a la auxiliar de servicios Élida Suárez se les entregó ramos de rosas por parte de Hugo Fontoura, en representación de los vecinos, como muestra de agradecimiento por la labor brindada.
Finalmente, se invitó al público a disfrutar de una muestra de proyectos abordados por las docentes y los alumnos durante este año: Investigación sobre los 100 años (Ciencias Sociales), “Te cuento un cuento” (Lengua), “Hacer y ser en común” (Convivencia; Proyecto de Centro sobre Participación), “¡A plantar en la escuela!” (Proyecto de huerta escolar), “Emociones en juego” (proyecto desarrollado por docentes de la Colonia de Termas del Arapey; enseñaban vía zoom, juegos a los alumnos de distintas escuelas rurales).
Esta muestra se acompañó de un brindis y, como no podía ser de otra manera, simultáneamente se asaba carne para disfrutar al mediodía de un exquisito asado criollo, y se practicaban diferentes pruebas de riendas, actividades muy aclamadas y disfrutadas por la comunidad. (Fotos: gentileza de M. Cattani).
JORGE PIGNATARO