Por Jorge Pignataro
Falleció este martes 30 uno de los mayores escritores de las últimas décadas, con amplia trayectoria internacional, autor cuyas obras han sido traducidas a más de 40 lenguas. Hablamos de Paul Auster, poeta, gran novelista, pero además guionista y director de cine estadounidense.

Había nacido en Newark, Nueva Jersey, el 3 de febrero de 1947 y falleció, como fue dicho, el 30 de abril de 2024, en Brooklyn, Nueva York.
Fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia en 1992 y recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2006.
El día siguiente al fallecimiento, el diario argentino La Nación informaba sobre el hecho y comentaba lo escrito por la esposa del escritor en redes sociales. Ella es Siri Hustvedt, también escritora:
“Fui ingenua, pero había imaginado que sería yo quien anunciaría la muerte de mi marido, Paul Auster”. Así comienza el posteo que la novelista Siri Hustvedt escribió hoy, disgustada y conmovida tras el fallecimiento ayer, a los 77 años, del autor de Trilogía de Nueva York, por un cáncer de pulmón. “Murió en su casa, en una habitación que amaba, la biblioteca, una habitación con libros en cada pared, desde el suelo hasta el techo, pero también con ventanas altas que dejaban entrar la luz. Murió con nosotros, su familia, a su alrededor el 30 de abril de 2024 a las 6:58 PM. Algún tiempo después, descubrí que incluso antes de que sacaran su cuerpo de nuestra casa, la noticia de su muerte ya circulaba en los medios y se habían publicado obituarios. Ni a mí, ni a nuestra hija Sophie, ni a nuestro yerno Spencer, ni a mis hermanas, a quienes Paul amaba como a sus propias hermanas y presenciaron su muerte, tuvimos tiempo para asimilar nuestra dolorosa pérdida. Ninguno de nosotros pudo llamar o enviar correos electrónicos a nuestras personas queridas antes de que comenzaran los gritos en línea. Nos robaron esa dignidad. No conozco la historia completa de cómo sucedió esto, pero sé esto: está mal”. Desde el 11 de marzo de 2023, cuando también por Instagram informó públicamente por primera vez sobre la enfermedad de Auster, la escritora se ocupó de transmitir la evolución del tratamiento que cursaba Auster, primero hospitalizado. “Paul nunca abandonó Cancerlandia. Resultó ser, en palabras de Kierkegaard, la enfermedad mortal. Después de que los tratamientos fracasaron, su oncólogo le ofreció quimioterapia paliativa, pero él dijo que no y solicitó cuidados paliativos en casa. Muchos pacientes experimentan los estragos del tratamiento del cáncer, y algunos se curan, pero lo que el mundo de la medicina llama cortésmente ‘efectos adversos’ fácilmente se convierte en una realidad en cascada de una crisis tras otra, causada no por el cáncer, sino por el tratamiento. Las inmunoterapias, que actúan a nivel molecular, pueden ser particularmente peligrosas. Un ‘efecto’ puede poner en peligro la vida y requerir una intervención dramática, lo que a su vez provoca otro efecto que amenaza la vida, que exige mayor intervención, y el cuerpo agredido se debilita cada vez más”, explicó la autora de Un verano sin hombres en la publicación de hoy, desgarradora y frontal a la vez.