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sábado, noviembre 29, 2025

La Messe Solennelle y el rigor artístico en Salto

Ezequiel Larré y Damián Weisz: el diálogo acústico entre la materia y el espíritu

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Diario EL PUEBLO digital

Ezequiel Larré, Damián Weisz, Andrea Iglesias y el Coro Departamental ofrecieron una interpretación de la Messe Solennelle que unió arte, técnica y fe.

El 26 de octubre de 2025 marcó un hito en la vida musical de Salto con la presentación del órgano tubular Khun en la Catedral Basílica. Entre las obras del programa, la Messe Solennelle de Louis Vierne expresó la dimensión espiritual y técnica del instrumento. 

La interpretación reunió a Ezequiel Larré en el gran órgano, Damián Weisz en el órgano de coro y la dirección de Andrea Iglesias al frente del Coro Departamental de Salto, en una ejecución precisa y profundamente inspirada.

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La Misa de Vierne: el efecto acústico de la fe

Louis Vierne concluyó su Messe Solennelle en 1900, en el esplendor del órgano sinfónico francés. La concibió inicialmente para coro y gran orquesta, aunque su maestro Charles-Marie Widor le sugirió sustituirla por dos órganos: una orquesta de gran escala resultaba inviable dentro de una iglesia. 

En Saint-Sulpice, los instrumentos quedaron enfrentados, uno en el coro y otro en la contrafachada. Esa disposición generaba un flujo acústico que recorría la nave, se cruzaba y retornaba transformado. El templo entero funcionaba como caja de resonancia espiritual: el sonido se expandía, dialogaba con la piedra y convertía la misa en experiencia física de fe.

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Ezequiel Larré: el diálogo con el órgano mayor

El propio Larré define su visión de la Messe Solennelle con una precisión que revela oficio y espiritualidad:

“Interpretar una obra como la Misa de Vierne es, ante todo, un desafío en equipo. Todas las partes tienen que ensamblarse debidamente. Por otro lado, el instrumento que tuve el privilegio de tocar (hoy en día el instrumento musical de mayor porte en todo el territorio nacional), gracias a la armonización y demás labores de puesta a punto por parte de Mario D’Amico y su equipo, hacen que la tarea de interpretarlo sea algo más que agradable.

La propia obra —enmarcada en el contexto histórico y estético de pleno esplendor de los órganos sinfónicos franceses—, nos indica, en cierta forma, qué tipo de tímbrica emplear: 

Por momentos sonidos plenos, profundos, y potentes, que buscan evocar la majestuosidad de Dios Nuestro Señor, de Su Santa Iglesia y de su liturgia, representados por los grandes tubos de 16 pies y la trompetería brillante.

Por momentos, sonidos de extrema suavidad y delicadeza, que invitan al recogimiento y la contemplación de las verdades y los misterios de la Fe, presentes en los registros ondulantes, las distintas flautas de 8 pies y un empleo afortunado de la caja expresiva.

Si bien se suele llamar al órgano «el rey de los instrumentos», personalmente, yo pienso que llamarlo «pontífice» es más apropiado, dado que su rol es irreemplazable, porque está íntimamente ligado a la liturgia católica y su desarrollo. 

El órgano nos ayuda a «sacralizar» nuestras realidades, contribuyendo a nuestro crecimiento espiritual y trascendental. De ahí lo importantísimo de volver a normalizar su uso cotidiano, acompañando a las comunidades en su caminar como pueblo de Dios. Partiendo de esa premisa, la «Messe Sollenelle» de Louis Vierne cumple con creces su cometido”.

La excelente interpretación de Ezequiel Larré surge de una formación técnica sólida y de una comprensión profunda del instrumento y de la obra. Egresado del Conservatorio Municipal de Rocha como Profesor de Piano, Teoría, Solfeo y Armonía y discípulo de Antonio De Raco en Buenos Aires y de Cristina García Banegas en Montevideo, Larré articula cada registro como parte de una forma mayor.

Damián Weisz: la acústica como pensamiento interpretativo

Damián Weisz tuvo a su cargo el órgano de coro, un instrumento más pequeño que el gran órgano tubular, pero de papel esencial: acompañar al coro a lo largo de casi toda la misa. 

“El órgano de coro es el que sostiene permanentemente al coro, el que le da estabilidad”, señaló el intérprete. 

La escritura de Vierne le confía a este órgano el peso estructural de la obra, mientras que el gran instrumento interviene para crear los efectos de expansión y respuesta que caracterizan su planteo espacial.

El instrumento disponible en Salto planteó un desafío técnico y estético. Se trataba de un órgano positivo, de un solo teclado y sin pedal, con registros propios del Renacimiento y del Barroco. Muy distinto del órgano de coro que Vierne imaginó —romántico, de dos teclados y con pedalera—, el instrumento local estaba concebido para repertorios camerísticos y continuos barrocos. 

Weisz logró adaptarse con equilibrio y criterio, ajustando la escritura del compositor a la naturaleza del órgano y manteniendo la coherencia sonora entre ambos extremos del templo.

Su interpretación permitió que el Coro Departamental de Salto se integrara plenamente al espacio, transformando las limitaciones materiales en una virtud acústica. En el Gloria, los acordes del gran órgano responden como ecos rítmicos, mientras que en los pasajes más contemplativos se produce una conversación de timbres entre ambos instrumentos y las voces, un diálogo de distancias donde el aire se vuelve parte de la textura.

Weisz —formado en Montevideo con Yolanda Rizzardini y, luego, en Lausana bajo la guía de Jean-Christophe Geiser— combina una sólida trayectoria internacional con una dedicación constante a la enseñanza y la investigación. Su paso por el Ensemble De Profundis en Uruguay y el Ensemble Orlando Fribourg en Suiza consolidó una visión integradora entre música vocal e instrumental. Desde 2019, se desempeña como profesor adjunto de Órgano en la Facultad de Artes (Udelar).

Su trabajo en Salto ratifica una concepción del órgano como instrumento que piensa, respira y construye espacio. Cada registro, cada respiración y cada resonancia se inscriben en su interpretación con una precisión que convierte la acústica en lenguaje y la liturgia en experiencia viva de sonido y fe.

El valor del rigor profesional

El órgano tubular Khun exige un dominio total del instrumento, del espacio y de la acústica. Ezequiel Larré, Damián Weisz y Andrea Iglesias encarnan esa exigencia con una combinación poco frecuente de método, conocimiento y sensibilidad artística. En ellos convergen la precisión técnica, la comprensión estética y el liderazgo profesional que permiten convertir una obra monumental en una experiencia viva de sonido y sentido.

Su trabajo conjunto reveló algo más que virtuosismo: la importancia de contar con intérpretes, técnicos y directores capaces de dialogar con la complejidad de un instrumento y de una partitura de estas dimensiones. La excelencia surge del estudio sostenido, de la disciplina y del compromiso con el arte entendido como servicio.

En Salto, la Messe Solennelle de Louis Vierne encontró una lectura contemporánea sin perder su raíz espiritual. La precisión, el trabajo coral y la búsqueda de belleza dentro del orden se convirtieron, en sus manos, en una forma de fe.

Mañana continuaremos con una entrevista exclusiva a la directora Andrea Iglesias, para profundizar en el proceso artístico y humano detrás de esta interpretación histórica.

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