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jueves, agosto 14, 2025

“Eutanasia No es lo que parece” la mirada crítica desde la bioética con Miguel Pastorino de Prudencia Uruguay

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Diario EL PUEBLO digital
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En momentos donde el Parlamento uruguayo se encamina hacia una posible aprobación del proyecto de ley de eutanasia, surgen voces que reclaman una discusión más profunda, con fundamentos técnicos y éticos.

Una de ellas es la del doctor en Filosofía y máster en Bioética, Miguel Pastorino, portavoz de Prudencia Uruguay, colectivo formado por profesionales de distintas disciplinas que desde 2020 han mantenido una postura crítica frente a la legalización de la eutanasia en el país.

“Prudencia no es una agrupación religiosa. Hay católicos, evangélicos, ateos, agnósticos. Lo que nos une es el conocimiento profesional y una gran preocupación por la desinformación que hay sobre este tema en la ciudadanía, incluyendo en muchos legisladores”, comenzó diciendo a EL PUEBLO.

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Conociendo la Ley de Voluntades Anticipadas

Según el filósofo, el principal problema es el desconocimiento de lo que ya es legal. “En Uruguay existe la Ley de Voluntades Anticipadas, que garantiza el derecho a una muerte digna. Si una persona no quiere ser conectada a un respirador, o no desea someterse a tratamientos que alargan su vida en detrimento de su calidad, puede negarse. Eso ya es legal. Mucha gente que dice ‘quiero la eutanasia, que me desconecten’, no sabe que eso ya está permitido y no se considera eutanasia”.

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En este sentido, Pastorino enfatiza una confusión frecuente en el debate público. “La eutanasia no es sedación paliativa. A un paciente que está en agonía se lo seda para que no sufra, pero lo que lo mata es la enfermedad, no la sedación. El famoso ‘cóctel’ del que se ha hablado durante años ya no se usa, es un mito. Hoy se usan tres fármacos distintos que inducen un coma para que la persona muera en paz. Eso no es eutanasia”.

Cuando se le pregunta entonces qué es eutanasia, Pastorino responde que “es un acto médico de provocar la muerte. Es darle una inyección mortal a alguien que lo pide porque sufre. Es técnicamente una forma de homicidio, y si se legaliza, es legalizar una excepción a ese delito”.

Los puntos preocupantes de la ley

Una de las mayores preocupaciones del grupo Prudencia Uruguay tiene que ver con los criterios del proyecto de ley en discusión, que, según Pastorino, “no está limitado a pacientes terminales”. En palabras del filósofo «el artículo 2 permite la eutanasia en casos de enfermedades crónicas incurables o simplemente ‘condiciones de salud’, lo cual incluye discapacidades. La persona solo tiene que declarar que sufre. Y si cumple con eso, el Estado, en lugar de prevenirle el suicidio, se lo facilita”.

“Eso no es empatía, es discriminación —advierte—. A algunos los ayudamos a vivir, a otros los ayudamos a morir. ¿Por qué? Porque están enfermos o discapacitados. El mensaje es, tu vida no vale tanto”.

Otro aspecto que considera gravísimo del proyecto es la falta de evaluación psiquiátrica obligatoria. “No hay que ser especialista para darse cuenta de lo peligroso que es esto. La persona puede tener depresión, sentirse una carga para su familia, no querer vivir más por tristeza o presión emocional, y el médico general, sin intervención de un psicólogo ni psiquiatra, puede autorizar la eutanasia. ¡Para una cirugía menor se exige más que eso!”.

Pastorino también denuncia que el comité de evaluación de los casos actúa post-morte. “Esto es inédito en el mundo. ¿Cómo se garantiza que no hubo presión o manipulación si se evalúa después de la muerte? Si se cometió un error, ya es irreversible. No hay marcha atrás”.

En cuanto a los cuidados paliativos, el vocero afirma que el proyecto no los garantiza. “La ley no obliga a que el paciente acceda antes a paliativos. Podría estar pidiendo morir porque no ha recibido el alivio necesario. ¿Y qué hacemos? Lo matamos sin antes haber hecho todo lo posible para ayudarlo a vivir con dignidad. Eso es, por lo menos, negligente”.

Para Pastorino, Uruguay no necesita una ley de eutanasia. “Tenemos un sistema de salud integral, acceso a cuidados paliativos en un 75%, cuando en América Latina el promedio es del 7%. Falta mejorar, sobre todo en el interior, pero no hay una demanda social masiva por eutanasia. Lo que hay son unos pocos casos dramáticos que, en muchos casos, podrían resolverse dentro del marco legal vigente”.

No hay demanda ni clamor social

También apunta a que el impulso de este proyecto responde más a militancia que a una urgencia nacional. “Es un tema que se instaló porque algunos legisladores lo promovieron con fuerza. Pero no hay una demanda popular ni un clamor social. Y si haces una encuesta, claro que te da alto apoyo, porque la gente no maneja los detalles. Si preguntás: ‘¿Preferís sufrir en un hospital o morir plácidamente?’, obvio que la mayoría responde que sí. Pero eso no es un debate informado”.

Finalmente, Pastorino reflexiona sobre el trasfondo político y cultural del proyecto. “Aquí hay un discurso muy individualista, que olvida las causas sociales. Muchas personas quieren morir porque se sienten una carga, porque no tienen recursos, no porque realmente quieran dejar de vivir. La libertad para pedir morir no es real si está condicionada por el sufrimiento evitable o por el abandono. Y si el Estado responde con la muerte, en vez de ayuda, está fallando en su deber de proteger a los más vulnerables”.

Con el trabajo de Prudencia Uruguay se ha alcanzado objetivos importantes.“Con nuestro trabajo y el de muchos otros, logramos que primero se aprobara una ley de cuidados paliativos. Incluso algunos que promueven la eutanasia entendieron que era necesario mejorar el acceso al alivio del sufrimiento. Eso fue un logro. Si bien el proyecto sigue avanzando, hemos conseguido que la discusión sea más seria, más profunda”.

Prudencia Uruguay continúa su labor de difusión y formación pública, pese a lo que consideran un tratamiento desigual en los medios. “Hemos estado en televisión, radio, redes sociales. Pero no siempre se nos ha dado el mismo espacio que a los promotores del proyecto. Hay mucho prejuicio. Algunos creen que si estás en contra, es por religión o conservadurismo. Pero yo tengo colegas ateos que están en contra, médicos que trabajan con pacientes todos los días. No es una cuestión de fe, es una cuestión de derechos humanos y ética profesional”.

Miguel Pastorino cierra la entrevista con una advertencia .“Este proyecto no es un derecho nuevo, es una peligrosa autorización a que el Estado facilite la muerte a quienes más necesitan apoyo. La eutanasia no es lo que parece. Y por eso vale la pena seguir informando, para que cuando se legisle, al menos sepamos de qué estamos hablando”.

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