Recientemente jubilado, con 76 años, el Escribano Borrelli no necesita mucha presentación; es ampliamente conocido por haber incursionando en los más variados ámbitos a ejercer su profesión: asociaciones, comisiones, grupos artísticos y culturales y mucho más. El cooperativismo tampoco le fue nunca ajeno, y sobre eso conversó con EL PUEBLO para este informe. Aquí lo medular de sus expresiones:
Inicio en el cooperativismo
“Mi formación como Escribano fue en la Universidad de la República, Facultad de Derecho. Egresé en el año 1977. Mi formación académica fue complementada, durante los años de ejercicio de la profesión, con los invalorables aportes de experiencias y conocimientos de varios colegas de Salto. En el año 2005 comencé con mis primeras experiencias en cooperativismo. Si bien la Facultad no nos proporcionó el conocimiento académico necesario para poder enfrentar esta actividad, ya que cuando yo cursaba no existía dentro de la currícula la materia específica sobre cooperativismo (ley 13.728 que luego fue modificada). Con la aprobación de la Ley 18.407 en el año 2008, cuyo decreto reglamentario se aprobó recién en 2012, se comenzó a darle más promoción al cooperativismo en todos los tipos de cooperativas. Las cooperativas de viviendas tuvieron a partir de esta ley un amplio desarrollo en todo el país”.
Conformó 120 cooperativas
“En las 120 cooperativas de viviendas que tuve la suerte de conformar, en las cuales los integrantes tienen que estar capacitados para autogestionarse en las etapas previas a la construcción, mi intervención consistió no sólo en la actuación notarial para darle el marco jurídico necesario a la Cooperativa como tal, sino también conjuntamente con el equipo técnico (integrado además por Trabajadores sociales, arquitectos, y contadores) acompañar al grupo y capacitarlos, y promover los principios cooperativos que deben aplicar durante toda la vida cooperativa: ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad. Puedo destacar que tuve el privilegio de haber conocido y compartido la tarea con una gran persona y pionera en cooperativas de viviendas, como lo fue la Asistente Social Dora Paiva, quien fuera presentada como candidata, por Rotary Internacional, al Premio Nobel de la Paz.
El trasmitir los conocimientos a los socios de las cooperativas también por los procesos que son largos, un desafío es lograr que los grupos comprendan y asuman que se debe cumplir cada etapa de acuerdo con los cronogramas que se implementan desde las oficinas que prestan el dinero para la obra (MVOT).
Durante el proceso, en los años previos al inicio de la obra, la cooperativa se autogestiona manejando fondos económicos, con recursos que ellos mismos recaudan realizando todo tipo de eventos.
Como todo grupo, a veces se presentan dificultades, lo que provoca altos y bajos en la cooperativa, a veces significando un nuevo comienzo, por cambios en la membresía, la que se ve muy disminuida.
A veces sienten que es largo el proceso para llegar a la concreción del objetivo, pero es necesario para la formación y capacitación de los socios. Acá es necesario hacerlos comprender que no debe faltar un ingrediente muy importante como lo es la paciencia.
Y como decía el Mtro. Hugo Rolón: la paciencia es como un árbol con raíces profundas y amargas, pero que da frutos dulces.
En el período en que me tocó trabajar en este rubro, si bien existieron dificultades, como en todo trabajo, al culminar las obras, se ve la satisfacción que experimentan los cooperativistas, que con orgullo muestran sus casas, levantadas por ellos mismos y que será el hogar de su familia, uno de los elementos fundamentales para que la ésta se fortalezca desde la seguridad de tener su propio techo. Es muy reconfortante el disfrutar y recibir el agradecimiento tan sincero hacia los técnicos que acompañaron al grupo cooperativo desde el inicio, hasta el sorteo de la vivienda. Es destacable ver cómo el logro del socio y su núcleo familiar, es compartido con los padres, hermanos, amigos, quienes también disfrutan de verlos felices y orgullosos accediendo a una casa digna, con una muy buena construcción, con todas las comodidades, y adecuadas para las necesidades de cada familia. Sin temor a equivocarme y en proporción con la población, Salto es el primer departamento de nuestro país que ha tenido un desarrollo exponencial, en construcción de viviendas por el sistema de ayuda mutua.
En este momento hay alrededor de 40 cooperativas en construcción. A los hechos me remito. Es de destacar la labor que han tenido los Institutos de Asistencia Técnica (IATs) de nuestro departamento, (son 7 institutos) que vienen trabajando conjuntamente con MVOT y Agencia Nacional de Vivienda en forma coordinada.
Una característica que quiero destacar, es que en todas las actividades de recaudación de fondos de las cooperativas, las personas que colaboran con la compra de distintos elementos, alimentación, etc, lo hacen con mucho agrado y sabiendo el motivo y que su aporte es para la concreción de un objetivo tan noble.
El haber participado en ese espacio de trabajo me permitió conocer muchos tipos de personas y haber recibido mucho agradecimiento y cariño de quienes se sienten acompañados y guiados con compromiso humano. Quiero rescatar que esto es lo más importante, sentirse útil. Y en cuanto al ejercicio de la profesión notarial, el acompañamiento a estos grupos cooperativos, trasciende al derecho y sólo experimentándolo podemos visualizar su importancia”.
Una reflexión final
“Quiero dejar una reflexión desde el punto de vista económico. Por ejemplo un matrimonio joven con un ingreso de $ 20.000.- mensuales, no logra en ninguna entidad financiera, obtener un préstamo a 25 años para la construcción de una casa de 2 dormitorios, que hoy está valuada en U$S 100.000. Solo el sistema cooperativo permite esta oportunidad, sólo con un ingreso de $ 20.000.- mensuales, logra obtener una casa de U$S 100.000. Y se suma a esta posibilidad, otro gran beneficio, que es que, si el socio o núcleo familiar queda sin ingresos por pérdida del trabajo u otro motivo, el Estado Uruguayo subsidia la cuota que le correspondería pagar por el préstamo hasta que regularice su situación, sin obligación de reintegrar lo que se generó en el período que no pudo pagar. El cooperativismo tiene su vigencia y es una oportunidad que no deberían dejar pasar quienes hoy no tienen la posibilidad de obtener en forma independiente una vivienda. La bandera del cooperativismo debe mantenerse en alto”.