Ayer nomás, cuando River Plate llegó a los 110 años de vida. El viejo River Plate. El de los soñadores-fundadores. El de los prolongadores en el tiempo. El de los que fueron campeones y el de los que admitieron la resignación de una conquista no alcanzada, pero sin perder el vuelo de la dignidad. Porque al fin de cuentas, eso también es River Plate. El de la zona del Asilo.
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El jueves a la noche, la vigilia no faltó en la sede. Había que aguardar el viernes 1º de marzo, para otorgarle vitalidad a la llama de los 110 años.
Mientras que en la víspera, el reencuentro no faltó. Bien puntual. Tantos de antes y tantos de ahora.
El River Plate de la presidencia de Julio Rodríguez, las sumas de Emilio y Mauricio Ochoa, de Ricardo «Mosca» Rodríguez, de Marcelo «Perrito» Díaz, de la familia Ambrosoni, Campanella, Gonzalez, Sagradini, Ruggeri….
Mientras que a partir de esta foto del River Plate campeón en los 70, bien que cabe preguntarse. ¿Es posible volver a aquel River?
Para el mando directriz implica establecer: sustentable rol protagonista, más socios, más hinchas en la tribuna, más apego a esos colores y que se reavive la heráldica y sugerente pasión.
¿En qué medida es posible?
Son 45 años sin ser Campeón Salteño. Pero el hecho es que River Plate no se baja de la pretensión de algún día querer ser, aquello que fue. Y entonces, River Plate, ¿cuál es la senda? ¿Cuál es?
Mientras tanto, honores a River Plate. 110 años. Un orgullo legitimado en el tiempo. Un fermental orgullo de tiempos. De sentimientos. Y de vida….
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
