
Edil Facundo Marziotte
Coord. de bancada CORE
Partido Nacional
Salto está hoy en una de esas encrucijadas que marcan el rumbo de una comunidad. Una cruz de caminos donde debemos decidir si seguimos pensando la ciudad desde la urgencia, desde el “tapar agujeros”, o si nos animamos a dar un paso firme hacia el desarrollo que los salteños merecen hace décadas. Esa decisión no es menor, ni puede quedar atrapada en disputas políticas o en cálculos de ocasión. Se trata, sencillamente, del futuro de nuestra gente.
En la Junta Departamental estamos discutiendo un financiamiento a largo plazo que, bien utilizado, puede ser la herramienta que nos permita ordenar el presente y abrir puertas al futuro. No es un cheque en blanco ni una imposición. Es una oportunidad. Y como toda oportunidad, requiere diálogo, acuerdos y madurez. Por eso, desde nuestro lugar, apostamos a esa forma de hacer política: conversando, escuchando, cediendo cuando es necesario, pero siempre cuidando lo esencial —la calidad de vida de quienes viven y trabajan en esta tierra.
Porque Salto tiene deudas grandes, deudas históricas, que no se pagan con discursos ni con voluntarismo. Las deudas de la infraestructura que falta, de los barrios que esperan, de las calles que no pueden seguir siendo un símbolo de abandono. Esas deudas solo se saldan con una planificación seria, con visión de largo plazo y con decisiones que no se agotan en un período de gobierno.
Hoy tenemos la chance de construir un gran acuerdo por Salto. Un acuerdo que incluya a todos los que entienden que esta ciudad no puede conformarse con lo mínimo, que merece crecer, integrarse y proyectarse. Podemos pensar distinto, y es sano que así sea. Pero las diferencias no deben impedirnos coincidir en lo fundamental: Salto necesita despegar.
Y para eso debemos preguntarnos, con honestidad, qué Salto queremos ver y en qué Salto queremos vivir. ¿Uno que repite cada año los mismos problemas, las mismas quejas y los mismos parches? ¿O uno que abre camino al desarrollo, que se moderniza, que se ordena y que se anima a crear oportunidades donde hoy solo hay límites?
En ese barco hay lugar para todos. Para quienes gobiernan y para quienes controlan, para los técnicos y para los vecinos, para quienes piensan hoy y para quienes ya imaginan el mañana. Porque al final del día, los protagonistas no somos los dirigentes políticos: son los salteños. Ellos son los importantes. Ellos son los que esperan que dejemos de lado el ruido para concentrarnos en construir soluciones.
El Salto que merecemos no es una utopía. Es una construcción colectiva. Requiere decisión política, sí; pero también requiere generosidad, diálogo y la convicción de que las cosas pueden hacerse y hacerse bien. Y estamos a tiempo. Hagámoslo juntos.






