Ha estado su nombre en el debate público estos días, ya que la Administración Nacional de Educación Pública dispuso que un cuadro con su imagen esté junto a los de Varela y Artigas en todos los centros de enseñanza del país. Por eso resulta interesante saber más sobre ella, Enriqueta Compte y Riqué (1866-1949):

«Se debe dejar crecer, dejar pensar, dejar hacer, y no intervenir contra el crecimiento, el pensamiento y la acción».
Bajo esa idea, Enriqueta Compte y Riqué fundó en Uruguay el primer jardín de infantes público de América Latina en 1892 y contribuyó de forma decisiva a la enseñanza preescolar pública en el país sudamericano y en toda la región.
Pero el legado de esta educadora va mucho más allá. Algunos planteamientos que aún a día de hoy se consideran revolucionarios ella ya los implantaba en su jardín de infancia a principios de siglo XX, con métodos que resaltaban el individuo y la creatividad de los niños.
Pionera en América Latina
«Sin duda, Enriqueta Compte y Riqué es una de las precursoras de la educación latinoamericana, y sobre todo de la educación de la primera infancia», le dijo a BBC Mundo la investigadora Elizabeth Ivaldi, autora de varios artículos sobre la figura de esta precursora latinoamericana.
Nacida en Barcelona, España, en 1866, Compte y Riqué llegó con su familia a Uruguay en 1873. Fue en el pequeño país sudamericano donde desarrolló su trabajo en educación preescolar, siendo pionera de la enseñanza pública y laica.
Compte y Riqué nació en Barcelona y llegó con su familia a Uruguay en 1873.
Con solo 19 años obtiene el título de maestra en 1884, cuatro años después viaja a Europa junto con otros dos maestros seleccionados por el gobierno uruguayo.
Durante su recorrido por Bélgica, Alemania, Holanda, Francia y Suiza, la educadora uruguaya entra en contacto con el sistema froëbeliano.
El científico alemán Friedrich Fröbel creó el concepto de kindergarten (jardín de niños) y acuñó el término en 1840. El kindergarten de Fröbel se basaba en un sistema de juegos diseñados para que entendieran los principios sencillos en los que está basado el universo.
Desde el punto de vista del pedagogo alemán, «jugar es la expresión más alta del desarrollo humano. Es la libre expresión de lo que hay en el alma de un niño».
Compte y Riqué incorporó ese pensamiento y tras su regreso a Uruguay funda el primer Jardín de Infantes Público de Uruguay y toda Latinoamérica en 1892, adaptando los principios fröebelianos a la realidad uruguaya.
«Cuando llega a Uruguay, Enriqueta dijo que no iba a hacer una copia, sino que iba a desarrollar un estilo propio de la educación de la primera infancia», explica Ivaldi.
Adelantada a su tiempo
Según un artículo de Ivaldi, las crónicas de la época describen a Enriqueta Compte y Riqué como «una mujer pequeña, de una ternura comunicativa que traspasaba a las personas y a las cosas, y de una voluntad de ideas y de acción que no parecía caber en aquel cuerpo mínimo».
«Dueña de una inteligencia robusta, una memoria asombrosa y una imaginación exuberante se destacaba por su modestia, su desinterés, su enorme bondad. Repudiaba la violencia pero amaba la rebeldía constructiva».
«Enriqueta decía que era preciso saber reír con los niños y sentir simpatía por aquellos que miran, charlan, tocan y desobedecen, en lugar de considerar como mejor alumno al metódico, acartonado, vestido como si fuera un muñeco de escaparate», escribió la experta.
Gracias a sus libros de registro podemos saber cómo eran sus clases. En uno de ellos escribió:»Creemos haber tratado a los niños como plantas de jardín y no de invernadero. Ellos están expuestos a todas las impresiones del exterior que sufren y combaten bajo nuestra dirección, pero con sus propios esfuerzos; la vida de la escuela solo se distingue de la que vendrá después en que tiene más alegrías y menos contratiempos; pero de ahí se ha de partir poco a poco; entretanto el recuerdo feliz de la infancia queda en el alma como un amparo contra el efecto de futuras tristezas».
En el aula, uno de sus principios era lo que llamó la lección del incidente.
«Le llamaba la lección del incidente a tomar un tema que viera que a los niños les llamara la atención, por ejemplo, un hormiguero en el patio del jardín, y desde allí elaboraba toda una lección, cuando estábamos en la época de las lecciones de los objetos, a partir del objeto el docente dictaba una clase», le explica Ivaldi a BBC Mundo.
(Extracto de la página oficial de ANEP)