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En estos tiempos

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Diario EL PUEBLO digital
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Navidad es un buen tiempo para reflexionar. Para escapar a los fanatismos y navegar en el mar de las dudas que a poco seamos sinceros, serán muchas.

No se trata de reaccionar estúpidamente sólo porque es Navidad.

Si bien para nosotros los cristianos la Navidad no se agota en la fecha que establece el calendario, creemos que el espíritu navideño como le llaman algunos, debería de regirnos siempre.

Un país, justo y solidario es lo mejor a que podemos aspirar, pero para ello seguramente tendrán que pasar muchas cosas. En primer lugar tendríamos que sincerar nuestras intenciones. Hasta el momento sólo vemos un país radicalizado, fanatizado y creyendo que nuestras ideas son las mejores, que somos los dueños de la verdad y es admisible que sólo nos apeáramos de ellas si uno de nuestros líderes nos demostrara que estamos equivocados y siempre cuando nos convenga.

Es la tesitura que más frecuentemente hemos hallado. ¿Alguien ha pensado a quién beneficia y a quien perjudica esta postura? ¿Alguien ha pensado en la verdadera Justicia Social? ¿No hay excluidos acaso?

Nuestro mundo sigue regido por los intereses de poca gente que sin embargo “manejan” a muchos y los llevan a pensar como a ellos les conviene (aunque no aparecen).

Puede ser que en primera instancia todo nos parezca justo y acorde para nosotros, pero llegado el momento de analizar los intereses a fondo, mucho nos tememos que los beneficiados económicamente son unos pocos y los perjudicados por lo que se arruina o destruye son muchos´

La miseria humana de la codicia y las ambiciones sin límites son propias de la humanidad. Vale decir que sólo razonándolas, se puede verlas y saber a ¿quien o quienes favorece? y a quien o quienes perjudica.

Mañana será Navidad y el denominado “espíritu navideño”, parece invadirlo todo y todos lo aprovechan, desde el comercio en primer lugar. Pero esto nada tiene que ver con la verdadera Navidad, aquel bebé que naciera hace más de 2.000 años, que eligiera nacer pobre, en un pesebre y sin nada mas, pero entendemos que ha cambiado la humanidad, dejando muy claro, lo que hacemos, lo que hemos hecho y sobre todo lo que no debemos hacer.

No podemos terminar sin desear a todos una ¡Feliz Navidad!, asumiendo lo que corresponde para llegar un día a tener un país justo y solidario para todos.

Alberto Rodríguez Díaz

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