Cuando los últimos minutos del año cerraban la cuenta regresiva, se alzaron las copas y en el brindis familiar junto a los afectos, se iniciaba un nuevo año.
Para muchos cargados de promesas y buenos augurios, la esperanza latente y el propósito de que sea mejor que el año anterior. Para otros un año más… los hechos se sucederán rutinariamente.
Enero y febrero…Época de vacaciones ( la palabra “vacación” y su forma plural derivan del latin “Vacatio – Ionis” que significan : dispensa, privilegio, exención y este vocablo a su vez se refiere al vaciamiento y suspensión de las actividades normales.
Cada uno de los lectores podrá experimentar distintas vivencias, hay quienes tuvieron la dicha de viajar a lugares cercanos o lejanos, explorar, recrearse, conocer nuevos paisajes e idiosincrasias. Tal vez fue un experiencia familiar, compartiendo más allá de la rutina y los compromisos cotidianos, quizás un escapada de amigos o parejas que eligieron esta manera de descansar y vivir momentos inéditos que, seguramente estarán plasmados en más de una fotografía para el recuerdo…
Hay quienes optaron por el descanso local, eligiendo lugares para detenerse en el ajetreo habitual y hacer una mirada diferente de los espacios y vínculos con los cuales se va edificando nuestra vida.
Si bien es cierto que los dos primeros meses del año son los más elegidos para vacacionar, hay varias personas que optan por hacerlo en otros momentos, pasear con el crujiente sonido que genera pisar las hojas secas en el otoño, sentir la sensación de calidez en un ambiente calefaccionado saboreando un chocolate caliente con algún manjar dulce o saldo o quizás recreando la vista con el colorido paisaje de las flores y los insectos.
¿Cuál es el sentido de este mensaje y hacia dónde apunta? Que más allá del aspecto económico, familiar, social, etc. el ser humano necesita hacer un paréntesis, para recuperar fuerzas, recobrar energías, encarar la vida con otras actitudes. Es frecuente escuchar a ciertos trabajadores que expresan “no necesito vacaciones tengo que seguir trabajando” pero tu cuerpo, tu mente, demandan un cambio de clima, tus seres queridos también y ese tiempo en invaluable, es una ganancia que no tiene precio y le da a la vida…una pincelada de tranquilidad, de satisfacción y placer que cada uno puede experimentar.