40 años de Democracia y 7 Presidentes
El 1º de marzo, Uruguay cumplió 40 años ininterrumpidos de Democracia. Desde 1985, con la primera presidencia de Julio María Sanguinetti que marcó el fin de la dictadura militar (1973-1985), los tres grandes partidos uruguayos se han alternado en el gobierno. Tres veces el Partido Colorado (Sanguinetti 1985-1990 y 1995-2000, y Jorge Batlle 2000-2005), dos veces el Partido Nacional (Luis Alberto Lacalle Herrera 1990-1995 y Luis Lacalle Pou 2020-2025) y cuatro veces el Frente Amplio (Tabaré Vázquez 2005-2010 y 2015-2020, José Mujica 2010-2015 y Yamandú Orsi 2025 -).
Siete presidentes en 40 años, el período de Democracia ininterrumpida más largo de la historia del Uruguay. Esta alternancia en el poder es un reflejo de los cambios registrados en Uruguay en todos estos años. Cambios políticos, sociales y económicos, algunos para bien, otros no tanto, todos según con el cristal que se mire.
Para llegar hasta aquí fueron necesarios pactos que habilitaran las elecciones de 1984; leyes que buscaron cerrar heridas que no han dejado de sangrar; acuerdos entre partidos para dar gobernabilidad y la continuidad de algunas políticas claves independientemente del color político del gobierno de turno.
El período que se abrió el pasado 1º de marzo de 2020, tuvo el Parlamento más fragmentado desde la recuperación de la democracia en 1985: siete partidos en la Cámara de Representantes, y mantuvo cuatro en el Senado. Luego de tres período de gobierno, el Frente Amplio volvió a ser oposición y una coalición de cinco partidos asumió los destinos del país. Tras las últimas elecciones nacionales, se enfrentaron en las urnas ambas coaliciones, la de izquierda (Frente Amplio) y la Coalición Republicana, de donde salió ungido por las urnas el séptimo Presidente de la República, el izquierdista Yamandú Orsi, por el Frente Amplio, dando continuidad, de esa manera, a esta admirada y peculiar idiosincrasia de este pequeño país latinoamericano.
1985

El 25 de noviembre de 1984 se realizan las primeras elecciones tras el golpe de Estado de 1973. El fin de la dictadura fue el resultado del Pacto del Club Naval de agosto, del que participaron los militares, el Partido Colorado, el Frente Amplio y la Unión Cívica. Dos protagonistas claves quedaron afuera de la contienda electoral: Wilson Ferreira Aldunate (preso desde su regreso del exilio en junio) y Líber Seregni (liberado en marzo, pero proscrito). Gana el Partido Colorado con la fórmula Julio María Sanguinetti-Enrique Tarigo. Ferreira es liberado y se compromete a apoyar la “gobernabilidad”. En febrero de 1985 renuncia el dictador Gregorio Álvarez y el 1° de marzo asume Sanguinetti. Se aprueban las leyes de amnistía, de restitución de los funcionarios públicos y de Caducidad. En el mundo comenzaban a gestarse profundos cambios políticos. En la URSS, Mijail Gorbachov inicia su “Perestroika”.
1990

Afirmación de la democracia y triunfo del Partido Nacional. La prioridad de Sanguinetti en su primer período fue asegurar la transición democrática. Y lo logra. En abril de 1989 un referéndum confirma la ley de Caducidad y las elecciones del 26 de noviembre, que le dieron el triunfo a la fórmula Luis Alberto Lacalle-Gonzalo Aguirre del Partido Nacional, fueron las primeras sin políticos y partidos proscritos. El Frente Amplio supera una gran crisis -el PGP de Hugo Batalla y el PDC se fueron por el ingreso de los tupamaros- y gana por primera vez la Intendencia de Montevideo. Surge la figura de Tabaré Vázquez. En el mundo y la región seguían produciéndose grandes cambios: cae el muro de Berlín, Carlos Menen es presidente en Argentina y llega a su fin la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay. Lacalle asume el 1° de marzo de 1990. La situación económica no estaba para bollos: déficit fiscal de 6,3% del PBI y la inflación en 129%, récord histórico.
1995

Gobierno de coalición en un país dividido en tercios. De las elecciones de noviembre de 1994 surge un país políticamente dividido en tercios. Gana el Partido Colorado con la fórmula Sanguinetti-Batalla, pero por un escaso margen sobre el Partido Nacional y el Frente Amplio (entonces Encuentro Progresista). Vázquez se presenta por primera vez como candidato presidencial y su figura comienza a consolidarse como líder de la izquierda, lo que confirmaría poco después con el alejamiento de Líber Seregni. El histórico líder frenteamplista se sintió desautorizado por su propio partido cuando acordó la reforma constitucional. El Frente Amplio mantiene el gobierno en Montevideo. Sanguinetti asume su segunda presidencia el 1° de marzo de 1995, y acuerda con el Partido Nacional una coalición de gobierno. Tres reformas marcaron la segunda presidencia de Sanguinetti: la educativa, la de la seguridad social y la electoral.
2000

La crisis golpea y Jorge Batlle aguanta el chaparrón. Las primeras señales de la crisis que golpearía al país en 2002 encontró a los uruguayos en plena campaña electoral. En enero de 1999 la devaluación en Brasil había encendido la alarma. Ese año se estrenó el nuevo sistema electoral, aprobado en la reforma constitucional de 1996 que estableció internas, candidaturas únicas por partido, balotaje y separación de las nacionales de las departamentales. Ganó el Partido Colorado, con la fórmula Jorge Batlle-Luis Hierro, en segundo vuelta a la dupla del Frente Amplio, Vázquez-Nin Novoa. Batlle asume el 1° de marzo de 2000 y a poco de andar su plan se vio alterado por el terrible impacto de la crisis argentina, la aftosa y…. Mantuvo el barco a flote y terminó el gobierno con la economía en recuperación. Sin embargo, nada evitó que el Partido Colorado y su socio, el Partido Nacional, pagaran el costo político. En 2004 los colorados tuvieron el peor resultado electoral de su historia, quedando como la tercera fuerza.
2005

El Frente Amplio llega al gobierno a caballo de la crisis. La crisis de 2002 dejó huellas muy profundas en la sociedad uruguaya, y blancos y colorados lo sintieron en las elecciones de octubre de 2004. Ese año la economía estaba en recuperación (crecimiento de 5% del PBI) y se había concretado el canje voluntario de la deuda, evitando el temido default. Vázquez, por tercera vez candidato presidencial del Frente Amplio, ganó casi sin despeinarse, en primera vuelta y con mayorías parlamentarias. Puso un fuerte énfasis en las políticas sociales para atender a los sectores más golpeados por la crisis, y cuando fue necesario hizo valer su posición sobre la de la bancada frenteamplista, por ejemplo, con el veto a la ley del aborto. El “viento progresista” y las “afinidades ideológicas” entre gobiernos de la región no impidió el conflicto con Argentina por la planta de Botnia (hoy UPM). Tampoco le dejaron a Vázquez firmar un TLC con Estados Unidos. El tren pasó.
2010

Mujica presidente y una lista de temas que quedan pendientes. Si el triunfo de Vázquez en 2004 fue un hito para el FA, el de José Mujica en 2009 no fue menos. ¿Quién se imaginaba a un tupamaro presidente en 1985? Mujica ganó en segunda vuelta ante la fórmula del Partido Nacional Lacalle-Jorge Larrañaga. Llegó al gobierno con una larga lista de ideas, y se retira con una lista casi igual sin concretar. La “agenda social” de su período (marihuana, aborto, matrimonio igualitario), su estilo de vida (que llevó a que lo llamaran “el presidente más pobre del mundo”) y su discurso le dieron fama internacional. Bajo su gestión la economía siguió creciendo (el equipo de Danilo Astori debería llevarse la cucarda), pero dejó pendiente prácticamente intactos los problemas que más preocupaban entonces a los uruguayos (seguridad y educación). “No me voy, estoy llegando”, dijo Mujica al dejar el gobierno y devolverle la banda presidencial a Tabaré Vázquez.
2015

El fin de un ciclo frenteamplista con Tabaré Vázquez. El Frente Amplio había llegado a sus dos primeros gobiernos con mayorías en el Parlamento, y no esperaba menos para el tercero. Hasta último momento estuvo en duda, aunque Vázquez siempre decía que lo lograría. Sí necesitó un balotaje, a diferencia de 2004 cuando ganó cómodamente en primera vuelta. Vázquez asumió el 1º de marzo de 2015 su segunda presidencia en el tercer gobierno consecutivo del FA. Pero como las segundas vueltas no siempre son tan buenas como la primera, su gestión se vio salpicada por denuncias de irregularidades durante el gobierno de Mujica, que entre otras cosas provocó la renuncia del vicepresidente Raúl Sendic. En lo económico, ya no disfrutó del “viento de cola” que tuvo su primer gobierno, y la seguridad pública fue su gran talón de Aquiles. Factores estos, más el desgaste de un partido en el poder, que llevaron a la derrota ante la coalición multicolor que hoy se inaugura en el gobierno.
2020

Desafío de coalición. Tras asumir el gobierno, a trece días, la pandemia azotó el país y con ella las consecuencias económicas y sociales. También, una crisis hídrica, la guerra de Ucrania, el proteccionismo regional e internacional y una fuerte oposición política y sindical, pautaron una experiencia que, si bien no inauguraba un gobierno de coalición, si una manera de cogobernar sui generis, constituyendo un nuevo bipartidismo.
Dicha dinámica se presentó nuevamente en las elecciones pasadas, procurando renovar un segundo mandato pero, sin las mayorías parlamentarias necesarias, ya que el 27 de octubre, la ciudadanía dispuso que el Senado estuviera bajo control de la coalición de izquierda y Diputados, dominada por la coalición gobernante. En noviembre, las urnas ungieron como nuevo Presidente de la República al frenteamplista Yamandú Orsi, pero, Lacalle Pou se retiró de su gestión con un amplio respaldo de un 50% de aceptación por parte de la ciudadanía, catapultándolo como un posible candidato para las presidenciales del 2029, ejerciendo un fuerte liderazgo en su partido y en la coalición.