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martes, noviembre 11, 2025

EL HAMBRE DUELE

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Diario EL PUEBLO digital

Red de Mujeres vela por la seguridad alimentaria: “Lo que nos preocupa es que nadie quede sin comer”

La anunciada reestructura del sistema de Comedores Departamentales, que eliminará el retiro de alimentos en contenedores para implementar el servicio en locales fijos, sigue generando una profunda preocupación. La Red de Mujeres Departamental, un colectivo organizado con fuerte trabajo en territorio, advirtió que esta modalidad dejará a las poblaciones más vulnerables sin asistencia.

En diálogo extendido con El Pueblo, Sandra Pintos, referente de la Red, brindó detalles sobre las reuniones mantenidas con autoridades del MIDES, reveló cifras del sistema actual y se refirió a la desconexión entre las decisiones técnicas y la realidad social. “El hambre duele”, sentenció Pintos, alertando sobre la falta de consulta de la Dirección de Desarrollo Social.

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La representante del colectivo aclaró que no están en contra de la modalidad de entrega de platos de comida en un lugar fijo, pero no por ello se debe eliminar la posibilidad de ir a retirarlo y llevarlo a la casa. Cada contenedor actual (donde entregan las viandas) tiene un representante, y junto con los vecinos transmitieron sus preocupaciones a la red, dado que por medios de comunicación y las redes sociales se enteraron de la implementación de la nueva modalidad.

“Lo que nos preocupa es que nadie quede sin comer” dijo Pintos y resaltó que no buscan ponerse en contra del Gobierno Departamental, sino que buscan que se continúe ayudando a los que más necesitan.

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El plan oficial

El Gobierno departamental, a través de la directora de Desarrollo Social, María Eugenia Taruselli, y el coordinador del CECOED, Aquiles Mainardi, comunicó semanas atrás el inicio de un “plan piloto” en noviembre. El objetivo, según informaron, es brindar “mayor dignidad y mejores condiciones” en espacios “seguros y techados”.

Esta implementación significará la eliminación de los contenedores en puntos clave, donde hasta ahora un referente familiar retiraba la comida para consumir en su hogar.

La mirada cercana

Sandra Pintos cuestionó el enfoque de la administración. Relató que, si bien valoran la formación de los técnicos y profesionales, las decisiones parecen desconocer las necesidades de la comunidad.

Nosotros como comunidad no tendremos los títulos universitarios o catedráticos que puedan tener ellos, y es muy valorable, pero nosotros tenemos el título de la vida, el que sabemos cómo vive, de qué manera vive, cuáles son las necesidades que lo obligan a tener que ir en búsqueda de los alimentos”, expresó.

Recordó, además, que el calor, el frío y la lluvia son complicaciones que los grupos familiares, especialmente los más vulnerables, asistan a los puntos fijos de los comedores.

Los números del sistema

La referente de la Red informó sobre datos que manejaron en una reunión con el ministro de Desarrollo Social, Gonzalo Civila, en su visita a Salto, y con el director departamental del MIDES, Jorge Vaz Tourem. En esa instancia, se les comunicó que el MIDES aporta entre el 91% y 92% de los insumos, siendo la Intendencia la responsable de la elaboración y la logística de distribución, tarea que recae en el CECOED.

Pintos recordó que el sistema, iniciado durante la gestión de Regino López en Desarrollo Social, comenzó con 1.250 personas registradas. Actualmente, ese número había bajado a 900 personas.

Explicó que este padrón tiene un “altibajo”, principalmente ligado a la activación económica de mitad de mes (cobro de asignaciones, tarjeta MIDES). Sin embargo, “más cerca del fin de mes es cuando comienza a aumentar el retiro de la alimentación”.

Integrantes de la Red y referentes de los «contenedores» junto al ministro de Desarrollo Social, Gonzalo Civila.

El “referente familiar”, un rol clave

El punto central de la preocupación de la Red es que la nueva modalidad rompe la figura del “referente familiar”. Pintos enfatizó que esas 900 personas no retiran comida solo para ellas, sino para todo su núcleo.

Ese referente no iba a solucionar el tema alimentario de él solo, sino de todos los integrantes que están dentro del núcleo familiar”, detalló.

Mencionó el caso de las mujeres que trabajan en las zafras (cebolla, frutilla, arándano) o los jóvenes que asisten al liceo. Ellos no pueden ir al comedor fijo en el horario estipulado, pero el referente les “garantizaba el plato de comida en la casa”.

El sistema de retiro, agregó Pintos, incluso cubría solidariamente a vecinos: “Incluido algún referente que también le levantaba la alimentación para aquel vecino que no podía trasladarse o aquella persona que estaba enferma”.

Poblaciones excluidas: adultos mayores y discapacidad

La mayor preocupación del colectivo radica en las barreras de traslado para las poblaciones más vulnerables. Entienden que el nuevo sistema no contempla la situación de los adultos mayores “con impedimentos o problema de traslado”, o aquellos con “patologías y enfermedades crónicas”.

También los referentes que tienen familiares con discapacidades. Que no es un tema menor”, subrayó.

También preocupa la logística de los nuevos puntos. La Red de Mujeres señala que para la Zona Sur (Salto Nuevo) se anunciaron dos (Quinta Avenida y Don Atilio), pero para el Extremo Este, solo el comedor Andresito. “Frente a la cantidad de barrios que hay en Extremo Este y asentamientos… la gran mayoría vienen de los asentamientos a hacer el retiro de alimentación”, advirtió Pintos sobre la insuficiencia de ese local.

“El hambre duele”

La referente de la Red transmitió el sentir de las familias beneficiarias. Aseguró que la asistencia no es por comodidad, sino por necesidad imperiosa. “Si tuviéramos una estabilidad laboral y un ingreso económico estable no tendríamos que venir a buscar la comida”, le expresaron los vecinos.

Pintos aclaró que la comida funciona como un “complemento” que las familias estiran, “aumentan agregándoles ingredientes para que alcance para toda la familia”.

La decisión de cambiar el sistema golpea en un momento social delicado, con alta desocupación y el fin de las zafras. “Imagínate que aparte de enfrentar el alto consumo de sustancias… todavía encima tenemos que enfrentar la decisión [del Gobierno Departamental] dónde era una esperanza… Sinceramente, es un dolor tremendo. Porque duele. El hambre duele, ¿sabés? Y vaya si duele, reflexionó Pintos.

Falta de diálogo

Sandra Pintos reveló que, como colectivo, no han podido reunirse con la directora de Desarrollo Social, pese a que elevaron una carta al intendente para presentarse formalmente aunque sí dialogaron con el coordinador del CECOED, Aquiles Mainardi y el coordinador de Comisiones Vecinales, Hoover Rosa, a quienes hicieron algunos planteos.

Pese a que tanto Aquiles Mainardi como María Eugenia Taruselli aseguraron públicamente que “ninguna persona va a quedar sin comer”, el colectivo dejó planteada la incertidumbre.

La pregunta es, ¿cuál es la garantía de que esas personas no queden sin comer?”, interrogó. “¿Cuál es la garantía que va a tener esa gente de que no le falte el plato de comida después del cambio? ¿Cómo nos garantizan que la mayoría van a tener el plato de comida? ¿Cuántas personas dejarán de comer? Porque no es porque no necesiten, es por un problema de traslado”.

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