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jueves, septiembre 11, 2025

“El fútbol como herramienta social: la visión del técnico sub 18 de Almagro» 

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Diario EL PUEBLO digital
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El fútbol de formativas no solo enseña a correr detrás de una pelota ni a perfeccionar jugadas tácticas. En muchos clubes del interior, como el club Almagro, se ha transformado en un espacio donde los gurises encuentran contención, disciplina y valores que van más allá de la cancha.

Orlando Alvez, técnico de la categoría sub 18, lleva adelante un trabajo silencioso y profundo que busca formar primero buenas personas y después buenos jugadores.

En cada entrenamiento y en cada charla, insiste en la importancia del respeto, del compañerismo y de la comunicación, convencido de que esas herramientas son fundamentales para enfrentar no solo un partido, sino también la vida misma.

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Para él, la presencia de la familia, el apoyo del barrio y la confianza de la institución son claves en este proceso de crecimiento colectivo que coloca lo humano al mismo nivel que lo deportivo. 

Dialogamos con el técnico del club Almagro de la categoría sub 18, Orlando Alvez. 

¿Qué papel juega lo social en la formación de los gurises además de lo deportivo?

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«En lo social trato de inculcarles valores, valores para hacerlos buenas personas. En lo social, para mí es más importante la persona primero que el jugador. Constantemente les estoy hablando, tratando de que tengan buen comportamiento, que hagan buena amistad, el trabajo en equipo.

Eso para mí es muy importante: el respeto y la disciplina. En eso hago énfasis en todas las prácticas, en las comidas cuando nos toca. A veces hacemos una comida, siempre les estoy hablando de eso, y más ahora en estos tiempos que han surgido cosas raras en el deporte, por decirlo así.» 

¿Por qué lo decís? 

«Lo digo más por el tema de la violencia. Se ha destacado mucho el tema de la violencia lamentablemente en el fútbol infantil, y también en el fútbol en general. El otro día hablaba con un colega, nombramos al club y el club es el culpable de todo, cuando en realidad, en mi opinión, no es el culpable el club, sino quien lo maneja o quienes lo manejan.

Por eso te digo, yo en formativas trato de hablar con los muchachos siempre del respeto, la disciplina, de que tengan respeto al rival dentro de la cancha como fuera de la cancha, porque nos conocemos todos, y eso es muy importante: hablarle al adolescente y hablarle a los padres, porque a veces también desde las tribunas se gritan cosas que no corresponden en un partido, y eso lleva o conlleva a formar parte de la violencia.» 

¿Sos técnico de qué categoría? 

«De la sub 18 de Almagro.» 

¿Cómo son las prácticas, se les da una charla motivacional a los chiquilines antes de entrar a la cancha? 

«Sí, las prácticas las estamos haciendo en horarios que les quedan mejor a los chiquilines, después de que salen del liceo, 19:30 en adelante. A veces hacemos una hora, ahora que primera no utiliza la cancha nos extendemos un poquito más en el horario. Les avisamos a los padres que el horario se va un poquito más y, cuando termina la práctica, también les avisamos para que queden tranquilos.

La conversación siempre tiene que existir y la comunicación también, en eso no solo en lo social, sino en lo deportivo. Cuando toca la parte deportiva también se les habla mucho: en enseñarles, en mostrarles, en corregir errores. Todo eso me toca a mí mostrarlo, transmitirlo.

En la parte deportiva también seconversa y se comunica, tanto yo a ellos como ellos a mí, cuando dentro de la cancha ven cosas que el técnico a veces no ve, porque de un lado se ve una situación de juego desde fuera de la cancha y adentro se ve otra perspectiva. Entonces entre los dos, entre el jugador y el entrenador, se conforma lo que puede hacerse para solucionar el error.» 

¿Cómo está trabajando Almagro en formativas? 

«Hasta el momento bien. Se refleja en los resultados, en la tabla. Me refiero en la tabla de posiciones: en lo deportivo está trabajando bien. Habíamos empezado un poco medio flojo en la primera rueda, los gurises ahora se están recomponiendo y se están dando los resultados que esperábamos. La motivación en ellos es un cien por ciento.» 

¿Terminan un partido, ganan o pierden, y cómo siguen? ¿Les hacen alguna merienda, alguna comida, se reúnen, se habla? 

«A veces hay, a veces no hay. El tema cuando no hay es porque los chiquilines terminan de jugar y cada uno tiene su agenda, digamos, como es fin de semana, cada uno hace su diversión: se va a un baile, se va a una fiesta, se va con los amigos.

Entonces llegan a la sede, se cambian y cada uno toma su rumbo. Pero otras veces sí, nos ponemos de acuerdo, se hace una merienda para ellos, toman la merienda y después se van. En ese momento también lo utilizamos para conversar, para arreglar errores que pasaron en el partido, para corregir cosas a futuro también se habla en ese momento.» 

¿Existe mucho el compañerismo? 

«Es lo principal. Yo siempre digo: para formar un equipo de trabajo se forma con personas, las personas se tienen que entender entre ellas y no que cada uno tire para su lado y el funcionamiento no ande. Tiene que haber un funcionamiento colectivo y entendimiento. El compañerismo es fundamental, el respeto hace que exista un buen compañerismo y la buena comunicación.» 

¿Cómo se fomenta el compañerismo y el respeto dentro del plantel? 

«Cada uno se respeta a sí mismo. Cuando alguien se equivoca, el apoyo es total. O sea, si se equivoca el compañero y lo critican para corregirlo, me parece bárbaro. ¿Si lo critican mal? Hasta yo, si critico mal a algún jugador, me estoy faltando el respeto a mí mismo, porque mi deber u obligación es enseñar o transmitir.

Lo mismo con el compañero: se equivocó él, a la vuelta te podés equivocar vos. No podés criticar mal cuando no sabés qué te puede pasar más adelante. En eso no tengo problema en el equipo, porque todos se apoyan, se levantan unos a otros cuando caen anímicamente, y en los errores también se corrigen entre ellos.» 

¿Cuando algo hace falta, como un par de zapatos para algún chiquilín, Almagro está pendiente de esos detalles? 

«Sí, creo que una o dos veces hemos necesitado de Almagro y han respondido notablemente. Pero si no, en ese aspecto, entre compañeros se consiguen, entre ellos se hablan: ‘Mirá, me faltan medias, me faltan los zapatos, no tengo unas canilleras’.

Siempre se consiguen. Yo siempre tengo un par de zapatos para prestar, unas canilleras, un par de medias, siempre tengo, y entre todos nos comunicamos y se consigue.» 

¿El club está pendiente de lo que necesitan los chiquilines?

«Constantemente. Es más, el presidente, siempre estamos en comunicación con él, lo que necesito, lo que necesitan los gurises, siempre me está preguntando y siempre está consiguiendo. En ese sentido la comisión, excelente.» 

¿Qué importancia tiene que los jóvenes se sientan parte de una familia dentro del club? «Para ellos es importante y siempre se los recalco, porque puede ser en el club que estamos ahora o puede ser en otro club, pero eso es siempre muy importante: la familia. Ellos lo sienten como que son parte de la familia de Almagro.

Es mucho mejor todavía, porque se sienten más adheridos al club. Lo que me gustaría es más la participación de la familia directa del jugador.» 

¿No encontrás que reciben el apoyo de la familia? 

«No encuentro ese apoyo total, porque sería bueno. Yo entiendo que hay horarios de trabajo que complican en ese sentido, es obvio que es imposible. Pero ellos, al ver la presencia de un familiar en una práctica, es muchísimo para ellos, es un apoyo total.

Me gustaría que en la práctica, ahora que se vienen los días un poquito más calentitos, más templados, se presentaran. Ellos mismos lo reclaman, a veces conversamos y se sienten como que les falta algo, y miran siempre afuera, incluso en los partidos. El apoyo es total entre ellos, un poco lo amortigua.» 

¿Notás que cuando van a jugar un partido sin un familiar que los acompañe es distinto que cuando un familiar sí se hace presente y sienten ese apoyo, y juegan mejor? «Cuando están los familiares sí, lo sentimos, porque a mí también me toca.

Mi señora siempre me acompaña, mis hijas, cuando pueden me acompañan en el fútbol, no tanto en la práctica, pero en el fútbol sí los sábados. Ellos también necesitan esa parte. Pero te digo, el apoyo total es entre ellos, y más ahora que está casi culminando el campeonato.

El plus que tienen ellos es al mirar la tabla de posiciones y verse allá arriba. Como yo les dije: terminamos la primera rueda y no nos veíamos ni siquiera a mitad de tabla, y ahora ellos se ven allá arriba, logrando casi el objetivo. Faltan tres fechas y se puede dar.» 

¿Cuando se realiza alguna reunión y se llama a los padres, sentís el apoyo o ahí tampoco?

«Este año no tuve esa asistencia digamos presencial. Sí hay apoyo: tengo un grupo de WhatsApp de padres para informarles constantemente del inicio de las prácticas, la hora que empieza, cuando termina, para que estén informados y más tranquilos.

Pero en lo presencial este año anduvimos medios flojos. Hemos llamado a reunión más que nada para expresarnos como cuerpo técnico la manera de trabajar, para evitar eso de los mensajes por WhatsApp, que se entienden mal a veces, que se leen mal y se interpretan de otra manera. Para disipar dudas en el momento prefiero siempre una reunión presencial, 15 o 20 minutos, y ahí aclaramos todo.

Bueno, este año por razones obvias de cada uno no tuvimos esa suerte, fueron muy pocos los que respondieron. En otro momento ya podremos solucionar eso.» 

¿El club ha hecho cantinas en los diferentes partidos? 

«No, el club no hace cantinas. Las que hacíamos eran las categorías. Este año, como estoy solo yo con sub 18 y la sub 15 la tienen los otros padres de otras categorías, no hemos podido hacer.»

«Suerte que hemos jugado en cancha propia el 90% de los partidos, entonces ni era necesario hacer tanta cantina, y más cuando los padres, complicados por su horario de trabajo, no podían asistir.» 

¿Sienten el apoyo del barrio? 

«Sí, en eso sí, porque cada fin de semana se ve más gente que en otro momento. En la cancha de Almagro se ve más público y la mayoría son del barrio.» 

¿El apoyo de la gente del barrio les da una motivación distinta a los chiquilines? «Motivación sí, para todos: para el club, para los chicos, para el cuerpo técnico, porque ve el apoyo tanto de la comisión como el apoyo del barrio también.» 

¿Cómo se siente al terminar un partido que se pierde, cómo se les habla en ese momento?

«Cuando se pierde un partido, ahí es cuando el entrenador tiene que poner un cablecito a tierra y, con un poco de experiencia y de tacto, conversar con los jugadores.

Volvemos al club, quedamos un rato en el vestuario, a pesar de que lo hablamos antes de todo partido, porque siempre les digo a los jugadores: así como nosotros podemos ganar, nos pueden ganar a nosotros, porque el rival también trabaja, entrena de la misma o de mejor manera que nosotros para lograr el objetivo. ¿Si nos ganan bien? Soy uno de los primeros en decir a los muchachos: reconocemos, nos ganaron bien, en algo nos equivocamos, vamos a corregir errores, saludamos a los rivales, listo, ahí terminó.

Y después volvemos a los entrenamientos el lunes: bueno, ¿qué pasó? ¿En qué nos equivocamos? ¿Dónde? Corregimos acá, el gol por dónde vino, todo eso después lo solucionamos en la práctica. Pero siempre, se pierda o se gane un partido, hay charla.» 

¿Destacar cómo ha cambiado el club, tanto la parte social como también la parte de la institución, donde podemos observar la cocina y demás, que motiva tanto a la parte técnica, a la comisión y a los chiquilines? 

«Tal cual. En infraestructura va creciendo notablemente el club, en lo social también. No estoy muy compenetrado en el tema comisión, pero te puedo decir que se ve por fuera que hay muchos más socios, y en el club la parte de la cocina que está toda renovada, toda nueva, excelente: el parrillero, los baños.

La verdad que es un club que demuestra mucho interés en todos aspectos: en formativas, en primera, en lo deportivo, en lo social. Es un club al cual yo estoy muy pero muy agradecido y conforme por la manera que me dejaron trabajar, y lo que uno ve ahí adentro te da ese plus también para seguir trabajando de la misma manera o de mejor manera para la institución. Eso te ayuda pila también.» 

¿Qué le podés decir a los papás de tus jugadores? 

«A los padres, primero que nada agradecerles personalmente por la confianza que han depositado en el cuerpo técnico todos estos años, todo este tiempo, en este último año también. Agradecerles infinitamente por la confianza y, en esto último, pedirles que apoyen a sus hijos, que los cuiden, porque a pesar de que los vemos grandotes físicamente son menores. Y es lo que yo a veces trato de informarles a los padres: trato de cuidarlos mientras están conmigo en la práctica, soy responsable de ellos.

Como hasta hace poco: hay un muchacho que está lesionado, tuvo una fractura en un partido, se está recuperando, el otro día volvió a la práctica, quiso practicar, no lo dejé, no lo permití, por miedo yo, por miedo a que le pase algo, porque me siento responsable en eso. A los padres, pedirles total apoyo para sus hijos, hoy en Almagro, mañana en otro club, en la vida también que los

apoyen. Y como le digo a los padres esto, a ellos también se lo digo a sus hijos en cada práctica, en cada comida que hacemos: el trabajo en equipo comienza por la casa, ayudando a los papás, arreglar el dormitorio, lavar un platito, hacerles los mandados, no faltarles el respeto, que eso es parte de lo que yo les transmito también en los entrenamientos. Ahí comienza todo, y en eso es en lo que hago mucho énfasis fundamentalmente.» 

Las palabras de Orlando Alvez permiten comprender que el fútbol de formativas es mucho más que resultados en una tabla de posiciones. El trabajo que desarrolla junto a sus chiquilines es una apuesta por construir ciudadanía, por alejar a los jóvenes de la violencia que lamentablemente se ha hecho presente en el deporte y por guiarlos en un camino de esfuerzo y solidaridad.

El club Almagro, con su renovación institucional y el compromiso de su comisión, refuerza ese mensaje, convirtiéndose en un punto de encuentro para la comunidad y en una segunda casa para los jugadores. En este contexto, la enseñanza de valores como el respeto, la disciplina y el compañerismo se convierte en la verdadera victoria.

Más allá de los triunfos o derrotas deportivas, lo que queda en cada gurí es la certeza de que pertenece a un grupo, a una familia que lo apoya y lo impulsa a crecer. Esa es la huella que Almagro y su técnico buscan dejar en cada uno de sus jóvenes: la formación integral de personas que mañana llevarán a la sociedad lo aprendido dentro del club.

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