Desde finales de septiembre, el mercado automotor uruguayo completó una transformación clave en la información que reciben los consumidores al momento de comprar un vehículo cero kilómetro. Con la entrada en vigencia de la última fase de la reglamentación, ahora todos los autos livianos nuevos, ya sean a combustión, híbridos o eléctricos puros, deben exhibir obligatoriamente la etiqueta de eficiencia energética. Esta medida, impulsada por el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), busca aportar transparencia y promover una compra más consciente y responsable con el medio ambiente y el bolsillo.
Un proceso de implementación por etapas
La implementación de este sistema se realizó de forma escalonada para permitir una adaptación paulatina del sector. El proceso, que comenzó su etapa voluntaria en marzo de 2023, dio su primer paso obligatorio el 28 de septiembre de 2024, cuando la exigencia alcanzó a todos los vehículos de combustión interna. Posteriormente, el 28 de marzo de 2025, se sumaron los vehículos híbridos, tanto los convencionales como los enchufables. Finalmente, el pasado 28 de septiembre de este año, la obligatoriedad se extendió a los vehículos 100% eléctricos, completando así el universo de motorizaciones disponibles en el mercado. La normativa es clara: la etiqueta debe estar visible tanto en los salones de venta como en cualquier plataforma digital donde se promocione el vehículo.
¿Qué informa la etiqueta?
Para el comprador, esta nueva herramienta representa un cambio fundamental. La etiqueta, estandarizada bajo la norma UNIT 1130:2020, ofrece datos cruciales y fáciles de comparar. Informa sobre el rendimiento del vehículo en kilómetros por litro (km/l) para los de combustión e híbridos, y en kilómetros por kilovatio-hora (km/kWh) para los eléctricos. Además, detalla estos valores en tres escenarios de conducción diferentes: ciudad, carretera y un ciclo mixto, permitiendo al usuario tener una idea clara del consumo real según su uso. Otro dato de enorme relevancia es la indicación de las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) en gramos por kilómetro, un factor decisivo para quienes buscan minimizar su huella ambiental.
La perspectiva del regulador
En el reciente XI Congreso Latam Renovables, el ingeniero Fernando Bagalciague, en representación de la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (URSEA), explicó en detalle el alcance y los objetivos del sistema. Contó que la etiqueta fue diseñada para establecer criterios uniformes que permitan una evaluación justa y directa entre modelos y marcas. Según pensó el ingeniero, esta es una herramienta que empodera al ciudadano, brindándole información estandarizada para tomar mejores decisiones. Se trata, en sus palabras, de incentivar «prácticas de consumo responsable entre los usuarios», facilitando así la elección de vehículos más eficientes que, a la larga, generan un ahorro económico significativo en combustible o electricidad.
Responsabilidad de importadores y plazos de excepción
Para que el sistema funcione, la responsabilidad recae directamente sobre los importadores y fabricantes nacionales. La resolución de URSEA Nº 594/024 estableció que estas empresas deben registrar el etiquetado de cada modelo ante el organismo regulador antes de su importación o comercialización. Este trámite, que se realiza en línea desde septiembre, asegura que cada vehículo que ingrese al país cumpla con la certificación correspondiente, otorgada por un Organismo de Certificación de Producto registrado. No obstante, la normativa contempló situaciones excepcionales para los vehículos que ya se encontraban en el país. Aquellos autos eléctricos que fueron nacionalizados antes del 28 de septiembre de 2025 sin etiqueta, tienen plazo hasta el 28 de marzo de 2026 para ser vendidos al público. De forma similar, los que estaban en depósitos aduaneros podrán ser importados hasta el 28 de febrero de 2026, tramitando un registro por excepción.
Un nuevo paradigma en la compra de vehículos
La plena vigencia del etiquetado vehicular marca un antes y un después en la industria automotriz nacional. Para los consumidores salteños y de todo el país, ya no será necesario confiar únicamente en los datos declarados por los fabricantes, que muchas veces se miden en condiciones ideales. Ahora, una etiqueta estandarizada y regulada por un organismo nacional ofrece una base de comparación sólida y confiable. Esta política no solo fomenta la competencia entre marcas por ofrecer productos más eficientes, sino que también alinea a Uruguay con las tendencias globales de transparencia y sostenibilidad en el transporte, un paso fundamental en la transición energética del país.
