Jugó un primer tiempo de novela. Porque el tema con Ceibal fue ese: JUGÓ. Así siempre, con o sin pelota, pero teniendo el control mental y táctico de esos 45′ que obligan al elogio encendido.
El equipo de Barreto manejó la certeza a partir de la actitud. Y la actitud se volvió dinámica. Y la dinámica fue desnivelante, sobre todo porque le sumó velocidad para hacerse de los espacios libres.
Y en fútbol, el llenado de los espacios libres a través del talento individual de los que tienen talento, más el arte de la imaginación-creación, le reportaron a Ceibal un nivel generoso, aplaudible, vital.
Ya a los 4′ nomás, cuando Mauro De Mora volcó el centro y Vargas metió el frentazo del primer gol. Hasta ese minuto 18′ de Vargas después, con el fondo de Gladiador expuesto a la fisura general y con la pérdida de referencias. El 2 a 0 fue una guillotina.
A Gladiador le costó todo: asimilar el golpe, abanicar la salida con algún sentido a favor de variantes, para terminar siempre en una perspectiva, siempre gris o tercamente limitada.
El Zurdo Fagúndez fue tan maestro como siempre y como Katriel Piegas fue vehículo de llegada por la extrema, más la generosidad de Mauro De Mora para mostrarse como receptor en la partida, Ceibal fue transformándose en auténtico “barretazo” de fútbol y goles.
Esta vez, la elocuencia del equipo de Martín, sin caer en la vacilación inocente, alcanzando picos de sabia madurez. Como si hubiese aprendido la lección vital en el fútbol: el equilibrio.
En los 38′, la pelota que fue y que vino, en medio de frontones rojioros, hasta que Fernando Scarrone inventó un balazo para el tercer hundimiento. Gladiador se fue quedando expuesto a la desolación, sin respuesta de tipo alguno.
Y es cierto que en la recta final, mejoró en la tentativa, pero con la desventura para crear desnivelando. Rony Costa metió variantes: Carlos Da Silva, Gastón Elías, Facundo Martínez… pero sin que la sintonía surgiese.
Ceibal fue la tregua. Regresión de líneas, sin perezas defensivas, pero ya sin la magia del primer tiempo. Recién sobre el final, una chance de gol. Leandro Fagúndez ganó en todos los centros y Ceibal gritó a los cuatro vientos, que defender desde la eficacia será siempre una puerta que se abre en pro del objetivo.
Mientras que el hincha no tendrá derecho al olvido de ese primer tiempo. El del “barretazo” rojo. Desde pensar colectivo, para ejecutar después.
El plan le salió al pelo. Tres puntos y tercero en la tabla. Tiene la idea afinada. Y no es una idea más. Ceibal lo supo… y Gladiador también.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
⚽ Así pasó

Campo de juego: Parque Ernesto Dickinson.
Árbitro central: Mauro Melo (Bien).
Asistentes: Alexander Moreno – César Loetti.
CEIBAL (3): Leandro Fagúndez; Samir Bonasola, Fernando Scarrone, Nahuel González, Ariel Rivero, Matías Núñez; Hugo Rodríguez, Mauro De Mora, Nicolás Fagúndez; Katriel Piegas, Javier Vargas.
Director Técnico: Pablo Martín Barreto.
GLADIADOR (0): Nicolás Sánchez; Juan Gabriel de los Santos, Enrique Aranda, Gabriel Henderson, Franco Hernández; Franco Pintos, Agustín Panza, Matías Batista, Bryan Ferreira; Agustín Alvez Da Silva, Braian Rodríguez.
Director Técnico: Rony Guzmán Costa.
Expulsados: 43′ del segundo tiempo, Hugo Rodríguez (C) y Enrique Aranda (G).
El mejor de la cancha: Nicolás Fagúndez, Javier Vargas, Leandro Fagúndez.
El mejor de Gladiador: Franco Pintos, Gastón Elías.
⭐ Crack… “Zurdo”
Se mandó un despegue en el trámite, como él lo sabe jugar. Manejó los tiempos ofensivos de Ceibal. Creó.
A la hora de la gambeta, la gambeta. ¿Por qué no, si el poder de su inventiva vive y propone?
Pero además, la claridad del concepto para quedarse con más de un mano a mano. O esa pegada con zurda, para descubrir el misterio de la habilitación.
El primer tiempo de Nicolás Fagúndez, jugado a lo crack. Tan crack como siempre.
No se permite la actitud de bacán. El Zurdo va y juega. Al fútbol lo siente de esa manera.
Es su manera. La que gratifica. La que conmueve. Según pasan los años.
Soñares de fútbol-fútbol desde ese alguien. Y ese alguien… es él.




