Nunca había participado de una ceremonia de los Reconocimientos Fausto de la APC, y lo vivido este jueves dieciocho de setiembre fue, sin dudas, una experiencia que me conmovió profundamente. EL PUEBLO, con sus décadas de historia y el paso de tantos directores que dejaron su huella, siempre ha tenido un norte claro: estar cerca de la gente. Y lo que vi y sentí en esta edición número veintiuno de los Faustos fue precisamente eso, un recordatorio de que todos los colegas, más allá de nuestras diferencias y estilos, compartimos esa misma visión.
La sala estuvo colmada de instituciones, medios, referentes sociales, deportivos y culturales de Salto. Cada premiación, cada nombre anunciado, cada aplauso sostenido, dejaba en evidencia algo sencillo pero enorme: la comunidad se construye entre todos, y el reconocimiento es también una manera de agradecer a quienes hacen de nuestro departamento un lugar más humano.
Me impresionó la diversidad de los galardonados. Desde jóvenes estudiantes que apuestan por la ciencia, hasta clubes deportivos, organizaciones sociales y comunicadores que han hecho del compromiso una forma de vida. Todos ellos, con su esfuerzo cotidiano, nos recuerdan que no se trata de buscar grandezas lejanas, sino de valorar lo que ocurre a nuestro alrededor.
El momento de recordar a los colegas que ya no están fue de un silencio cargado de memoria y respeto. Y también hubo instantes de emoción única, como el homenaje a Adriana Compá, cuya lucha de dieciocho años contra el cáncer se transformó en un mensaje de esperanza y fortaleza para todos. O el reconocimiento al pequeño Genaro Cabrera, que nos enseñó que la resiliencia y la entereza no tienen edad.
Al salir de la ceremonia me quedó la certeza de que estos encuentros son más que premios: son un espejo en el que nos miramos como sociedad, donde vemos reflejado lo mejor de nosotros mismos. Para mí, fue una experiencia nueva y enriquecedora; para EL PUEBLO, una reafirmación de su camino. Porque, más allá de quienes lo dirigieron y lo dirigen, nuestro compromiso sigue intacto: estar cerca de la gente, acompañando, reconociendo y compartiendo la vida de nuestra comunidad.
G.B.C.
