AGENDA LEGAL: REFLEXIONES SOBRE EL DERECHO
La modificación propuesta en el artículo 481 del proyecto de ley de presupuesto para el período 2025-2029, mediante la cual se elimina el requisito de antigüedad matrimonial y se reduce el procedimiento del divorcio por sola voluntad a una única audiencia, implica un cambio disruptivo en el régimen jurídico del código civil uruguayo. La relevancia del acto jurídico, que pasa de un procedimiento multipartito, a un proceso sumario, exento de la demora procesal habitual, transforma el todo.
Como sociedad y como operadores jurídicos, debemos reflexionar críticamente sobre esta nueva ventana legislativa que abre un derecho a la disolución matrimonial rápida y sin trabas.
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Si miramos con ojo afilado, la simplificación del divorcio no es la gran salvación ni la revolución libertaria que algunos pregonan. Es, al contrario, una respuesta práctica a un sistema judicial colapsado, atiborrado de causas y litigios eternos donde las parejas se desgastan tanto en papeles como en pasiones gastadas.
Porque la historia sabe que donde hay ruptura y alivio rápido, también hay rispideces no resueltas y niños que quedan en el medio observando la vida adulta,
El divorcio se convierte en un producto de consumo masivo, rápido y accesible, pero en la vorágine de estos procedimientos express, la gente común se encuentra frecuentemente sola, enfrentando la burocracia sin importar si conoce o no el costo emocional verdadero de esa decisión tomada en una audiencia que dura menos que un café.
Los políticos disfrazan cada reforma como un monumento a la Justicia, pero al final lo que están haciendo es administrar el colapso; pan y circo para las masas.
El derecho al divorcio express es como regalar cuchillos filosos a un par de personas discutiendo en una habitación oscura. Si se tiene la luz de la justicia eficaz, del acompañamiento verdadero, puede ser liberador. Pero sin esa luz, solamente produce heridas invisibles que terminarán siendo cicatrices de corazón.
Porque al fin y al cabo, no es cuestión de firmar un papel, sino de entender que detrás de cada trámite hay una historia humana, y esa historia merece ser respetada, no atropellada.
Hasta la próxima semana.
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