Más de 570.000 uruguayos al día de hoy, han votado para someter a 135 de los más de 500 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC) a la voluntad de todos los ciudadanos uruguayos. Más allá si se llegará o no a alcanzar la cifra exigida para someter a plebiscito la ley mencionada, creemos que ningún gobierno puede ignorar la voluntad de casi el 30 por ciento de la ciudadanía habilitada para expresarse en este caso.
Gobernar sabiendo que la tercera parte de la ciudadanía (lo que puede acercarse al 50 por ciento de la población) al menos cuestiona el proceso que se le ha dado a la LUC. Esto es representativo, de la América de nuestros días que ha acuñado los discutidos términos de la famosa “brecha”, la división, y similares.
Sabemos que quienes han votado por someter estos artículos de la LUC a plebiscito, en su gran mayoría (sin todos) son opositores al gobierno y por más que los impulsores de las firmas recalquen que firmar no significa oponerse a la ley, sino discutirla y analizarla, todos sabemos que prácticamente nadie que esté de acuerdo con la ley habrá de firmar.
Entendemos que la LUC ha sido una forma de establecer de entrada las bases de un período de gobierno que se sabe estaría al límite a la hora de aprobar cualquier ley. En la asamblea general que reúne a los legisladores de ambas cámaras, la mayoría gubernamental es ínfima y por lo tanto aprobar de entrada todas las leyes necesarias era la forma de establecer las bases para llevar a cabo el gobierno que se pretende.
A la oposición, al no tener posibilidades legislativas no le quedaba otra forma de trabar algunos de los planes con los cuales no está de acuerdo y que considera más dañinos que intentar demostrar de alguna forma su poder ciudadano en contra de los mismos.
En esta situación, creemos que lo más necio sería ignorarla. Nadie puede sentirse acompañado y respaldado por una ciudadanía fraccionada casi a la mitad, por más que los sondeos de opinión indiquen lo contrario.
Entendemos que lo mejor y más inteligente, es negociar, vale decir conceder y reafirmar, porque las fuerzas serán muy similares y en este contexto lo peor que puede hacerse es cerrarse a la negociación, atenerse a la “legalidad” que parece indicar que la mayoría de los uruguayos está de acuerdo con la ley, cosa que no la vemos tan así y prescindir de la discusión.
A.R.D.