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    Día del trabajador

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    Por el Dr.Daniel Volpi Avedutto

    El 1º de Mayo se conmemora en todo el Mundo el Dia del Trabajador, donde se realizan manifestaciones de toda índole reivindicando sus Derechos, Sin dudas que tienen Derecho a hacerlo, el Trabajo es un Derecho Fundamental del Hombre, está protegido en todas las Constituciones de los países del Mundo.
    Recuerdo que cuando comencé a cursar la materia Derecho Laboral, el profesor hizo mención a un capítulo del Génesis de la Biblia donde trata la desobediencia de Adán y Eva, y que como consecuencia el Creador los expulsó del Paraíso. Este Creador llamado Yhavé o Jehová le dijo a Adán: «ganarás el pan con el sudor de tu frente». Lo que significa que el Trabajo en un primer momento de la historia humana fue considerado como un castigo.
    Cuando se hace referencia al 1º de Mayo se suele pensar en los Obreros y está muy bien; pero no debemos olvidarnos de los Patrones que también son trabajadores, simplemente son los dueños de las máquinas, de los aparatos de producción, y sobre todo son quienes soportan los riesgos. Hay patrones y patrones, sin dudas que existen los malos que explotan al obrero, pero no podemos generalizar y decir que son todos iguales. Considero que por una razón de Justicia, el Legislador siempre debe escuchar a las 2 partes (patrones y obreros) antes de construir la legislación laboral.
    Soy de los que no acepto la teoría de la «lucha de clases» que siempre es mencionada en los actos del 1º de Mayo. Los intereses de los trabajadores y los empresarios no son iguales, pero considero que deben ser convergentes; ambas partes deseando la prosperidad de la empresa: unos para obtener más ganancias, y otros para lograr mejores salarios. Patrones y obreros no deben luchar entre sí, deben competir a los efectos de obtener mejores beneficios; correspondiendo al Estado la función de mediar cuando no haya acuerdo entre ambas partes.
    Un Caudillo nacionalista, Don Javier Barrios Amorín, en uno de sus discursos decía: «…Usted Capitalista: merecería ser castigado si explota a sus obreros y vota por interés. Usted Obrero: tiene el deber de defender la economía de la República y pensar que el interés nacional es superior al de su gremio…».
    Considero muy acertado que hoy tenemos la Audiencia de Conciliación en la Oficina del Trabajo, previo al juicio laboral. Constituye una instancia vía administrativa que ha dado buenos resultados, donde patrón y obrero han concertado acuerdos evitando asi el pasaje a la vía judicial.
    Recuerdo de la mencionada materia el logotipo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que consiste en un llavero con 3 llaves, cada una con su respectivo color, simbolizando 3 partes: el Obrero, el Patrón y el Estado; estos 3 componentes deben actuar conjuntamente para el desarrollo de las naciones.
    El Estado debe luchar para que no le falte el trabajo a nadie. El desempleo es un problema humano y ético antes que económico. En efecto, la misma precariedad del mercado hace que la lucha por conseguir un puesto de trabajo – y hasta de acumular más de uno para prevenirse – rompa la solidaridad mínima entre los trabajadores y disminuya (a posibilidad de organizarse para defender sus derechos y asumir sus responsabilidades. La competitividad e inseguridad llevan al exceso de tiempo de trabajo y la ansiedad, no sólo peligrosos para la salud sino dañinos para la misma eficiencia económica que se pretende. Todo lo cual repercute sobre la estabilidad de las familias, desgasta e irrita a los matrimonios y destruye la esperanza de los hijos que no pueden recibir la atención debida.
    Los jóvenes, al comprobar la precaria situación de sus mayores, no encuentran un lugar en su propia tierra, se ven sin posibilidades reales de ganar un salario digno, sueñan con la emigración a otros países y a la postre se terminan yendo. Alrededor de esto entra el tema de los Valores.
    Entre las causas de la inestabilidad laboral y el incremento de la tasa de desempleo, hay que señalar también los desequilibrios económicos provocados por la creciente globalización, un fenómeno de nuestro tiempo que nos lleva a estar condicionado a las economías de los otros países del Globo; si a Brasil o Argentina le va bien, a nosotros nos va bien; si los países asiáticos y europeos nos siguen comprando lo que producimos andaremos bien. Esto simplemente a vía de ejemplo. Entonces esta globalización repercute en nuestro pequeño país que se ve condicionado a fos avatares externos. El trabajo es una dimensión fundamental y una potente señal que muestra su humanidad. En una Conferencia Episcopal del Uruguay en 2004 se dijo que cuando el Padre Teilhard colaboró en el descubrimiento del Sinántropus, se llegó a la conclusión de que esos fósiles de las cuevas milenarias chinas correspondían a hombres, por tas señales de tierra calcinada, por algunas herramientas y quizás algunos vestigios de religiosidad. Donde hay trabajo hay humanidad.
    El animal tiene funciones, pero estrictamente no trabaja. El trabajo requiere capacidad de «finalización», de búsqueda de instrumentos para el logro del fin. Puede haber infinitas clases de trabajo, sin embargo, en medio de tanta variedad, el sujeto propio del trabajo sigue siendo el Hombre; esto lo dijo Juan Pablo II en una de sus Encíclicas.  Por lo tanto, el valor del trabajo no depende del tipo de actividad que se realice sino de quién la hace. El trabajo está en función del Hombre y no el Hombre en función del trabajo.

    El 1º de Mayo se conmemora en todo el Mundo el Dia del Trabajador, donde se realizan manifestaciones de toda índole reivindicando sus Derechos, Sin dudas que tienen Derecho a hacerlo, el Trabajo es un Derecho Fundamental del Hombre, está protegido en todas las Constituciones de los países del Mundo.

    Recuerdo que cuando comencé a cursar la materia Derecho Laboral, el profesor hizo mención a un capítulo del Génesis de la Biblia donde trata la desobediencia de Adán y Eva, y que como consecuencia el Creador los expulsó del Paraíso. Este Creador llamado Yhavé o Jehová le dijo a Adán: «ganarás el pan con el sudor de tu frente». Lo que significa que el Trabajo en un primer momento de la historia humana fue considerado como un castigo.

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    Cuando se hace referencia al 1º de Mayo se suele pensar en los Obreros y está muy bien; pero no debemos olvidarnos de los Patrones que también son trabajadores, simplemente son los dueños de las máquinas, de los aparatos de producción, y sobre todo son quienes soportan los riesgos. Hay patrones y patrones, sin dudas que existen los malos que explotan al obrero, pero no podemos generalizar y decir que son todos iguales. Considero que por una razón de Justicia, el Legislador siempre debe escuchar a las 2 partes (patrones y obreros) antes de construir la legislación laboral.

    Soy de los que no acepto la teoría de la «lucha de clases» que siempre es mencionada en los actos del 1º de Mayo. Los intereses de los trabajadores y los empresarios no son iguales, pero considero que deben ser convergentes; ambas partes deseando la prosperidad de la empresa: unos para obtener más ganancias, y otros para lograr mejores salarios. Patrones y obreros no deben luchar entre sí, deben competir a los efectos de obtener mejores beneficios; correspondiendo al Estado la función de mediar cuando no haya acuerdo entre ambas partes.

    Un Caudillo nacionalista, Don Javier Barrios Amorín, en uno de sus discursos decía: «…Usted Capitalista: merecería ser castigado si explota a sus obreros y vota por interés. Usted Obrero: tiene el deber de defender la economía de la República y pensar que el interés nacional es superior al de su gremio…».

    Considero muy acertado que hoy tenemos la Audiencia de Conciliación en la Oficina del Trabajo, previo al juicio laboral. Constituye una instancia vía administrativa que ha dado buenos resultados, donde patrón y obrero han concertado acuerdos evitando asi el pasaje a la vía judicial.

    Recuerdo de la mencionada materia el logotipo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que consiste en un llavero con 3 llaves, cada una con su respectivo color, simbolizando 3 partes: el Obrero, el Patrón y el Estado; estos 3 componentes deben actuar conjuntamente para el desarrollo de las naciones.

    El Estado debe luchar para que no le falte el trabajo a nadie. El desempleo es un problema humano y ético antes que económico. En efecto, la misma precariedad del mercado hace que la lucha por conseguir un puesto de trabajo – y hasta de acumular más de uno para prevenirse – rompa la solidaridad mínima entre los trabajadores y disminuya (a posibilidad de organizarse para defender sus derechos y asumir sus responsabilidades. La competitividad e inseguridad llevan al exceso de tiempo de trabajo y la ansiedad, no sólo peligrosos para la salud sino dañinos para la misma eficiencia económica que se pretende. Todo lo cual repercute sobre la estabilidad de las familias, desgasta e irrita a los matrimonios y destruye la esperanza de los hijos que no pueden recibir la atención debida.

    Los jóvenes, al comprobar la precaria situación de sus mayores, no encuentran un lugar en su propia tierra, se ven sin posibilidades reales de ganar un salario digno, sueñan con la emigración a otros países y a la postre se terminan yendo. Alrededor de esto entra el tema de los Valores.

    Entre las causas de la inestabilidad laboral y el incremento de la tasa de desempleo, hay que señalar también los desequilibrios económicos provocados por la creciente globalización, un fenómeno de nuestro tiempo que nos lleva a estar condicionado a las economías de los otros países del Globo; si a Brasil o Argentina le va bien, a nosotros nos va bien; si los países asiáticos y europeos nos siguen comprando lo que producimos andaremos bien. Esto simplemente a vía de ejemplo. Entonces esta globalización repercute en nuestro pequeño país que se ve condicionado a fos avatares externos. El trabajo es una dimensión fundamental y una potente señal que muestra su humanidad. En una Conferencia Episcopal del Uruguay en 2004 se dijo que cuando el Padre Teilhard colaboró en el descubrimiento del Sinántropus, se llegó a la conclusión de que esos fósiles de las cuevas milenarias chinas correspondían a hombres, por tas señales de tierra calcinada, por algunas herramientas y quizás algunos vestigios de religiosidad. Donde hay trabajo hay humanidad.

    El animal tiene funciones, pero estrictamente no trabaja. El trabajo requiere capacidad de «finalización», de búsqueda de instrumentos para el logro del fin. Puede haber infinitas clases de trabajo, sin embargo, en medio de tanta variedad, el sujeto propio del trabajo sigue siendo el Hombre; esto lo dijo Juan Pablo II en una de sus Encíclicas.  Por lo tanto, el valor del trabajo no depende del tipo de actividad que se realice sino de quién la hace. El trabajo está en función del Hombre y no el Hombre en función del trabajo.

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