Casi 50 años atrás el país comenzaba a transitar los años más negros de su historia y no nos referimos sólo a la dictadura en si, sino al atropello que significó el avasallamiento, las vidas inocentes, que mancharon de sangre en defensa de una u otra idea a aquellos años.
Entendemos que no tiene sentido endilgarles a las nuevas generaciones, a los que eran niños en aquel entonces o ni siquiera habían nacido, la pesada mochila de determinar fehacientemente responsabilidades y delitos y hacerlos pagar debidamente.
“Ni olvido ni perdón”, reza una de las consignas del reclamo popular que hemos conocido a lo largo de estos años. Esto a algunos se les ocurre una posición extrema, pero lamentablemente, salvo que el pueblo decida otra cosa, y sólo él sabe cuándo será oportuno hacerlo, para nosotros se resume en una cosa: Justicia.
Una democracia debe estar regida en todos los casos por la ley y la Justicia. Una democracia debe regirse siempre por la independencia de los tres poderes básicos, el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Judicial.
La tentación de influir directa o indirectamente en el único que puede hacérselo (Poder Judicial), es muy grande y ha sido siempre la fisura que han presentado nuestras endebles democracias.
Como en toda obra humana, entendemos que la decisión en cuanto a los integrantes del Poder Judicial está sujeta a errores, pero esta posibilidad será la menor posible si realmente las designaciones se ajustan al criterio establecido.
Todo ser humano que viva en el país debe saberse sometido al cumplimiento de sus leyes y disposiciones, absolutamente todos deben saber que nadie escapará al cumplimiento de éstas, sea oriundo o no de nuestro país.
Sabemos que llegará el día en que tendremos que pasar página de los hechos sucedidos en aquellos años. Estamos de acuerdo en hacerlo, pero siempre y cuando hayamos aprendido algo. Siempre y cuando sepamos que existen leyes se las haga cumplir.
En caso contrario como hemos sostenido, llegara el tiempo en que algún soñador nostálgico de estos tiempos sangrientos, sentirá ganar de reeditarlos, sabiendo que con el tiempo todo se olvida y no habrá consecuencias.
Esto nunca lo admitiremos. Todos iguales ante la ley es para nosotros una premisa indiscutible y mientras podamos seguiremos bregando para que así sea.
A.R.D.
Depende del precio que paguemos
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