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miércoles, diciembre 10, 2025

De la calle y el uniforme al mostrador: la historia detrás de El Chicharra

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Diario EL PUEBLO digital

Hablar con él es encontrarse con una vida atravesada por el trabajo, la calle y la vocación de servicio. Desde muy chico, en el corazón de Barrio Artigas, aprendió lo que era ganarse el pan con esfuerzo: vendía chorizos casa por casa para ayudar “a la olla”, como recuerda, en una época donde las necesidades enseñaban más que cualquier escuela. Aquellos recorridos por el barrio, con la timidez propia de un niño pero con la obligación de colaborar, le dieron algo que hoy reconoce como un tesoro: la capacidad de entender a la gente, de observarla de cerca y de conocer la verdadera naturaleza de las personas.

Su madre —maestra, de esas que educan dentro y fuera del aula— fue su primera referencia de servicio y valores. Pero la vida lo llevó por otro camino: el uniforme policial. Y aunque eligió la profesión por necesidad, terminó encontrándose a sí mismo en medio de guardias, emergencias, noches largas y decisiones difíciles. Recuerda su primer día de servicio como una mezcla de emoción y temor; un inicio que marcó una etapa intensa, donde convivieron la adrenalina, la responsabilidad y el miedo a fallar. También carga con los recuerdos más duros: la búsqueda desesperada de un niño perdido que terminó en tragedia, el dolor de una familia rota, el impacto emocional que aún hoy le pesa. Pero también vivió momentos que le confirmaron por qué valía la pena entregar tanto: como aquel día en que dos personas que él creía sin chances de sobrevivir —tras un accidente— le demostraron lo contrario, y hasta hoy lo saludan agradecidas por haberles salvado la vida.

La policía le dejó valores claros: respeto, disciplina y una enorme capacidad para resolver problemas. Sin embargo, dejar la institución fue una de las decisiones que más le costó; una transición que le exigió reinventarse y volver a ser civil, algo que describe como “horroroso” por lo difícil que fue desprenderse de una identidad que lo había marcado.

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Fue entonces, allá por el año 2000, cuando empezó a gestarse otra historia: la del comerciante. Primero por necesidad, después como forma de vida. Mientras él cumplía con su trabajo policial, su esposa Cecilia atendía el pequeño local que estaba naciendo casi sin recursos. Él recuerda con humor y orgullo sus inicios: una heladera regalada sostenida con una pala, y apenas unos pocos productos para ofrecer. Incluso el nombre del comercio tiene su propia historia. “El Chicharra” era un apodo que heredó de su padre y que a él le molestaba, hasta que decidió convertirlo en un arma a su favor: si todos lo gritaban, mejor transformarlo en publicidad gratuita.

Con el tiempo, el negocio creció gracias al boca a boca y al trato con la gente. También gracias a Cecilia, a quien nombra sin titubear como pieza fundamental de ese crecimiento, incluso hoy que ya no forma parte de su vida. Conoce de sobra lo que implica trabajar en un comercio de barrio: las buenas personas, las malas experiencias, las deudas, los afectos, las traiciones y la cercanía diaria con los clientes. Entre tantas anécdotas, recuerda especialmente la de aquel vecino apurado que, al ver el local lleno de mujeres atendiendo, lo miró y le lanzó con una sonrisa: “Tenés un mundo de mujeres atendiendo y justo me venís a atender vos”.

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Hoy, El Chicharra es un comercio reconocido, un punto de referencia en la zona, un lugar donde los precios, la atención y la historia detrás del mostrador sostienen un vínculo construido durante años. Él dice que si algún día un cliente llegara a molestarle, sería señal de que debe cerrar, porque sabe muy bien que vive de ellos y para ellos.

Al mirar hacia atrás, reconoce que uno de sus mayores desafíos fue haber dejado la policía, una decisión tomada “en caliente” que le enseñó mucho sobre la vida y sobre sí mismo. Y aunque ha vivido múltiples etapas, cambios y dificultades, cuando se le pregunta de qué se siente más orgulloso, la respuesta llega sin rodeos: de sus hijos.

Si tuviera que dar una enseñanza, dice que no sabe si puede, pero sí tiene una certeza nacida de la experiencia: las decisiones difíciles nunca deben tomarse en caliente, y la mejor forma de vivir es estudiar y trabajar en lo que a uno le gusta. Quizás por eso su historia, más que una carrera o un comercio, es un testimonio de esfuerzo, resiliencia y transformación constante.

¿Cómo era usted de niño? ¿Qué recuerdos de su infancia siente que lo marcaron?

De niño, fuí muy feliz dentro de las necesidades de la época, lo que me marcó fue vender chorizos casa por casa, dado que en aquellos tiempos en Barrio Artigas había que ayudar para la olla. Eso me hizo tener mucha calle y conocer realmente como son las personas.

¿Había algo en su familia o en su entorno que lo orientara hacia la vocación de servicio?

Mi madre, siempre tuvo el don de la enseñanza, (maestra jubilada)y nos inculcó muchos valores.

¿Qué lo llevó a elegir la policía como profesión?

La necesidad de un trabajo.

¿Recuerda su primer día de servicio? ¿Cómo se sintió?

El primer día de servicio fue todo nuevo y todo novedad, algo que si no lo vivís es difícil de contar, x que es una mezcla de alegría y temor a no meter la pata.

¿Cuál fue el momento más difícil que le tocó vivir siendo policía?

Uno de los momentos más difíciles fue cuando buscamos a un niño perdido desde las cinco de la tarde hasta el otro día, de medio día, que se lo encontró ahogado en un tajamar, tenía entre 3 o 4 años. No recuerdo bien la edad. Ese fue uno de los tantos momentos difíciles que viví siendo policía. A pesar de todo el esfuerzo, de buscar día y noche y no poder encontrarlo con vida, fue dificilísimo, ver a esos padres con un llanto desgarrador. Eso me marcó muchísimo.

¿Y el más gratificante?

El más gratificante fue, cuando me enteré que dos personas que tuvieron un accidente, que los había trasladado en el móvil creyendo que no sobrevivirían, lo hicieron. Has el día de hoy donde me ven me saludan y me agradecen x que salvaron su vida. Para mí particularmente no se salvaban. Por las lesiones que tenían. Pero lograron sobrevivir.

¿Qué valores cree que la policía le dejó para toda la vida?

Los valores de la policía, bien aplicados son clarísimos, respeto, capacidad de resolución y disciplina.

¿Hubo algún hecho puntual que le haya hecho replantearse su futuro?

Si, cuando dejé la policía, me arrepentí muchísimo después. Tuve que replantear mi vida y volver a ser civil. Me costó horrores.

¿Cuándo empezó a gestarse la idea de dedicarse al comercio?

Allá, por el dos mil. Por necesidad y luego como medio de vida.

¿Fue una decisión personal o surgió por necesidad, oportunidad o casualidad?

Siempre fue por vocación de servicio.

¿Tuvo miedo al dar ese cambio tan grande de rumbo?

Tuve miedo y mucha ambición, era joven y lo llevaba conjuntamente con la carrera policial, mientras mi Sra. atendía

¿Cómo nació El Chicharra? ¿Recuerda el primer día que abrió?

El Chicharra nació como una ayuda a los ingresos. El primer día que abrí tenía una heladera que me regalaron y la sostenía con una pala. Y muy poquito tenía para vender. El nombre lo odiaba, a mí padre le decían y yo heredé el apodo, entonces como todos me gritaban y yo me re calentaba, lo cambié a mi favor entonces todo aquel que me gritaba indirectamente me hace publicidad. 

Lo más difícil de los primeros años fue aceptar que mucha gente cambia y deja de ser tu conocido o amigo x el dinero o por deudas. Se prefiere quedar mal y no pagar más.

¿En qué momento se dio cuenta de que El Chicharra ya era “muy conocido” en la zona?

Al Chicharra lo hizo conocido el boca a boca. Y luego las buenas publicidades. En aquellos tiempos no había muchos comercios en esta zona, hoy por hoy hay mucha más población y mucho más comercios. 

Tuve un gran apoyo que fue el de Cecilia. No la quiero dejar afuera porque ella me acompaño siempre. Ahora no está conmigo, pero si tengo que dejar en claro que ella fue fundamental para que esto funcionara. 

¿Hay alguna anécdota con clientes que recuerde con especial cariño?

Anécdotas a montones, mucha gente buena y de la otra también. Pero hay una en particular de un sr. que hoy ya no está entre nosotros que siempre andaba apurado. Ese Sr. Un día llegó y estaba lleno y las muchachas estaban todas atendiendo, entonces yo le pregunté que va a llevar y el me contestó esto » tenés un mundo de mujeres atendiendo y justo me venís a atender vos»

¿Cómo describiría la relación con sus clientes?

La relación con los clientes en general es muy buena. Yo siempre dije, el día que un cliente me moleste tengo que cerrar, porque yo vivo de ellos.

¿Qué cree que hace que la gente vuelva a El Chicharra?

Lo que hace que la gente vuelva son los precios y la buena atención.

Mirando hacia atrás, ¿qué siente que fue lo más desafiante en su vida?

Mirando hacia atrás unas de las cosas más desafiantes fue haber dejado un trabajo que lo hacía por vocación, sin medir consecuencias.

¿De qué se siente más orgulloso?

Me siento orgulloso de mis hijos.

Si tuviera que resumir su historia en una enseñanza, ¿cuál sería?

Te dirá que como enseñanza no tengo mucho que aportar, pero si por experiencia, no tomar decisiones difíciles en caliente. Estudiar y trabajar en lo que te gusta. Esa es la mejor forma de vivir y disfrutar.

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