Datos del Censo: hay números que “no cierran”… ¿Información “sesgada”?

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EL PUEBLO conversó con el Lic. Carlos Bruno

Hace algunos días se conocieron los datos (aunque “preliminares”) del censo de población realizado este año. En nuestra función periodística hemos recogido muchas interrogantes. Por ejemplo: ¿Por qué se ha difundido tan poco el desglose de los datos por departamentos, localidades más pequeñas, etc.? ¿Por qué, teniendo ahora toda la tecnología a disposición, fue necesario contratar a tantos trabajadores, siendo que en anteriores ocasiones era realizado el mismo trabajo por funcionarios públicos (que además lo hacían más rápido y se les pagaba simplemente con tres días libres)?

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Pero hay otros temas más de fondo. El Lic. Carlos Bruno, docente en la Universidad Católica y dirigente político (CA) entiende que a este censo “no se le ha dado la importancia que merece”, que “hay cifras que deberían alarmarnos” y que sin embargo “ha pasado casi desapercibido”.

UN MAGRO CRECIMIENTO

En primer lugar, sostiene que el crecimiento de la población respecto al último censo “no existe, de tan magro que es”, lo que conlleva problemas de los que, según él, no se está tomando la debida conciencia.

“Éramos (según el censo anterior) 3.390.000 personas, ahora en 2023 no llegamos a 3.500.000, somos 3.444.263 habitantes. Quiere decir que en once años crecimos aproximadamente en 54.000 persona. Es una cifra muy magra. Los nacimientos en 2011 eran unos 46.712, pero bajaron a 32.000”, comentó.

NÚMEROS QUE NO CIERRAN…¿INFORMACIÓN SESGADA?

Dijo asimismo que “el crecimiento vegetativo (relación nacimientos-muertes) entre 2012 y 2022 es uno de los elementos a estudiar, eso sería la base de análisis. Pero también hay otro factor muy importante que es la gente que llega al país y la que se va del país”. En ese sentido planteó el siguiente razonamiento: “en el crecimiento vegetativo se aumentó en 82.000 personas. Por otro lado, se decía (en los períodos de gobierno anteriores) que ingresaron 62.000, incluso se decía que éramos un país receptor, muy abierto…Pero si se suman los 82.000 más los 62.000 que venían, estamos hablando de unos 140.000 como crecimiento, pero si vas a la realidad el censo te dice que fueron solo 54.000 más el aumento. Entonces no precisa hacer mucha matemática para darse cuenta que hay una diferencia entre lo que tendría que ser el número de crecimiento y lo que realmente indica el censo”.

La explicación parece clara: también en los últimos años se han ido del país varios miles de habitantes. Y es en eso que, según el Lic. Bruno, no se nos ha dicho la verdad durante los quince años anteriores: “nos han dado un dato sesgado cuando no se nos decía la cantidad de gente que se estaba yendo del país, solo se nos decía los que venían. Esto no es un dato ideológico sino matemático”.

LO PREOCUPANTE, LOS ABORTOS, LA DESOLACIÓN DEL CAMPO

“Las decisiones políticas deberían hacerse a largo plazo, por eso hay que hacer proyecciones, por ejemplo en la Seguridad Social. Por más reforma que se haga, si uno mira estos números del censo, dentro de pocos años vamos a tener que hacer otra reforma. Porque la proyección que hay, no es positiva en cuanto a aportantes (gente joven, que trabaje). Por lo tanto se verá afectada la seguridad social, la salud…todos los servicios públicos. Eso realmente debería llamarnos la atención”, expresó.

Sin embargo “no se ha tomado verdadera conciencia”, insistió el entrevistado. Y agregó: “vemos que no se ha tomado plena conciencia de la gente que nosotros matamos, del aborto, de la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Acá tengo números del Ministerio de Salud Pública, hay un promedio de 10.000 abortos por año, en 10 años son 100.000 habitantes que no se los dejó nacer…Un país con una tasa de crecimiento tan negativa es un problema gravisimo. Es un crecimiento que no existe de tan magro que es”.

Pero ¿cuál es la solución? Porque sabido es que el factor económico es determinante a la hora de una familia decidir tener o no más hijos. Bruno reconoce que no tiene la solución, pero está convencido que “hay que buscar formas de incentivar…Exoneración de tributos quizás…”. Fue entonces cuando mencionó el ejemplo de España hace unos años, cuando “por cada nacimiento de un hijo se pagaba 2.000 euros”. Pero el tema es más complejo, tiene que ver también con cambios culturales. Antes era prioridad casarse y tener hijos, “hoy pesa más lo profesional, además trabajan los dos (padre y madre), han cambiado las prioridades de la sociedad, en fin…”.

Otro tema preocupante es el número cada vez menor de habitantes del campo. “Ha disminuido mucho la gente que vive en el campo, hay solo un 4%. Y ahí está también el problema de la desconexión, es decir haber perdido la cultura que esos trabajos pasaban de padres a hijos, a nietos. Hoy muchos se vienen a la ciudad y muchas veces no en las mejores condiciones (por ejemplo formando asentamientos)”. Para esta situación, “también se debería pensar en incentivos”, sostiene Bruno.

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