Entre pizarrones y escenarios, Daniela Repetto encontró la manera de darle sentido a sus dos grandes pasiones: enseñar y cantar. Desde hace 26 años es maestra de educación común y, paralelamente, ha construido un camino artístico que la llevó de escenarios infantiles en Salto a recorrer el país y la región como solista.
“Soy una mujer sensible, muy soñadora, que disfruta de las pequeñas y bellas cosas de la vida. Creo en el poder de la energía y en todo aquello que brindamos para que el Universo nos permita enriquecernos y crecer día a día”, dice con una sonrisa que se intuye en su voz.
Madre orgullosa de Giovanni, de 26 años, y Gianella, de 19, Daniela reconoce en sus padres, Juan y Stella —maestros jubilados—, la raíz de su vocación y de sus alas. “Me enseñaron a luchar por mis sueños y me dieron alas para Ser. Agradezco todos los días por la oportunidad que la vida brinda en cada instante transitado. Soy lo que amo y me acepto con mis aciertos y errores, porque sé que todo me permite seguir andando”.

Entre el aula y la música
Su vida profesional transcurre entre dos escenarios muy distintos, aunque igualmente exigentes. “En ambas profesiones existe mucha entrega, dedicación, compromiso, satisfacción y crecimiento. Son dos mundos poco compatibles desde el punto de vista del cuidado que debo tener con mi voz, pero son altamente gratificantes porque me llenan el alma. Lo que brindo vuelve duplicado, y si bien existe una gran exigencia personal, lo que recibo a cambio me hace sentir que vale la pena seguir adelante con las dos”.
La pasión por el canto comenzó en su infancia, escuchando al grupo español Parchís. “Mis padres me compraban los discos de vinilo y luego los cassettes. Yo cantaba en el fondo de mi casa y los vecinos me escuchaban y disfrutaban de mis interpretaciones”, recuerda.
A los 10 años subió a un escenario por primera vez, con el grupo Cantaniño en Salto. “Desde entonces surgió la magia y la vida me llevó de la mano hasta el día de hoy. Pasé por diferentes grupos y bandas, recorrí el país y la región, conocí gente maravillosa, hasta que comencé a hacerlo como solista hace ya 23 años. Estudié, me preparé, aprendí a cuidarme mucho para poder seguir adelante y no dañar mi voz”.

Una conexión con el público
Daniela sabe lo que busca en cada show: “Quiero tocar el alma de mi público. Abrazarlos con ese pedacito de canción que los haga recordar algo lindo, con cada estrofa que tararean, con la melodía que los hace sentirse identificados. Me encanta saber que al terminar se van a sus hogares guardando instantes vividos junto a mí”.
Y confiesa sin dudas: “Amo cantar, cada show es único, y siempre digo que el canto es mi cable al cielo. Me eleva, me hace sentir infinita en la capacidad de dar y recibir amor”.
La Nostalgia y los afectos
Este 24 de agosto, Daniela será parte de una de las noches más esperadas del año: la Noche de la Nostalgia. Primero se presentará en el Club Fénix y más tarde en el Club Tropezón, donde las entradas se agotaron días atrás. “Allí estaré compartiendo la noche junto a Leo Sosa, un gran amigo y colega. Agradezco mucho por la confianza que depositan en mi espectáculo, seguro será otra velada para guardar en el recuerdo”.
Una vida con muchos latidos
Su sensibilidad también se refleja en el amor hacia los animales. “Convivo con 8 perros y 7 gatos rescatados, soy parte de grupos de rescatistas que día a día procuramos brindar alivio a seres inocentes que muchas veces sufren maltrato y abandono. Siempre que puedo dedico mi tiempo a ellos, y aprendo de mucha gente que lo hace desde hace muchos años”.
Ese mismo compromiso lo lleva a su labor docente. “En la Escuela 120 de Tiempo Completo, en el barrio Salto Nuevo, trabajo con mis estudiantes el respeto a las mascotas, porque estoy convencida de que todos somos dignos y merecedores de habitar este mundo, siendo aceptados y queridos”.
Con voz, entrega y gratitud, Daniela Repetto sigue regalando melodías y enseñanzas. En su vida, el aula y el escenario no se contraponen: se complementan. Y ella lo resume en una certeza que la acompaña siempre: cantar es volar.