Mucho revuelo se ha planteado en relación a las manifestaciones realizadas en la capitalina plaza “Líber Seregni” y la actuación policial llevada a cabo para disolver las mismas.
En todos los casos creemos que se comete el mismo error. Se considera que tanto “los manifestantes” como “la policía” obran del mismo modo y se puede hablar en general. Es un craso error.
Hay buenos y malos, tanto en filas de los manifestantes como en filas de la policía. Hay manifestantes radicalizados, extremistas, que tienen “odio” a todo lo que sea un uniforme, tanto policial, como militar, como de cualquier otro tipo. Pero por suerte no son todos, ni siquiera la mayoría.
Entre la policía sucede exactamente lo mismo. Hay policías radicalizados que entienden que todos los manifestantes son poco menos que “delincuentes”, “pichis” o cómplices y de entrada los tratan mal y procuran que reaccionen, porque sabe que al menos gran parte de la opinión pública de estos momentos los justifica y defiende, hagan lo que hagan.
Desconocerlo es ignorar la realidad. En pocas palabras. Hay buenos y malos, gente que obra con corrección y dentro de la ley y también de la otra.
Es mas diríamos que nunca vimos una sociedad tan radicalizada y tan dividida como la de estos momentos en que es una leve minoría “centrista” que se mueve de un lado a otro y toma las grandes decisiones.
Es que nos han llevado a pensar con el corazón y no con la cabeza. A evaluar las situaciones por las excepciones y no por las enormes mayorías.
Es lo que no podemos permitir. Cuando se adoptan medidas con la cabeza caliente, se corre un alto riesgo de “errarle el bizcochazo”, como se dice.
Asumamos que no todas las manifestaciones, ni mucho menos todos los manifestantes son ignorantes, ruines y dañinos, aunque es responsabilidad de los demás manifestantes, llamarles la atención a quienes obran mal, y llegado el caso enseñarles cual es el camino correcto para manifestar una idea o una posición.
Como tampoco es correcto creer que toda la policía obra mal, basándonos en los abusos e incorrecciones que hay entre quienes cumplen esta función, pero entender por esto que toda la policía es “represora”, que lo primero que sabe hacer es dar palo, es un error. Ojo con lo que se le inculca y cómo se lo adiestra porque allí puede estar la clave.
Mas diremos, generalmente es muy diferente la situación del oficial de la policía, el que da las órdenes, de quien tiene que poner la cara y cumplir esas órdenes.
Mientras no se entienda esto, tanto de un lado o del otro, seguiremos radicalizándonos y “errándole el biscochazo”.
A.R.D.