La espera que desespera
El anuncio oficial y la justificación de la demora
La salud pública en Salto atraviesa horas de profunda conmoción y debate. Mientras las autoridades nacionales de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) confirmaron la llegada del esperado tomógrafo para finales de mes, la comunidad local aún no sale del estupor tras el fallecimiento de Jonatan “Jona” Núñez. El joven de 32 años murió denunciando falta de atención en el mismo centro de salud que hoy está en el ojo de la tormenta.
El presidente de ASSE, el doctor Álvaro Danza, se refirió el pasado viernes a la situación del equipamiento imagenológico del Hospital Regional Salto. En sus declaraciones, confirmó que el nuevo tomógrafo se inaugurará el próximo 29 de diciembre.
Danza explicó los motivos por los cuales el equipo, que según sus palabras “se recibió en Salto en diciembre del año pasado”, terminó siendo trasladado al Hospital del Cerro en Montevideo. El jerarca detalló que el búnker acondicionado en Salto para recibir el aparato sufrió un revés arquitectónico inesperado: al momento de chequear la estructura, el piso cedió, lo que impidió la instalación.
Ante este imprevisto, la administración decidió derivar el tomógrafo a la capital y construir un nuevo espacio físico en el nosocomio salteño. “El nuevo tomógrafo, con un búnker nuevo en las mejores condiciones, va a estar pronto el 29 de diciembre”, aseguró el titular de ASSE.
«No va a cambiar absolutamente nada»
Uno de los puntos más controversiales de la alocución de Danza fue su interpretación sobre los tiempos de espera. Al referirse a la postergación de la fecha original —prevista para el 19 de diciembre y ahora fijada para el 29— el médico minimizó el impacto de la demora.
“Postergarlo una semana más (…) no va a cambiar absolutamente nada las condiciones de salud de la gente”, sentenció. Para la autoridad sanitaria, lo esencial es que Salto culminará el año con el servicio operativo.
Además, Danza destacó las nuevas posibilidades de gestión que se abrirán en 2026. Explicó que, gracias al nuevo presupuesto quinquenal que regirá desde el 1 de enero, ASSE podrá cobrar la atención a usuarios de otros prestadores o extranjeros, optimizando los recursos. “Primero atendemos, después cobramos”, enfatizó como lema de su gestión.
La tragedia que contradice el discurso
Sin embargo, las palabras del presidente de ASSE resonaron con una amarga ironía días después, al conocerse el desenlace fatal de Jonatan Núñez. El joven salteño, conocido por su lucha contra un angioma de nacimiento, falleció tras sufrir una hemorragia masiva, dejando tras de sí un testimonio audiovisual que sacudió las redes sociales.
En un video que se viralizó rápidamente, Núñez relató haber pasado más de un mes intentando ser atendido en el Hospital sin éxito. Sus palabras, cargadas de impotencia, advertían que su caso “no era un caso aislado” y denunciaban una problemática sistémica que afectaba a muchos otros pacientes.
Desde el block quirúrgico y horas antes de su muerte, el joven pidió donantes de sangre y mantuvo la esperanza, pero el desenlace fue inevitable. La duda sobre si una atención temprana hubiera cambiado el destino de Jonatan quedó instalada en la opinión pública.
Reclamos políticos: De Brum y Pigurina exigen respuestas
El malestar no se limita a las redes sociales; ha escalado al ámbito legislativo. Los legisladores De Brum y Pigurina han alzado la voz ante lo que consideran una gestión deficiente del Hospital Regional Salto.
La diputada Pigurina, quien ya había denunciado situaciones de “irrespeto y desidia” por parte de la dirección del hospital en meses anteriores —citando el traslado de un paciente en coma sin las debidas garantías administrativas—, volvió a cargar contra las autoridades. Los legisladores cuestionan la narrativa oficial sobre el «piso hundido» y exigen explicaciones claras sobre por qué un equipo vital estuvo nueve meses en un corredor antes de irse a Montevideo.
Para De Brum y Pigurina, la afirmación de que «una semana no cambia nada» demuestra una desconexión total con la realidad de los pacientes que, como Núñez, cuentan cada día como una batalla por la supervivencia.
Una interrogante abierta
Por un lado, se celebra la inauguración de un búnker y por el otro, el dolor de una familia y una comunidad que despide a un joven de 32 años que murió sintiéndose abandonado por el sistema.









