En un escenario económico complejo y con una competencia creciente por parte de las grandes superficies, un grupo de carniceros de Salto decidió unirse para analizar alternativas que les permitan mantener la rentabilidad y asegurar la continuidad de la carnicería tradicional.
Hace aproximadamente un mes, unos veinte comerciantes del rubro se reunieron en el Centro Comercial e Industrial de Salto, con el objetivo de “defender a la carnicería de barrio” y buscar mecanismos para ofrecer precios más competitivos al consumidor.
“Nos agrupamos en el Centro Comercial, que nos brindó su espacio para poder reunirnos, más que nada para defender a la carnicería tradicional, a la carnicería de barrio”, explicó Sabrina Alves, veterinaria y referente del grupo. Según indicó, la intención es “unir fuerzas para bajar los costos de nuestros productos y poder brindarle al consumidor final precios acordes a la situación económica que se vive en Salto”.
Entre las ideas planteadas se encuentra la creación de un “Día del Carnicero”, inspirado en el modelo del “día de compras”, donde cada establecimiento pueda ofrecer descuentos y promociones según sus posibilidades. “Cada empresa es diferente, tiene sus gastos y su realidad, pero todos coincidimos en que necesitamos mayores beneficios para el consumidor, que es a quien nos debemos”, agregó Alves.
Reclamo por el retorno de los descuentos del BROU
Una de las principales demandas del sector es la restitución del programa Brou Recompensa, que hasta fines de mayo otorgaba beneficios a quienes compraban en carnicerías utilizando tarjetas del Banco República. “Estamos luchando junto al Centro Comercial para que vuelva el descuento del Brou Recompensa”, señaló Alves. “Hasta el 30 de mayo las carnicerías teníamos ese beneficio, pero luego se eliminó, mientras que las grandes superficies sí lo mantienen. Eso nos perjudica directamente, porque muchos clientes buscan aprovechar esos descuentos”.
Según datos compartidos por los propios comerciantes, la implementación del programa había generado un incremento significativo en las ventas. “Todos los carniceros coincidimos en que las ventas aumentaron más del 40% esos días de descuento. Hoy el consumidor busca precio, busca calidad, pero también necesita que le rinda el dinero”, sostuvo.
Una preocupación que antecede a la pandemia
La representante aclaró que la organización del sector no responde únicamente a la reciente apertura de nuevas cadenas comerciales, sino a un proceso de diálogo que lleva tiempo. “Todo el mundo piensa que nos estamos juntando porque apareció El Dorado, y no es así. Esta lucha viene desde hace más de un año, incluso antes de la pandemia, cuando ya hablábamos con otros carniceros sobre los precios, el contrabando y las dificultades para competir”.
Alves destacó que el grupo mantiene contacto con la Unión de Vendedores de Carne del Uruguay, gremial que nuclea a las carnicerías tradicionales de Montevideo, Canelones, Fray Bentos y Maldonado. “Buscamos el apoyo de ellos para lograr mejores acuerdos con proveedores y replicar ofertas nacionales que a veces vemos en los informativos, pero que acá no podemos igualar porque no tenemos acceso a los mismos beneficios”.
Desventaja frente a las grandes superficies
La diferencia de precios con las grandes cadenas comerciales es uno de los mayores desafíos para el rubro. “Por ejemplo, ahora El Dorado tiene el asado a 199 pesos, y nosotros lo compramos a 250 o 260. Es imposible competir con eso”, expresó. “Por eso necesitamos acuerdos con proveedores que nos reconozcan precios similares. Queremos que se nos cobre el mismo valor a todas las carnicerías del grupo, aunque cada una compre distintas cantidades”.
En la próxima reunión, prevista para los próximos días, los carniceros convocarán a proveedores locales para plantearles propuestas de descuentos y precios por volumen. “La idea es que si todos pagamos al contado, podamos tener un precio justo y parejo”, remarcó Alves.
Empleo y compromiso social
El sector de las carnicerías tradicionales es un importante generador de empleo en Salto. “Hay carnicerías pequeñas con dos empleados, pero también otras con cinco o diez. En mi caso somos dos carnicerías y en total 14 empleados, todos en regla, con seguro social y condiciones laborales dignas”, relató Alves. Sin embargo, advirtió que las ventas han caído entre un 20% y un 30% en el último año. “Después de la pandemia bajaron mucho las ventas, y desde el año pasado la caída ha sido muy notoria”.
Para la referente, esta situación se explica por “la falta de circulación de dinero en el departamento” y la creciente cantidad de carnicerías, aunque considera que “lo importante es competir de manera leal y unida”. En ese sentido, valoró la confianza de los clientes hacia los pequeños comercios: “La gente nos conoce, confía en nosotros y valora el trato directo y la calidad, algo que las grandes superficies no pueden ofrecer”.
Unidos para sostener la tradición
Actualmente, el grupo de carniceros mantiene reuniones cada quince o veinte días en el Centro Comercial, donde comparten ideas y delinean estrategias conjuntas. “En Salto hay más de 50 carnicerías, y queremos que se sumen. Las puertas están abiertas para todos los que deseen participar”, expresó Alves.
Pese a las dificultades, el espíritu del sector sigue siendo de resistencia y colaboración. “Estamos sobreviviendo, pero con ganas. Queremos mantener viva la carnicería de barrio y asegurar que siga siendo parte esencial de la comunidad salteña”.









